La investigación, dirigida por David Battisti, asegura que la única manera de enfrentarse al problema sería la de que los agricultores y ganaderos adapten sus cultivos y animales con especies más resistentes al calor, además de nuevos sistemas de riego más eficientes. De otra manera, afirman, la «mitad de la población mundial tendría problemas serios para alimentarse a final de siglo».
Battisti y sus colaboradores han considerado las implicaciones en la agricultura y la ganadería de los resultados de 23 modelos climáticos que contribuyeron a la IV Evaluación del Panel Intergubernamental Sobre Cambio Climático (IPCC) de 2007, sobre las temperaturas proyectadas para 2050 y 2090 durante el verano.
Llegan a la conclusión, con una probabilidad mayor del 90%, de que a finales de este siglo las temperaturas en las épocas de cultivo en los trópicos y subtrópicos excederán las temperaturas estacionales más extremas registradas entre 1900 y el 2006. «En las regiones templadas, las temporadas más calurosas de las que se tiene registro serán la norma en varias regiones», afirman los autores.
Ola de calor
La investigación ha considerado tres ejemplos recientes de calor estacional extremo que provocaron graves problemas agrícolas y su comercialización. En primer lugar, el verano de 2003 en Francia, que afectó a la producción de alimentos y causó más de 52.000 víctimas en Europa Occidental.
El segundo caso ocurrió en el verano de 1972 en Ucrania, ex Unión Soviética, cuando las condiciones de calor y sequía provocaron una importante subida del precio del trigo. El tercer caso estudiado es la sequía en el Sahel, que ha durado décadas, cuando la escasez de agua y el estrés del calor provocaron que la productividad de los cultivos y del ganado se desplomaran.
Su análisis para el futuro, «según vayan sucediéndose estaciones de cultivo más calurosas y con mayor frecuencia», plantea que el estrés sobre la ganadería y los cultivos «se convertirá en un fenómeno global». Con la finalidad de contrarrestar las épocas de vacas flacas de unas regiones con los excedentes alimentarios de otras zonas menos castigadas por el cambio climático, «necesitaremos variedades de cultivos tolerantes al calor y la sequía, así como diversos sistemas de irrigación más eficientes que los actuales», señalan los autores.
La afección más intensa sobre las cosechas y el ganado se producirá en las regiones tropicales y subtropicales. Este cinturón ecuatorial, situado entre las latitudes 35º Norte y 35º Sur, es precisamente la más pobre y con mayor crecimiento demográfico, señala Science.
«Esta es una más de las razones de peso para invertir en adaptación al cambio climático. Se tardará décadas en lograr nuevas variedades de semillas para cultivos adaptados a las nuevas condiciones climáticas. Y es preciso comenzar cuanto antes», concluye Battisti, profesor de Ciencias Atmosféricas de la Universidad del Estado de Washington. La investigadora de la Universidad de Stanford, Rosamond Naylor, coautora del informe, dirige el programa de seguridad alimentaria frente al calentamiento global.
Tres ejemplos aleccionadores
La experiencia puede enseñar mucho sobre qué ocurrirá si el planeta se calienta entre 2,5ºC y 6,5ºC para finales de este siglo, según los escenarios que maneja el IPCC.
El verano de 1972 fue fulminante para los cultivos cerealistas de Ucrania, entonces la despensa de la Unión Soviética. La ola de calor de aquel verano provocó una caída drástica de la producción de trigo que colapsó el mercado cerealista mundial durante dos años.
La ola de calor de 2003 en Francia e Italia, además de provocar la muerte de decenas de miles de personas que no pudieron soportar las altas temperaturas durante tantos días seguidos, dejó a la mitad las producciones de trigo y forraje de Italia y Francia. La sequía que ha afectado al Sahel las últimas tres décadas despertó al mundo con las imágenes del hambre y la desnutrición de millones de personas, gran parte de ellas niños. Los refugiados climáticos nacieron en ésta décadas bajo esas extremas condiciones.
Los expertos que analizan las consecuencias del cambio climático en la alimentación mundial, aseguran que las temperaturas que se esperan en los países tropicales recortarán las producciones de trigo y arroz entre un 20% y un 40%.
Más de 3.000 millones de personas viven en la franja ecuatorial más afectada por el fenómeno y se espera que su población se duplique para 2100. «Serán cientos de millones de personas las que buscarán alimento en otros lugares diferentes de donde hoy lo consiguen», alerta Battisti en su análisis.
Fuente: INFO 7