“A menudo se argumenta que el desarrollo sustentable es incompatible con la industria extractiva de minerales —escribe el investigador canadiense Godfrey S. Nowlan, autor del texto The Earth and its People: Repairing Broken Connections—. Considerando que los bienes materiales de la sociedad moderna están fabricados en su mayor parte con productos minerales, para hacer caso de este argumento tendríamos que volver a la Edad de Piedra».
El maestro de ciencias y coordinador del programa Campus Sustentable del Tecnológico de Monterrey, Omar Rojas, expresa por su parte que cualquier actividad humana, ya sea construir una vivienda o sembrar áreas agrícolas para satisfacer la demanda de alimentos, genera forzosamente impactos al medio ambiente. Lo importante es el equilibrio: sopesar los pros y contras de la actividad en un ámbito sustentable.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) divide a la industria minero metalúrgica en cuatro grupos: metales preciosos (oro, plata); metales industriales no ferrosos (cobre, plomo); metales y minerales siderúrgicos (destinados principalmente a la producción de acero) y minerales no metálicos (yeso y petróleo).
«Los procesos de la minería incluyen extracción, producción, transformación, comercio y desecho —comenta el académico—. Un impacto negativo es, por ejemplo, que se tengan que usar explosivos para llegar a las vetas. Un impacto positivo es que se están generando empleos e impulsando la economía del país.»
Ecología versus producción
Uno de los retos que enfrenta el mundo es la disponibilidad de los recursos. Con una creciente población que demanda cada vez mayores insumos, las industrias deben explotar o hacer uso del ambiente para satisfacer, entre otras, la demanda de alimento y energía. Atender las necesidades sociales al tiempo que se protege el medio ambiente es uno de los más grandes desafíos de este siglo. Entre las soluciones se encuentra el use de nuevas tecnologías para eficientar al máxima los procesos productivos. En el caso de la minería, un ejemplo es el uso de biotecnologías. De acuerdo con Jeremy P. Richards, académico de la Universidad de Alberta, en Canadá, la liberación de aguas tóxicas es uno de los impactos más negativos y más comunes de la minería. En el mundo hay países muy avanzados en este sentido, como Chile o Bolivia, que han comenzado a trabajar con biotecnologías, usando bacterias que, mezcladas con otros líquidos, deshacen el material ígneo y separan la rota del mineral. Los inconvenientes de esta alternativa ambiental es que las bacterias deben cultivarse en condiciones especiales, y el proceso resulta más lento, lo que ocasiona pérdidas económicas.
Manifiesto ambiental
Como una forma de proteger al medio ambiente y asegurar el desarrollo sustentable, la Secretarla de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) estableció un instrumento denominado Manifestación de impacto ambiental, a través del cual se realizan una serie de procesos de evaluación para analizar las repercusiones de proyectos potencialmente dañinos y determinar su viabilidad.
Los impactos en una región a veces son atribuidos a la construcción de algo, una mina, una carretera, una presa —aclara Rojas—. Y entonces dicen: estas actividades vinieron a detonar estos problemas, cuando hay procesos naturales o sociales que de todas maneras habrían generado.
La Manifestación de impacto ambiental aborda el ahora, el antes y el después de un proyecto. Acorde con los elementos que definen al desarrollo sustentable, requiere una caracterización de la zona, conocer el ámbito ambiental, el tipo de plantas que existen, el tipo de animales, las características geológicas, el clima, las cuestiones de agua. También contempla una caracterización social: cuantas poblaciones viven en esta sección, a que se dedican, como se mantienen. Y, por supuesto, el impulso económico que representa el proyecto para la región.
Cavando hacia el futuro
De acuerdo con la consultora Global Mining Corporation, organización norteamericana dedicada al estudio estratégico de la actividad minera, la industria enfrenta en la actualidad serios desafíos entre los cuales destacan la recesión económica mundial, la reducción de créditos para el desarrollo minero y la pobre reputación de esta industria, vista por la población como una actividad «sucia» y dañina. Para superar estos obstáculos, los especialistas de Global Mining recomiendan considerar el cumplimiento de las necesidades que plantea el desarrollo sustentable como un valor y no como un obstáculo; adecuarse más rápidamente al desarrollo e implementación de nuevas tecnologías; obedecer la legislación local y colaborar con las autoridades en el desarrollo de una cultura minera.
“Tenemos que diversificar las maneras en que se están extrayendo los minerales –comenta Rojas-. Debemos plantear políticas muy estrictas en cuestiones de cuidado de las personas, pero recodar también que la industria minera en México trae dividendos muy importantes en la economía”.
Minimizar el consumo y ser más eficientes en el uso de los recursos, obtener los mismo resultados, pero utilizando menos energía, menos agua, menos tiempo, son algunas de las recomendaciones que el académico propone para que la extracción continúe de forma sustentable. “Nuestra economía está ligada a la minería y eso nos tiene que hacer responsables del recurso minero”
Otro de los desafíos se encuentra relacionado con la normatividad y el cumplimiento de las leyes ambientales. Aparte de la Manifestación de Impacto Ambiental, otras herramientas desarrolladas por el gobierno son las licencias ambientales únicas y el programa Industria Limpia. Para que estos programas funcionen es necesario dar estímulos y fomentar a las industrias que están cumpliendo cabalmente con la legislación, y establecer políticas y sanciones muy claras para persuadir a otras industrias que violen la ley.
“El gran reto es la normatividad y la impartición de justicia –concluye Rojas-. A medida que logremos implementar mejores formas de control, y logremos que las leyes verdaderamente se cumplan, nuestro país podrá contar con una minería ambientalmente amigable, socialmente responsable y económicamente viable.
Fuente: Equilibrio
Reportero: Ernesto Murguía.
Publicada: Abril 2011.