Es un indicador definido como «el área de territorio ecológicamente productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) necesaria para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una población dada con un modo de vida específico de forma indefinida».
Su objetivo fundamental consiste en evaluar el impacto ecológico de un determinado modo o forma de vida y compararlo con la biocapacidad del planeta. Consecuentemente es un indicador clave para la sustentabilidad.
La ventaja de la huella ecológica para entender la apropiación humana está en aprovechar la habiliad para hacer comparaciones. Es posible contrastar desde las emisiones al transportar un bien en particular, a la energía requerida para el producto sobre la misma escala (hectáreas).
Fuente: muy Especial P&R. pág.16