Una empresa que no tenga certificaciones, distintivos o reconocimientos de RSE o que no esté adherida a Pacto Mundial, GRI o cualquier otra iniciativa ¿Es irresponsable?
Aquí cabrían dos respuestas: la de los idealistas y las de los prácticos.
Los idealistas dirían que por supuesto ES una empresa irresponsable, ya que en la gestión actual, las organizaciones deben responsabilizarse de sus impactos sociales y ambientales y quien no lo haga no puede ser calificado como responsable.
Los prácticos dirían que mientras cumpla todas sus obligaciones legales y mantenga buenas relaciones de forma estratégica con sus stakeholders, no puede ser tachada de irresponsable, ya que después de todo, la RSE es un tema de voluntariedad, no de obligación y por tanto tampoco de señalamiento público.
Podríamos enfrascarnos en este debate y sería futil. Por ello queremos citar simplemente la clasificación que hace Francisco Layrisse, catedrático del EGADE Business School, quien señala que hay cuatro tipos de empresas:
1) Con alto impacto social pero poco rentables
2) De bajo impacto pero muy rentables
3) Filantrópicas
4) Sólo negocios
En el entendido de que una empresa con impacto social “es aquella que genera beneficios económicos para sus accionistas y tiene un efecto positivo en la sociedad y el medio ambiente”, en el grupo 1 podríamos citar empresas sociales como las que sugería Yunus; en estas compañías incluso las utilidades se reinvertían para generar mayor beneficio social. En el grupo 2 podríamos citar a Apple, una compañía que si bien sigue lineamientos socialmente responsables en varias de sus operaciones, no se distingue por este tipo de acciones sino por su elevada bursatilidad y éxito comercial. En el grupo 3 estarían empresas como Goodwill Industries en E.U. que proporcionan evaluación vocacional, entrenamiento, empleo y servicios de colocación a personas con barreras para lograrlo, esto a través de varios modelos sociales que permiten el funcionamiento de la compañía. Finalmente, en el grupo 4 podríamos englobar a muchísimas PyMEs que están demasiado ocupadas en sobrevivir como para siquiera voltear a mirar términos como sustentabilidad. Triste pero cierto.
Una empresa ideal debiera ser rentable y a la vez lograr un buen impacto social. Un buen ejemplo sería CEMEX con sus programas de vínculo con la comunidad, Coca-Cola con sus proyectos de reforestación o Walmart con sus ejecuciones verdes en cadena de suministro.
Con este nuevo marco, la denominación de responsable o irresponsable se vuelve miope o demasiado categórica, cuando en realidad se borra, dando cabida a todo un nuevo espectro, en donde las empresas pueden ir desde lo filantrópico a lo altamente rentable y desde el nulo impacto hasta ser una empresa netamente social. Una vez más, todo depende de objetivos y estrategia.
Con mi mejor intención, tal vez no habría que olvidar incluir en la tabla a las empresas que hacen de la RSE un absoluto cuento chino, de esas que dedicándose a sus zapatos incluyen una frase en su manifiesto de realidades diciendo haber acometido «acciones sociales», quedando al buen entender del lector a qué demonios pueden estar refiriéndose, porque la omisión es absolutamente intencionada, alude a una llana mentira. He conocido durante varios años una empresa de esas características, con encargos como el de «conseguir dos negras para la foto» (sic) para, una vez publicada la foto de las empresarias de turno con algunas mujeres muy relevantes y las «dos negras» (sic) en un destacado periódico de este país olvidarse del proyecto social africano que se promocionaba con la foto de marras y no volver a él nunca jamás. Y si encima estuviésemos hablando de «empresarias del año»… apaga y vámonos. La discriminación positiva lleva incluso a sobreseer las más flagrantes burlas a costa de la credulidad del público.
Sería deseable un organismo de control que evite cualquier mención malintencionada a RSE y obra social por parte de una empresa en sus comunicaciones públicas. O la incredulidad del público irá en aumento cada vez que una empresa se cuelga una medalla social de buenismo.