Un fenómeno complejo y global
La migración es un fenómeno complejo y global que ha existido desde siempre en todas las latitudes del mundo. En México, de manera particular, se ha dado un fenómeno de “estallido migratorio” en las últimas décadas, así lo apunta la doctora Patricia de los Ríos Lozano, coordinadora del Programa de Asuntos Migratorios (PRAMI) de la Universidad Iberoamericana, al señalar que en los últimos 25 años, cerca de 12 millones de mexicanos migraron a Estados Unidos, lo cual tiene consecuencias tanto buenas como malas, de gran relevancia, para el país.
Advierte la especialista que el caso de Estados Unidos como país de destino para los migrantes es único en el mundo: una ola migratoria de gran escala ha arribado a este país en busca de mejores oportunidades de trabajo y de una calidad de vida mucho más digna que la que tienen en sus países de origen. Basta con acudir de nuevo a los números para darnos una idea de la magnitud de este fenómeno: en el mundo, más de 200 millones de personas viven fuera del lugar donde nacieron; dentro de esta cifra, uno de cada cinco se fue a Estados Unidos.
La problemática de México es distinta a la de Estados Unidos pero no por ello menos complicada. Nuestro país ha sido, tradicionalmente, un país de refugio: el asilado político o el exiliado han tenido una recepción importante en México; sin embargo, las leyes migratorias mexicanas son muy restrictivas. Hay gente que se queja de lo que pasa en Arizona, por ejemplo, pero la mayoría desconoce que es extremadamente difícil hacerse mexicano y los migrantes que no tienen ni dinero ni educación lo pasan muy mal.
La doctora De los Ríos Lozano señala que uno de los principales problemas de México radica en que es un nudo migratorio, un país que expulsa migrantes masivamente, pero también un país de tránsito y de destino. La mayoría de los centroamericanos, sudamericanos e incluso de otras latitudes quieren entrar a México para llegar a Estados Unidos. Pasan miles de personas por nuestra nación y son sometidas, en su tránsito, a graves violaciones de todo tipo, incluso a la tortura y al asesinato, por eso la problemática migratoria en México cobra una gran importancia.
Como lugar de destino, nuestro país tiene muy poco arribo de migrantes: la proporción de extranjeros que vive en México es pequeñísima; recientemente ha llegado, apenas, al uno por ciento de la población, sin embargo, es muy importante cualitativamente, porque estos grupos migratorios han tenido una gran importancia en la industria, la cultura y la economía. El grupo más grande de extranjeros en México está constituido por estadounidenses; según los datos de ambos gobiernos, en 2010 las cifras fluctuaban entre 350,000 y 600,000 estadounidenses radicados en México.
La labor social de la Ibero a favor de los migrantes
La coordinadora del Programa de Asuntos Migratorios de la Universidad Iberoamericana explica:
El PRAMI se creó en 2005 a fin de atender un fenómeno prioritario para la Compañía de Jesús. Su función es fomentar la investigación y la docencia, sensibilizar a la comunidad y estrechar relaciones con grupos y organizaciones de la sociedad civil, así como con académicos e instituciones gubernamentales que se ocupan del tema.
Para lograr este propósito se llevan a cabo dos actividades internacionales al año en colaboración con otros departamentos de la Ibero. En materia de docencia se imparten cursos sobre migración y se cultiva una relación muy cercana con el área de reflexión universitaria, que cubre a todos los alumnos de la Ibero.
Este programa también trabaja muy de cerca con el resto de los departamentos para fomentar que el tema de la migración se incluya en los programas académicos.
El PRAMI realiza, además, presentaciones de libros, exposiciones fotográficas, colaboraciones en publicaciones periódicas, etcétera. En 2009, conjuntamente con la estación de radio Ibero 90.9, se realizó una “Semana de migración” donde, simbólicamente, se levantó un muro como el que hay en la frontera. Este ejercicio fue acompañado por una instalación sonora gracias a la cual los alumnos podían ser testigos de qué es lo que escucha un migrante cuando está a punto de cruzar la frontera con Estados Unidos. Estas actividades concluyeron con el VI Congreso Internacional Migración e Instituciones Sociales.
Sensibilización de los estudiantes
El Programa de Servicio Social Universitario de la Ibero también participa de una manera muy activa en el apoyo a los migrantes. Así lo manifiesta el maestro Raúl López Aranzábal, coordinador de este programa, quien asegura que esta preocupación social es inherente a la Compañía de Jesús. Y explica en qué consiste: La primera acción que se llevó a cabo por parte del Servicio Social de la Ibero, fue enviar estudiantes a diferentes ciudades de Estados Unidos, concretamente a Nueva York, Chicago y Washington. Se inició el proceso de intercambio con esas tres ciudades y la vinculación con organizaciones no gubernamentales allá, con la intención de que éstas recibieran a los alumnos y les ayudaran en su servicio social con los migrantes, sin hacer ninguna distinción de nacionalidades: los estudiantes atienden a mexicanos lo mismo que a centro y sudamericanos.
