Disney, una de las empresas de entretenimiento más icónicas del mundo, enfrenta un golpe a su reputación tras acordar el pago de 43 millones de dólares para resolver una demanda por discriminación salarial en Disney. Este caso, encabezado por LaRonda Rasmussen en 2019, expuso disparidades salariales significativas entre hombres y mujeres en roles equivalentes dentro de la compañía. La demanda reunió a más de 9,000 empleadas actuales y anteriores, destapando prácticas que perpetuaron desigualdades durante años.
El caso Rasmussen subraya cómo la brecha salarial ha persistido incluso en empresas de gran renombre que declaran tener políticas inclusivas. Para una multinacional cuyo valor de marca supera los 150 mil millones de dólares, la controversia pone en duda la autenticidad de su Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Este acuerdo no solo incluye una compensación económica, sino también compromisos de cambio interno para abordar las disparidades, generando un precedente importante en el mundo corporativo.
El caso que expuso la discriminación salarial en Disney…
La demanda colectiva contra Disney por discriminación salarial comenzó con una experiencia personal de LaRonda Rasmussen, quien descubrió que sus colegas masculinos ganaban sustancialmente más que ella, incluso aquellos con menor experiencia. Esta disparidad inicial llevó a una investigación más profunda, revelando un patrón estructural de discriminación salarial en Disney, donde las mujeres eran contratadas con salarios menores debido a sus ingresos previos en otras empresas. Esto consolidó una brecha que se amplificaba con el tiempo.
El acuerdo alcanzado por la compañía establece el pago de 43 millones de dólares para compensar a las más de 9,000 empleadas afectadas. Además, Disney deberá contratar a un economista laboral para monitorear la equidad salarial entre empleados de tiempo completo no sindicalizados en California durante tres años. Este especialista estará encargado de identificar y corregir cualquier nueva disparidad, lo que demuestra un esfuerzo por parte de la empresa para garantizar cambios tangibles en sus políticas laborales.
Sin embargo, el acuerdo no incluye la admisión de culpa por parte de Disney, lo que generó reacciones mixtas. Para muchas de las demandantes, la falta de reconocimiento explícito de responsabilidad deja un vacío en el esfuerzo por erradicar la desigualdad de género en el ámbito corporativo. No obstante, la resolución envía un mensaje claro: la discriminación salarial ya no será tolerada, incluso en empresas de renombre mundial.
Las declaraciones de las partes involucradas
Disney negó categóricamente las acusaciones, argumentando que sus políticas salariales son justas y transparentes. En un comunicado oficial, un portavoz de la compañía dijo a CNN:
“Siempre nos hemos comprometido a pagarles a nuestros empleados de manera justa y hemos demostrado ese compromiso a lo largo de este caso, y estamos contentos de haber resuelto este asunto”
Portavoz de Disney.
Disney presentó un análisis de sus políticas salariales en 2022, donde la compañía mostró que las mujeres ganaban el 99.4% del salario de los hombres, un margen pequeño que, según argumenta, no debería validar una demanda colectiva por los cargos presentados.
Por otro lado, los abogados de las demandantes señalaron que este caso refleja problemas más profundos de equidad en el sistema corporativo. Lori Andrus, representante legal de las empleadas, destacó:
“Las mujeres que presentaron esta demanda arriesgaron sus carreras para combatir a una de las empresas más grandes del mundo. Este es un paso significativo hacia la justicia”.
Lori Andrus, representante legal de las demandantes.
Estas declaraciones subrayan la valentía de las demandantes al enfrentar a una multinacional con vastos recursos legales y económicos en favor de los derechos de las mujeres y la eliminación de las desigualdades.
El caso también plantea interrogantes sobre la efectividad de las auditorías internas en detectar y corregir desigualdades. Si bien Disney implementó cambios recientes en sus políticas, las empleadas afectadas argumentan que estas medidas llegaron demasiado tarde. Este contraste entre las posturas de ambas partes refleja un desafío común en la lucha por la equidad laboral: la brecha entre la percepción corporativa y la realidad de sus empleados.
La RSE de Disney: ¿Un compromiso real o una fachada?
La discriminación salarial en Disney es solo una de las muchas controversias que han puesto en duda su RSE. A lo largo de los años, la empresa también ha enfrentado críticas por las condiciones laborales en sus parques temáticos, donde empleados han denunciado salarios bajos y falta de beneficios básicos. Además, disputas legales relacionadas con derechos de autor han planteado cuestionamientos sobre su trato hacia creativos independientes, lo que refuerza una imagen de prácticas laborales inconsistentes.
El caso Rasmussen expone la necesidad de que Disney refuerce su compromiso con los derechos humanos y la igualdad de género. Como líder global en entretenimiento, la compañía tiene un impacto cultural masivo y la responsabilidad de ser un ejemplo de equidad y justicia. Esto implica no solo corregir sus errores, sino también liderar iniciativas que aborden la brecha de género en la industria del entretenimiento y más allá.
Las grandes corporaciones tienen el poder de influir en normativas y prácticas a nivel global. Sin embargo, acciones como las emprendidas por Disney deben ir acompañadas de un monitoreo riguroso y transparencia para garantizar su eficacia. Este caso pone de relieve que la verdadera RSE no es solo un conjunto de declaraciones públicas, sino un compromiso constante con la mejora de las condiciones laborales de sus empleados.
Una oportunidad de mejora para Disney y otras empresas
El acuerdo de Disney para resolver esta demanda colectiva marca un hito en la lucha por la equidad salarial, pero también resalta las fallas sistémicas que persisten en muchas empresas globales. Aunque la compensación económica y los compromisos adquiridos son un avance, este caso recuerda que la equidad real requiere un cambio estructural y continuo en las políticas corporativas.
Para Disney, este episodio debe ser un punto de inflexión en su enfoque de la RSE. Más allá del impacto mediático, la compañía tiene la oportunidad de demostrar un liderazgo genuino en la promoción de los derechos humanos y la igualdad de género. Este caso envía un mensaje claro a la industria: la discriminación salarial no solo daña a los empleados, sino que también erosiona la credibilidad de las marcas que la permiten.