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“El gobierno es una parte fundamental del estado pero es insuficiente”: una de las ideas principales expuestas en la XV Reunión Anual del CEMEFI

Esa fue una de las ideas principales expuestas hace unas semanas en la XV Reunión Anual del CEMEFI (Centro Mexicano para la Filantropía, A.C.), denominada “Sociedad Civil en lo público”.

El objetivo de esa premisa no pretende desarrollar un sistema anárquico sino todo lo contrario: establecer mecanismos que generen acuerdos entre la sociedad civil y el gobierno, mediante la colaboración y el diálogo.

De esa manera -se dedujo- se generarán políticas públicas mas afines a las verdaderas necesidades de las comunidades que al ser ejecutadas en conjunto por sociedad y gobierno, resolverán mejor los problemas sociales.

“Hay que pasar del movimiento de los indignados al movimiento de los comprometidos” dijo desde el foro María Elena Morera, Presidenta de una Asociación Civil denominada Causa en Común.

Y ese compromiso de corresponsabilidad que los ciudadanos debemos asumir para sacar adelante al país, para elevar nuestro nivel de vida colectivo, forma parte a su vez de un decálogo de acciones responsables que se definieron en la reunión y que los ciudadanos podemos asumir de manera permanente y a principios de este año, -¿por qué no?- como un propósito formal, aprovechando que (está visto) no le tenemos miedo a formularlos.

Según ese decálogo, ser un ciudadano responsable implica en primera instancia, participar en los procesos de elección de autoridades ejerciendo el derecho al voto. Imposible intentar la democracia sin emitir una opinión. La opinión primaria se deduce de la pregunta ¿quién debe gobernarnos? la que se responde con el voto.

Por supuesto debemos observar y cumplir las leyes y normas que rigen la convivencia social, respetando a la autoridad que de esas leyes emana.
Pagar impuestos, pero a la vez promover y exigir (con todas las letras) transparencia en el uso de los recursos es un punto importante de este decálogo, que nos permitirá a todos ejercitarnos en el proceso personal y social de contribuir y de rendir cuentas e impulsar una conciencia colectiva crítica y desarrollada que no permitirá mas gobernantes opacos, sin claridad de ideas y con el síndrome del mesías.

Ser tolerantes y respetuosos con la pluralidad y la diversidad es otro de los puntos del decálogo y aunque las palabras tolerancia y pluralidad despiertan muchos debates bajo las preguntas de ¿quién es el “normal” que debe ser “tolerante” con los demás? y ¿quién es lo “principal” y quién la “diversidad”? rescato el término del respeto hacia los demás y punto, como una norma clara de convivencia y funcionalidad social. En este tema, la célebre frase de Juárez aun no ha sido superada.

Por supuesto que un ciudadano responsable debe cuidar los espacios públicos, colaborar en su preservación, en su mantenimiento. Son espacios de todos y nadie va a venir de otro país, ni se va a realizar un milagro que arregle los desperfectos que muchas veces ocasionamos en la infraestructura urbana o en las plazas o parques públicos o en las escuelas o en donde sea “nomás por puros puntos”.

Cuando se habla del medio ambiente, de su cuidado, de su preservación; la gente, los habitantes, todos reconocemos que es una responsabilidad de cada quien. Por supuesto que un ciudadano responsable lo debe considerar como un activismo personal que debe ser asumido desde ya.

Por lo que respecta al legado cultural y a la identidad, el decálogo propone que los ciudadanos debemos contribuir en ello y a mi me queda claro que somos lo que cultivamos y que podemos generar otros resultados (no quiero adjetivarlos) si nos los proponemos.

Un ciudadano responsable es aquel que aporta tiempo, talento y recursos a favor de la comunidad y quien es solidario con los demás. Con esos dos puntos se cierra la receta.

La pregunta es ¿cómo lograr que este listado se trasmine en la conciencia colectiva y florezca en la de los individuos?
En la propia reunión se generaron conclusiones y métodos.

Trataré de resumirlas en dos párrafos.

Por una parte debemos entender (todos los actores) que la sociedad civil forma parte del estado. No puede existir un estado que pretenda generar un convivencia armónica sin participación ciudadana. Por ello debe promoverla, no sólo en el discurso, sino fomentándola con recursos, con espacios, otorgándole fuerza legal a sus decisiones, sin miedo, con apertura.

Por otra, la mejor manera de aprender, reflexionar y actuar en materia de políticas públicas desde la sociedad civil, es a través de colaborar en organizaciones sociales sin fines de lucro y de beneficio a terceros y de grupos interdisciplinarios que promuevan la participación ciudadana formal, ya que con ello focalizamos esfuerzos, se priorizan retos y se eficientan resultados.

Si todos, dentro de nuestros múltiples propósitos de año nuevo, le entramos al de convertirnos en ciudadanos más que en simples habitantes, estaremos en la ruta del mejoramiento colectivo, al menos en el de ser mas congruentes en lo privado y generar un mejor ejemplo en nuestras familias.
Al final, todo es ganancia.

Leopoldo Lara Puente
[email protected]
FB: Esta Boca es Mía
TW: @leopoldolara

Este artículo es responsabilidad de quien lo escribe y no refleja la opinión de Expok ni de sus colaboradores.

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