Después de estas experiencias se llegó a la conclusión de que el problema de la migración no solamente está en el norte, sino que también existe en nuestro territorio, en la frontera sur, por lo cual se inició la búsqueda de centros y asociaciones en el sur del país: en Tapachula y Comitán, entre otras poblaciones y ciudades, para estrechar vínculos con organizaciones civiles de esas regiones.
Hace dos años, estudiantes de la Ibero tuvieron la experiencia de llegar hasta Guatemala, y este año existen dos proyectos concretos en ese país con una casa de migrantes. Los alumnos de la carrera de Comunicación, que fueron en 2010, realizaron un video sobre el trayecto de los migrantes guatemaltecos, con una orientación específica en la defensa de los derechos humanos.
Desde la propuesta y el modelo de Servicio Social de la Universidad Iberoamericana, el estudiante se vincula con la problemática migratoria por medio de una institución en un proyecto concreto, y colabora mediante la aplicación de los conocimientos de su profesión. Los alumnos no están solos, siempre hay un profesor que los acompaña, y juntos hacen una reflexión académica, con artículos, sesiones dinámicas, ensayos, lecturas, etcétera.
Para sensibilizar al estudiante sobre el tema de la migración se le relaciona con el proyecto y se le deja participar dentro de una organización. Este es un proceso clave, ya que el alumno, al entrar en contacto directo con los migrantes, experimenta la parte sensible de ponerle rostro y voz a cada uno de ellos. Además deja de ser solamente un espectador para convertirse en parte del proyecto porque aporta algo al colaborar desde la disciplina que está estudiando en la Ibero.
Problemas personales y sociales que genera la migración
Después de hacer varias investigaciones y de viajar a distintas ciudades de Estados Unidos, la maestra Alma Polo, académica del Departamento de Psicología de la Ibero, observó que había mucha necesidad de apoyo psicológico en los migrantes. Uno de los principales problemas es que las oportunidades que tienen para acceder a servicios de salud son casi nulas, ya que no tienen documentos; dentro de este panorama, tener acceso a servicios de salud mental y psicológica es prácticamente imposible.
La maestra explica: Hay muchos problemas que se generan en la persona a partir de la migración: la desintegración familiar, la soledad, el duelo por lo que se abandonó, la depresión y el abuso de sustancias tóxicas, entre otros. El índice de suicidios es bastante alto. Si las grandes urbes, como Nueva York y Chicago, son difíciles de vivir para cualquiera, como indocumentado las cosas son mucho peores, más si se toma en cuenta que la mayoría de los migrantes provienen de pueblos muy pequeños: personas que no hablan inglés y, con frecuencia, ni siquiera español.
En el Departamento de Psicología de la Ibero existe un programa de prácticas profesionales, durante toda la carrera, para tratar de ayudar en la problemática migrante; se decidió combinar las prácticas profesionales con la intervención, y un grupo piloto de esta carrera, que estuvo en Nueva York, hizo su práctica y el servicio social allá, además de cursar materias de su licenciatura, ya sea en línea o directamente en Estados Unidos, en la Universidad de Fordham, que pertenece a la comunidad Jesuita. El proyecto tuvo muy buenos resultados y, con el tiempo, se enviaron más alumnos y se ha ido modificando, mejorando y consolidando.
Desde el Departamento de Psicología, los alumnos de la Ibero han trabajado en varias instituciones: en la Asociación Tepeyac, con el consulado mexicano, con proyectos de plazas comunitarias que realizan la tarea de la educación para los adultos, entre otras muchas actividades. Los estudiantes se llevan una gran experiencia al conocer la situación de la migración: es su primera experiencia profesional real porque están allá solos (relativamente, porque siempre tienen supervisión) y ven cómo todo lo que han aprendido en la carrera lo pueden aplicar en beneficio de la población migrante.
Todos somos migrantes en potencia
Mirella Boyselle, asistente del PRAMI, fue una de las alumnas de Psicología que hicieron sus prácticas en Nueva York. Al relatar su experiencia personal en Estados Unidos, comenta que antes tenía la visión de la mayoría de la gente: creer que los migrantes son sólo personas que se van a Estados Unidos a trabajar y punto, como si sólo existiera una fotografía muy fija sobre ellos en los campos o en los restaurantes y cosas por el estilo.
