Son corporativos mexicanos, tanto hoteleros como parques recreativos, perfumerías, refresqueras y distribuidoras automotrices los que están marcando la pauta en el desarrollo sustentable en el Caribe mexicano, con el auspicio de entidades gubernamentales como la Profepa, el respaldo de organizaciones no gubernamentales como MARTI y WWF y la mirada vigilante de entidades jurídicas como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental —CEMDA- y otras más combativas como Citymar y Greenpeace.
Firmas como Sunset Resorts, Xperiencias Xcaret, Palace Resorts, Bepensa, Am Resort, Original Resorts, Krystal, Sandos Hotel, Ultrafemme, ASUR y hasta una distribuidora de automóviles, Ford, son las que, inmersas en un profundo proceso de capacitación laboral, separación y supervisión del destino final de residuos y el uso de energías alteras, están demostrando que, conforme avanzan en el camino del desarrollo sustentable, se confirma la frase acuñada hace más de una década por el ingeniero Marcos Constandse, Consejero Ejecutivo de Xcaret: «Para conservar el negocio, el negocio consiste en conservar». Aunque también debe destacarse que hay un corporativo el Maya Koba, ejemplo del desarrollo sustentable.
Tanto por conveniencia como por conciencia, los últimos años y meses se ha registrado una ola de filosofía ambiental que permea paulatinamente en el conglomerado de los negocios en el Caribe Mexicano, que están en proceso de consolidarse como, ejemplo en materia de acciones ambientales.
Ya no se trata solamente de proteger a las tortugas o a los cangrejos, sino de instalar plantas desaladoras, turbinas eólicas, biodigestores, celdas solares, focos ahorradores, sistemas inteligentes en las habitaciones para disminuir el uso del aire acondicionado, separar basura, impulsar reciclatones y utilizar productos biodegradables, acciones que forman parte del nuevo lenguaje ambiental que se está extendiendo en el negocio turístico hotelero del Caribe Mexicano.
Se hace evidente tanto la proliferación de plantas desaladoras para satisfacer las necesidades de los hoteles de los campos de golf en hoteles como Hacienda Tres Ríos, Mandarín Oriental Riviera Maya, Grand Velas, como la presencia creciente de turbinas eólicas y celdas solares, así como el surgimiento en las empresas de áreas ejecutivas con abogados, biólogos y consultores especializados en el tema ambiental.
El caso de Palace Resorts es destacable. Este corporativo, que cuenta con 8 mil empleados en Quintana Roo, otorga desde hace años servicios de guardería a sus empleadas como parte de su enfoque de desarrollo sustentable. Pero en el plano ambiental, organiza cada año un maratón de reciclaje interno mediante el cual recolecta toneladas de plástico y vidrio. Incluso, dentro de su Centro de Distribución —CEDIS- opera una trituradora de vidrio construida por su propio personal, en la cual procesan al año toneladas de vidrio que son recolectadas tanto a nivel interno como en otros hoteles y que son vendidas a Vitro, empresa regiomontana. Los colaboradores no solamente recolectan plástico y vidrio dentro de los hoteles, sino que lo hacen incluso en las zonas donde viven.
De hecho, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) le ha entregado certificados de Calidad Ambiental Turística a cuatro de los hoteles del corporativo de los Palace, el más grande del Caribe mexicano. Al igual que en otras empresas, aquí funciona un área ejecutiva ambiental. La bióloga Ana Isabel Erosa Solana está inmersa en el proceso para obtener la certificación que suele tardar años, por todo lo que implica en ahorro de agua, separación de residuos, cultivo de flora, protección a la fauna y medición de emisiones a la atmosfera.
Ella lo tiene claro, al igual que su área de ventas corporativa: «los turistas buscan hoteles que sean sustentables ambientalmente».
Palace Resorts aplica más de 52 acciones ambientales, que también han sido reconocidas por Earthchekc, Golf Enviromental Organization (GEO) y la Iniciativa para la Protección del Arrecife Mesoamericano (MARTI), por su probado desempeño ambiental.
Un caso similar es el de los tres mil empleados del Grupo Xperiencias Xcaret, inmersos en una intensa cultura ambiental y de desarrollo sustentable que alcanza a una población entera como es Chemuyil. Xperiencias Xcaret recibe casi 2 millones de visitantes, testigos de cómo una empresa mexicana se ha convertido en ejemplo de sustentabilidad no sólo ambiental sino social.
Por su parte, el hotel Dreams Cancún registra la distinción de haber sido el primero en la zona hotelera en ser auditado por la Profepa el año pasado y en recibir el Certificado de Calidad Ambiental Turística. Dreams Cancún pertenece al corporativo Am Resorts que en conjunto aglutina a casi 10 mil empleados en el Caribe Mexicano.
Una compañía que ha llamado la atención es la implementada por las perfumerías Ultrafemme, de Grupo Ultrafemme, empresa certificada como Empresa Socialmente Responsable, que otorga premios a su clientela cuando regresan los envases vacios de perfumes, con la finalidad de reciclarlos. «En Ultrafemme, reciclar te hace más bella» ha generado más de 4 toneladas de vidrio, a decir de Guillermo Flores, coordinador de Venta y de Patricia Aranguibel, de mercadeo de ventas de la empresa.
