En México, aproximadamente 770 mil personas viven con parálisis cerebral, una condición que afecta a casi cuatro de cada mil niños nacidos vivos y representa el trastorno neurológico más frecuente en la infancia. Esta enfermedad afecta no solo la movilidad, sino también aspectos emocionales y sociales de quienes la padecen. Aunado a ello, las barreras para acceder a terapias avanzadas y recursos tecnológicos agravan la situación, limitando las posibilidades de los menores para alcanzar mayores niveles de autonomía.
En este contexto, la labor de organizaciones como Fundación Gigante —brazo social de Grupo Gigante y Grupo Presidente— resulta crucial, pues gracias a su colaboración con diversas organizaciones del sector privado, hoy más niñas y niños con parálisis cerebral pueden caminar y experimentar avances significativos en su rehabilitación, demostrando que la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) puede convertirse en un motor de cambio profundo, además de mejorar la calidad de vida de los menores con parálisis cerebral.
¡Niñas y niños con parálisis cerebral pueden caminar gracias a esta alianza de Fundación Gigante!
Las acciones de RSE están transformando el presente y el futuro de muchas personas que reciben la ayuda de organizaciones comprometidas con generar un impacto social positivo y trascendente. Un ejemplo destacado de esto es la colaboración entre Fundación Gigante, Santander, Fundación FUNO y Monte de Piedad, quienes realizaron un donativo para adquirir el primer exoesqueleto pediátrico de América, una herramienta revolucionaria que transforma la rehabilitación al permitir que los menores desarrollen habilidades motrices esenciales y que ahora está a disposición del los beneficiarios de la Asociación Pro Personas con Parálisis Cerebral (APAC) y los pacientes del Hospital General de México.
Este exoesqueleto pediátrico, desarrollado por Marsi Bionics, es un dispositivo robótico que replica los movimientos musculares, permitiendo que niñas, niños y adolescentes, de 8 a 12 años de edad, realicen movimientos naturales como ponerse de pie y caminar, además de ayudarles a mejorar su postura, fortalecer los músculos e, incluso, aumentar su autoestima, ya que les brinda una nueva forma de interacción con su entorno, una que muchos damos por sentada, pero que para otros es una experiencia inolvidable: caminar y ser autónomos.
El potencial del exoesqueleto no se limita al ámbito clínico, sino que también tiene el potencial de contribuir a la investigación y desarrollo de nuevos conocimientos y tecnologías en salud motriz.
Sin duda, esta alianza representa un ejemplo claro del impacto que tiene la RSE cuando está enfocada en resolver problemas específicos que afectan a los sectores más desfavorecidos, pues, como señaló Ignacio Barranqué, director comercial de Marsi Bionics, la adquisición del exoesqueleto es de suma importancia, ya que la posibilidad de personalizar las soluciones médicas permite asegurar que cada menor pueda recibir atención adaptada a sus necesidades particulares.
El impacto invisible de la parálisis cerebral
La parálisis cerebral es una condición neurológica que afecta la movilidad y la postura, con impactos profundos en la vida diaria de quienes la padecen. Sus consecuencias abarcan tanto aspectos físicos, como emocionales y sociales, entre ellos:
- Movilidad limitada: Dificultad para caminar, mantenerse en pie o realizar tareas cotidianas.
- Complicaciones secundarias: Desarrollo de deformidades óseas, pérdida de masa muscular y riesgo de úlceras por presión.
- Dolor crónico: Rigidez en extremidades que genera malestar continuo.
- Problemas de comunicación: Dificultades para hablar o interactuar con su entorno, afectando su desarrollo social.
- Dependencia prolongada: Necesidad de asistencia constante para actividades básicas.
Por todo ello, el exoesqueleto pediátrico adquirido gracias a la alianza entre Fundación Gigante y otras organizaciones, representa una solución integral que permite a los menores con este padecimiento mejorar su calidad de vida, ya que esta tecnología favorece el movimiento natural de quienes la utilizan y ayuda a prevenir complicaciones como infecciones urinarias, pérdida de densidad ósea y problemas cardiovasculares.
Asimismo, el uso de este dispositivo puede contribuir a que los infantes con parálisis cerebral adquieran independencia y tengan la posibilidad de participar en actividades cotidianas, ganar independencia y mejorar su salud emocional.
¡Transformando vidas mediante la RSE!
El impacto de la colaboración entre Fundación Gigante y sus aliados en la vida de los infantes con parálisis cerebral puede medirse no solo en cifras, sino en los momentos significativos que transforma. La llegada del exoesqueleto a México fue mucho más que un avance médico, sino que ha significado un puente hacia nuevas oportunidades para cientos de familias, entre ellas, la de Ximena Barnard, una niña cuya experiencia como primera paciente en probar el exoesqueleto ejemplifica cómo la unión de esfuerzos entre sectores puede transformar realidades.
Diagnosticada con cuadriparesia espástica, Ximena enfrentaba dificultades extremas para mantenerse en pie, pero gracias a que la alianza de Fundación Gigante y otras organizaciones del sector privado hizo posible la adquisición del exoesqueleto, esta pequeña pudo caminar por primera vez y así cumplir su sueño y el de su madre:
«Uno de mis mayores deseos era ver a mi hija caminar. Este logro es resultado del esfuerzo conjunto de quienes hicieron posible esta donación.»
Mónica Aguilar, madre de Ximena.
Más allá del beneficio inmediato, el caso de Ximena destaca cómo iniciativas de RSE como la de Fundación Gigante y sus aliados generan cambios estructurales en el sistema de atención médica. Este avance no solo impactará a los actuales pacientes de APAC y el Hospital General, sino que servirá como un modelo replicable para otras regiones y comunidades.
¡Inversiones que abren caminos y cambian futuros!
La colaboración entre Fundación Gigante y sus aliados para traer el primer exoesqueleto pediátrico a América a nuestro país es un ejemplo del poder transformador de la RSE. Iniciativas como esta no solo hacen posible que más niñas y niños con parálisis cerebral puedan caminar, sino que mejoran su salud física y emocional al elevar su calidad de vida y brindarles nuevas oportunidades de rehabilitación.
Este esfuerzo conjunto pone de manifiesto cómo la innovación tecnológica y la empatía del sector privado pueden converger para enfrentar desafíos complejos y resolverlos con éxito. Historias como esta son un recordatorio de que, con el apoyo adecuado, las barreras pueden superarse y los sueños más ambiciosos pueden hacerse realidad.