El Estímulo Fiscal al Deporte de Alto Rendimiento (EFIDEPORTE), implementado desde 2017 como una herramienta para incentivar el desarrollo deportivo en México, enfrenta su posible desaparición tras ser criticado por su falta de resultados significativos. En la propuesta de la Ley de Ingresos 2025, la administración de Claudia Sheinbaum propone la desaparición de EFIDEPORTE, debido a que los recursos canalizados a este programa no han mejorado la infraestructura ni han elevado el nivel competitivo de los atletas mexicanos. Además, señala que la baja participación del sector privado sugiere que el estímulo fiscal no es el incentivo adecuado para promover estas inversiones.
Este programa, que inicialmente prometía ser una solución para mejorar la infraestructura y el desempeño deportivo del país, terminó siendo señalado por irregularidades, desvío de recursos y falta de resultados tangibles. Las críticas apuntaron a que, en lugar de fomentar el deporte de manera equitativa, los beneficios se concentraron en proyectos sin impacto significativo.
El gobierno ha justificado la eliminación del EFIDEPORTE argumentando que los recursos destinados a este estímulo pueden ser mejor aprovechados en programas con mayor alcance e impacto social. Sin embargo, la decisión ha generado controversia, ya que el vacío que deja el programa podría afectar tanto a los atletas de alto rendimiento como al desarrollo de infraestructura deportiva. Esto plantea la interrogante de si el país está retrocediendo en su compromiso con el deporte o si se trata de un paso necesario para corregir las fallas del sistema. ¿Qué implica esta propuesta para el futuro del deporte nacional? ¡Te decimos!
Un programa con potencial, pero plagado de irregularidades…
El EFIDEPORTE se presentó como una herramienta innovadora para fortalecer el deporte en México, permitiendo que empresas privadas dedujeran hasta el 10% del ISR para financiar proyectos deportivos. Esta colaboración público-privada tenía el potencial de generar recursos significativos para atletas, instalaciones y eventos deportivos. Sin embargo, la falta de claridad en los criterios de selección de proyectos y la débil fiscalización provocaron que muchos recursos fueran mal utilizados, debilitando la confianza en el programa.
Entre los casos más polémicos se encuentran proyectos financiados que en lugar de tener un impacto social, favorecieron intereses privados, como la remodelación de canchas del Mazatlán FC, propiedad del empresario Ricardo Salinas Pliego. Incluso, hubo reportes de recursos destinados a obras que nunca se concretaron, como el caso de la pista ecuestre por la que presuntamente Banorte aportó 15 millones de pesos. Sin embargo, tal pista no existe y en su lugar hay una pequeña pista para ciclismo BMX, un cambio que no fue reportado durante la administración de Ana Gabriela Guevara, sino que, de hecho, se simuló que la obra fue terminada y entregada en septiembre de 2022, según información de Proceso. Esto reflejó la poca transparencia del programa y la ausencia de mecanismos de rendición de cuentas, problemas que minaron su credibilidad ante las empresas y la sociedad.
Además, las reglas del programa dificultaban la ejecución efectiva de los proyectos. Las empresas estaban obligadas a destinar el total de los recursos asignados, aun cuando los costos reales eran menores, lo que generaba un margen para el desvío de fondos. Estos fallos estructurales limitaron los beneficios del EFIDEPORTE, que terminó siendo percibido más como un símbolo de corrupción que como una herramienta de desarrollo deportivo.
La desaparición del EFIDEPORTE y el impacto para los atletas y la infraestructura deportiva
La desaparición del EFIDEPORTE podría tener un impacto significativo en los atletas de alto rendimiento, quienes ya enfrentan retos financieros para competir en el ámbito internacional. Este estímulo permitía a empresas financiar becas, equipos y entrenamientos para deportistas en disciplinas menos mediáticas, que ahora corren el riesgo de quedar desprotegidos. Sin el respaldo económico del sector privado, muchos atletas podrían abandonar sus carreras por falta de recursos.
Por otro lado, la infraestructura deportiva nacional también podría resentir la ausencia de este programa. Aunque el EFIDEPORTE fue criticado por financiar proyectos ineficientes, representaba una fuente de ingresos para la construcción y mejora de instalaciones deportivas. La falta de un plan alternativo claro podría resultar en un estancamiento en la creación y mantenimiento de espacios necesarios para el desarrollo del deporte en comunidades.
Este vacío no solo afecta el deporte de alto rendimiento, sino también las oportunidades de acceso para las nuevas generaciones. Una infraestructura insuficiente y mal distribuida puede limitar el desarrollo de talentos emergentes y la promoción de la actividad física, lo que a largo plazo impacta en la salud y el bienestar de la población. Esto subraya la necesidad de reestructurar las políticas de apoyo al deporte con una visión más inclusiva y eficiente.
Lecciones aprendidas y el futuro del apoyo al deporte
La eliminación del EFIDEPORTE ofrece una oportunidad para replantear cómo se estructura el apoyo al deporte en México. Más allá de corregir los errores del pasado, el gobierno tiene la responsabilidad de diseñar políticas públicas que combinen transparencia, eficiencia y un enfoque equitativo. Esto implica establecer criterios claros para la selección y monitoreo de proyectos, así como garantizar la rendición de cuentas a lo largo de su ejecución.
Una opción viable sería crear un nuevo modelo que integre la participación del sector privado bajo reglas más estrictas. Por ejemplo, mecanismos como fideicomisos deportivos podrían asegurar que los recursos se destinen exclusivamente al desarrollo de atletas, infraestructura y eventos con impacto social. De igual forma, es esencial involucrar a la sociedad civil en la supervisión de estos programas para evitar repetir los errores del pasado.
Finalmente, es crucial equilibrar el apoyo al deporte de alto rendimiento con iniciativas que promuevan la actividad física en la población general. El deporte no solo es una herramienta para el éxito en competencias internacionales, sino también un factor clave para combatir problemas como la obesidad y fomentar la cohesión social. Con una estrategia integral, México podría transformar la eliminación del EFIDEPORTE en un paso hacia un sistema más justo y sostenible.
¡México necesita políticas deportivas!
La eliminación del Efideporte pone en evidencia la necesidad de reestructurar las políticas deportivas en México. Aunque su desaparición genera preocupaciones legítimas, también abre la puerta para construir un modelo más transparente, inclusivo y enfocado en resultados concretos. El desafío radica en aprovechar esta transición para fortalecer tanto el deporte de alto rendimiento, como el acceso de la población a infraestructura y programas deportivos de calidad.
México debe aprender de los errores del pasado y trabajar hacia un sistema que combine la participación del sector privado con políticas públicas sólidas. Solo así será posible garantizar que el deporte no sea visto como un gasto, sino como una inversión estratégica en el bienestar y la proyección internacional del país.