A sus 73 años, el ex banquero Antonio del Valle Ruiz, fundador de Bancrecer, Banco Bital (hoy HSBC) y, hace casi tres décadas, de Mexichem y Grupo Empresarial Kaluz, reconoce que el mejor consejo que puede dar, de empresario a emprendedor, es que una «empresa que no deja, se deja».
Así lo compartió a un grupo de emprendedores en el marco del foro EO World Collaborative Summit, convocado por Entrepreneurs Organization (EO), capítulo México.
De dejar empresas y hacer nuevas negocios el empresario sabe mucho:
En 1974 se salió del negocio textil, cuando los sindicatos y la competencia china amenazaban a los productores locales; en los ochenta, con la nacionalización de la banca, perdió Bancrecer y con su indeminización compró Química Pennwalt y Polímeros de México, hoy llamada Mexichem, y luego, en 2002, vendió su participación del banco Bital, que él mismo fundó, para fortalecer las actividades de su empresa química.
En las últimas 3 décadas, Antonio del Valle logró llevar a Mexichem de ser una empresa de apenas un centenar de empleados, a un conglomerado con más de 10 mil trabajadores en el mundo.
Su ventas superan los 3 mil millones de dólares anuales y la firma tiene una participación líder en la producción de tubería de pvc, fluorita, sosa, cloro y fosfatos útiles para la industria de la construcción y tiene en puertas una asociación con la paraestatal más importante del País, Pemex.
«La clave es una mezcla entre prudencia y agresividad al momento de hacer negocios, y saber encontrar a la gente que sea apasionada y que comparta con uno un sueño», aseguró el presidente honorario vitalicio de Mexichem ante emprendedores.
Hace 2 años Mexichem alcanzaba un precio por acción de 21.43 pesos y en la actualidad ha duplicado por mucho su valor, al cotizar en 46.30 pesos en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).
«Lo que más me apasiona en la vida es lo que hago y ahora hago muchas cosas, aunque estoy retirado, me dedico a hacer lo que me gusta», aseveró.
Dice que le apasiona aconsejar a sus hijos y a ciertos directores de negocios, además de apoyar las adquisiciones de Mexichem.
«Me siento un hombre feliz y mi felicidad es hacer felices a los que están a mi alrededor, al fisco pagando mis impuestos, a los obreros dándoles el mejor salario posible, a mis clientes el mejor producto posible», refirió.
Fuente: Reforma.com
Por: Karla Rodríguez.
Publicada: 5 de noviembre de 2011.