El caso de la Ford también destaca porque pertenece a una de las ramas industriales más contaminantes del mundo, por lo que José Antonio Ménendez Moguer, gerente de la sucursal, se siente más orgulloso. De hecho, es la única empresa automotriz en el Estado que cuenta con un certificado ambiental otorgado por la Profepa, tras un proceso que le llevó, más de cinco años, asesorada por la consultora Asesoría Técnica y Gestoría Ambiental.
Bepensa Bebidas, fabricante de la coca cola, generadora de millones de envases de plástico y vidrio que terminan en la basura, trata de compensar esa impresionante contaminación mediante acciones ambientales internas, certificadas también por la Profepa, con el certificado de Empresa Limpia, que le da respaldo a sus procesos de calidad ambiental, en el cual están inmersos igualmente los trabajadores. Esta empresa es una importante consumidora de agua en sus procesos industriales, por lo que la recicla, la vuelve a utilizar y después nuevamente es tratada para ser vertida finalmente al manto freático, libre de contaminantes. Actualmente están en proceso para incorporar sistemas de captación de energía solar, hidráulica y eólica.
El caso del hotel Hacienda Tres Ríos ha traspasado fronteras porque se ha convertido en un ejemplo internacional de la protección al mangle; concebido desde el diseño para permitir el flujo natural de las corrientes de agua y el crecimiento del mangle, este hotel ha recibido múltiples reconocimientos nacionales e internacionales.
Incluso la Cámara Nacional de La Industria Restaurantera y la Asociación de Hoteles firmaron un convenio para vender aceite comestible usado a REOIL, una empresa que invirtió 200 mil dólares en montar una distribuidora que se encargará de acopiarlo, limpiarlo de impurezas y enviarlo en toneladas a Europa para convertirlo en biodiesel.
Ola ambiental imparable
A nivel internacional, apenas dos décadas atrás el concepto de desarrollo sustentable comenzó a permear; desde entonces, ha crecido como una ola imparable impulsada por el deterioro climático. Sería una simpleza resumir que en el Caribe mexicano estamos en pañales en materia de desarrollo sustentable si nos comparamos con destinos turísticos europeos o centroamericanos, porque los parámetros apenas están siendo definidos por organizaciones como la Organización Mundial del Turismo —OMT-. En el Caribe mexicano se aprendió que la destrucción del mangle y la construcción sobre las dunas son ejemplo de lo que no debería haberse hecho, pero estas experiencias han inducido en los últimos años diseños de proyectos turísticos hoteleros que se han convertido en ejemplos ambientales a nivel internacional.
Tanto en Cancún como en la Riviera Maya, Cozumel e Isla Mujeres hasta Tulum, las instalaciones hoteleras, en términos generales, están cumpliendo con la normatividad; es decir, con las especificaciones como las de ahorro de energía, descargas de agua, capacitación, manejo higiénico de alimentos, entre otras acciones que son sujetas a procesos de certificación en busca de distintivos verdes.
En opinión de consultores ambientales y autoridades, las empresas tienen que ser cuidadosas al momento de elegir los certificadores ambientales, porque el tema verde ha abierto las puertas al greenwashing (un término para acuñar la simulación ambiental), así como a certificadores y organizaciones emergentes que otorgan reconocimientos que carecen de respaldo técnico y científico.
Para comenzar, ¿quién certifica a los certificadores? Durante los últimos años, en el Caribe mexicano junto con la euforia por los distintivos verdes se han incrustado arribistas y oportunistas que entregan certificados o reconocimientos, aprovechando que se desconoce con precisión quien certifica a los certificadores. Existe un Consejo de Sostenibilidad Turística —promovido por Rainforest Alliance, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambi¬ente (PNUMA), la Fundación de las Naciones Unidas y la Organización Mundial del Turismo (OMT)-, que «certifica a los certificadores» y se asegura que cumplan con las normas definidas internacionalmente, al igual que una Entidad Mexicana de Acreditaciones —EMA¬, que acredita a los auditores ambientales en base a una ISO 14001 Medio ambiente, Norma internacional que define un proceso para controlar y mejorar el rendimiento medioambiental de una organización implementada en 1996.
De acuerdo a Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA), las empresas se pueden inscribir en forma voluntaria al Programa Nacional de Auditoría Ambiental (PNAA), para que sean examinadas, sus operaciones, en cuanto a la contaminación y el riesgo que generan, con el objeto de definir las medidas preventivas y correctivas para proteger el medio ambiente.
En este sentido, la Profepa ha entregado Certificado de Calidad Ambiental Turística a casi 20 hoteles en el Estado. Todavía faltan, pero se va en el camino correcto, además de que el mercado está marcando el rumbo. Es de esperar que los empresarios turístico hoteleros estén conscientes de que el turismo del futuro —que es cada vez más del presente- es el de de naturaleza o denominado eco turismo.
Fuente: Caribe Inversión, p. 6-9.
Por: Alberto Barrios.
Publicada: agosto-septiembre de 2011.