Por: Antonio Tamayo Neyra
Uno de los aspectos positivos que pueden resultar de la crisis que se viene viviendo desde el 2008, es que sirve para modificar conceptos y valores, y también con ello para reacomodar significados y concepciones sobre los que gravitan muchas de las actividades del quehacer humano.
Y una de ellos es el valor que se le ha dado a la economía, ciencia que se considera nació en el siglo XVIII, gracias a los trabajos del filósofo Adam Smith, y que mucho de su pensamiento se enmarca en el racionalismo de la llamada Ilustración de una centuria previa.
Bajo el concepto de que el ser humano actúa racionalmente sin considerar sus emociones, y el propósito final es la acumulación de riqueza, la economía se convirtió en el centro y propósito final de toda actividad humana. Constriñendo su paso por la vida a la búsqueda de la riqueza material.
De esta forma la economía ha sido el objetivo final de toda actividad, y por ende toda persona o empresa es evaluada con dicho parámetro, y pervirtiendo así acciones que son utilizados como medio; cuando debería ser al revés.
En este sentido, es posible ver que importantes empresas en al menos la última década han utilizado la filantropía y la responsabilidad social, como una máscara para ocultar sus propósitos de incrementar su riqueza lo más posible, Enron fue una de ellas, y más recientemente otras como Transocean, British Petroleum, Vedanta Resources, ExxonMobil, FoxconnElectronics, Chevron Corp, BG Group PLC, Royal Dutch Shell, Sinar Mas Group, y Magyar Aluminium.
Empresas que según la organización RepRisk, encabezan el “Ranking Anual de Empresas Controvertidas” del 2010, que elabora anualmente.
Desde aspectos de sustentabilidad hasta el soborno, todas ellas en alguna forma tenían una elevada reputación por sus aportaciones filantrópicas o acciones que manejaban dentro de lo que considera Responsabilidad Social.
Todo esto significa como antes se mencionó, la búsqueda de la riqueza por cualquier modo y a cualquier precio; ya que lo más importante es el valor económico, enfatizando este paradigma con ya más de 200 años de vigencia.
Es por lo tanto importante en estos tiempos de comenzar a reacomodar y darle a cada aspecto su sitio; reevaluar a la economía como la ciencia social que siempre ha sido, y que tiene como objetivo la búsqueda del bienestar humano. Es decir la economía es un medio y no un fin.
La verdadera Responsabilidad Social, y no la enmascarada como estas empresas mencionadas y otras más que existen en nuestro medio, junto con la Sustentabilidad, son los mecanismos para poner a las cosas en su verdadero lugar, y dejar atrás esas ideas que han impedido realmente lograr una mejor situación del ser humano en sus diferentes dimensiones, y no seguirlo considerando como un “homo economicus”, sin emociones ni valores.
Muhammad Yunus viene diciendo lo anterior desde mucho antes de la gran Crisis que se ha vivido en los pasados tres años, y que requiere ser seriamente considerado para el presente y futuro, tanto para las empresas como para la Sociedad en general.
Seguiremos platicando …
Blog: http://atamayon.blogspot.com
Antonio Rey Tamayo Neyra
Dedicado al periodismo de investigación desde 1987 especializado en temas socioeconómicos. Desde 1991 colabora en el periódico El Financiero como Coordinador Editorial y Redactor de Proyectos Especiales, además de colaborar en otros medios. Desde el 2002 involucrado en la Responsabilidad Social, escribiendo y realizando proyectos editoriales de este tema, y además documentando las actividades de las empresas (tipo caso)
También es profesor de posgrado e imparte capacitación en relacionales laborales.
Licenciado en Administración por el Instituto Tecnológico Autónomo de México; su preparación profesional posterior incluye un Diplomado en Responsabilidad Social en el Tecnológico de Monterrey, y un Curso del mismo tema en la Universidad Abierta de Cataluña. Actualmente estudia la Maestría en Sociedad de la Información y el Conocimiento en la Universidad Abierta de Cataluña.