La hoy investigadora de la Ibero da cuenta de cómo le impresionó ver a México en términos culturales, y cómo el sentido de comunidad de los mexicanos es muy distinto al de muchas otras culturas, sobre todo en ciudades como Nueva York, ya que, allá, se genera un sentimiento muy nacionalista cuando se trabaja con migrantes y se hacen evidentes los grandes estigmas sociales; al mexicano se le califica como un hombre flojo, a pesar de que el trabajo que realiza es terriblemente desgastante, de muchas horas y además muy mal pagado.
Mirella Boyselle recuerda las palabras del Padre Alejandro Solalinde, quien hace aproximadamente diez años ya aconsejaba que se tuviera cuidado con el trato que se les daba a los migrantes en nuestro país, porque así se nos iba a tratar también a nosotros. Esto lo dijo cuando empezaron los secuestros con indocumentados centroamericanos de paso y él advirtió que, si no se frenaba este fenómeno a tiempo, esto se podía trasladar al resto de la sociedad, y fue exactamente lo que ocurrió.
La asistente del PRAMI pide a la sociedad mexicana que se sensibilice ante la problemática de la migración y recuerda que todos somos migrantes en potencia, pues todos podemos emigrar en algún momento y todos tenemos cierto deseo de hacerlo, porque ese deseo va más allá de la mejora económica: implica la aventura, reafirmar tu identidad, conocer culturas diferentes, etcétera.
El Servicio Jesuita a Migrantes
El SJM (Servicio Jesuita a Migrantes) es una red en construcción que incluye todos los trabajos de investigación, docencia, incidencia, acción social, pastoral y de asistencia humanitaria que desarrollan las obras de la Compañía de Jesús en materia migratoria. Donde se encuentra más desarrollada es en América pero se está estructurando también en Europa, África y Asia, explica el Padre Rafael Moreno, S. J., coordinador del Servicio Jesuita a Migrantes de América Latina y el Caribe.
En nuestro país existe el SJM-México, que es una institución de los jesuitas especializada en migración, dedicada sobre todo a la capacitación de agentes de pastoral que acompañan directamente a los migrantes y a las mujeres mexicanas, cabezas de familia, cuyos esposos han emigrado hacia Estados Unidos. Esta institución también acompaña a los migrantes, sobre todo centroamericanos, que pasan por el sureste mexicano. Se cuenta con centros de servicio en el Distrito Federal; en Comitán, Chiapas, y en Acayucan y Tierra Blanca, Veracruz.
También está activa la red de Servicio Jesuita a Migrantes Provincia Mexicana, que abarca a los investigadores y académicos del Sistema Universitario Jesuita, algunas parroquias, centros sociales y comisiones y organismos de derechos humanos.
El Padre Rafael Moreno, S. J. señala que la Compañía de Jesús siempre ha tenido una preocupación fundamental en torno a la migración. En cuanto a personas en situación de refugio, los jesuitas tienen más de 25 años atendiéndolos desde el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR). Como tal, el SJR, en América Latina, ha acompañando a los desplazados y refugiados colombianos, haitianos, salvadoreños y guatemaltecos.
Pero con respecto a los migrantes, fue hasta el año 2003 que el Padre Peter-Hans Kolvenbach, entonces Prepósito General de la Compañía de Jesús (1983-2008), estableció la atención a los migrantes como una de las prioridades de todos los jesuitas.
Añade el coordinador del Servicio Jesuita a Migrantes de América Latina y el Caribe que los refugiados, desplazados y migrantes son, actualmente, las personas más vulnerables que existen en el mundo. Por ello, la Compañía de Jesús considera que la migración es una realidad cada vez más compleja y global frente a la cual hay que responder de la manera más integral posible.
La sociedad mexicana es sensible a toda la discriminación que padecen los indocumentados en Estados Unidos, pero existe una gran falta de solidaridad con las graves violaciones a los derechos humanos que se comenten en México contra los migrantes de otros países. Sin duda alguna —advierte el padre jesuita—, de toda América Latina, la ruta de los migrantes por el territorio mexicano es la más peligrosa y, de hecho, una de las más riesgosas del mundo.
Concluye: Ya no se puede justificar la inconsciencia ante esta problemática, sobre todo después que ha pasado de la invisibilidad a la evidencia escandalosa, cuando han apareciendo tantos cadáveres de migrantes extranjeros y mexicanos localizados en narcofosas. No se puede permanecer indiferente ante tanto padecimiento, después de tantos secuestrados y mutilados por parte del crimen organizado y, sobre todo, después de saber que hay funcionarios públicos coludidos en estos graves delitos contra la humanidad.
Fuente: Ibero, p. 18-21.
Por: Arturo Sánchez Meyer.
Publicada: Junio-julio 2011.