Según Naciones Unidas, en la actualidad existen más de 25 millones de refugiados ambientales, la mayoría de ellos vinculados a diferentes consecuencias de cambio climático como sequías, inundaciones o diferentes problemas meteorológicos, que también incluyen otros impactos menos visibles como el aumento de enfermedades tropicales y la pérdida de biodiversidad.
El relator especial de Naciones Unidas para el derecho a la alimentación, Olivier De Schutter, en su informe del año 2011, advirtió que, de aquí al año 2050, podría haber unos 600 millones de personas afectadas por hambre debido al cambio climático en la agricultura.
A esto hay que sumar los 1,000 millones que ya sufren diferentes situaciones de desnutrición o falta de alimentación en el mundo.
Tom Kucharz, portavoz de la organización Ecologistas en Acción, explica que “la agricultura es uno de los sectores más afectados por el cambio climático y, por ende, provoca desplazamientos forzados, primero del campo a la ciudad y, luego, de las ciudades a otros países o continentes”.
Los movimientos migratorios siguen unas pautas de orientación en cada uno de los continentes. Mientras que en las diferentes zonas andinas se desplazan hacia las ciudades, desde la zona de Centroamérica se dirigen hacia el norte de América.
Los flujos migratorios de diferentes países subsaharianos se dirigen hacia el sur, por ejemplo hacia Sudáfrica, o hacia el norte, es decir, a los países del sur del Mediterráneo. Las migraciones del sudeste asiático, sobre todo desde Oceanía, se orientan hacia Nueva Zelanda o Australia.
El principal problema causado por el cambio climático en los países insulares de Oceanía es la subida del nivel del mar, que ha forzado a que algunos de sus Gobiernos hayan hecho peticiones a los de Nueva Zelanda y Australia para posibilitar la acogida de sus poblaciones, que ya no pueden vivir en sus tierras o que se prevé no lo puedan hacer en un plazo más o menos cercano.
“También tenemos situaciones en países del norte como en el caso de Canadá o EE.UU, donde hay diferentes pueblos indígenas que viven en zonas insulares, afectadas también por el nivel del mar o por el deshielo, como los esquimales. Poblaciones que ya se sabe con certeza que no podrán sobrevivir, así que en los próximos años tendrán que dejar sus hábitat para dirigirse a tierra firme”, señala el medioambientalista.
Tierras agotadas
Según Naciones Unidas, en 2050 tendremos cerca de 200 millones de refugiados climáticos, aunque para el especialista de Ecologistas en Acción “el nivel de población afectada es mucho mayor. Uno de los procesos más graves es el de la desertificación, es decir, la pérdida de suelo fértil que se produce por falta de agua o, dentro de ese mismo proceso, largas épocas de sequía seguidas por fuertes precipitaciones, que terminan por llevarse todo el terreno fértil, dejando un suelo desnutrido”.
La agricultura industrial es otro de los fenómenos que está generando grandes corrientes migratorias, como explica el experto: “La agricultura de monocultivos de soja ha arrasado grandísimos ecosistemas. Los de palma aceitera han afectado grandes zonas de Indonesia o Malasia, donde están desplazando a comunidades indígenas campesinas para librar los bosques en los que trabajan y tienen su sustento alimenticio”.
El deterioro de los campos agrícolas y la transformación de sus cultivos han creado una situación de hambruna que moviliza a millones de seres humanos hacia otras tierras. En África, además, la producción de los alimentos básicos se ha convertido en algo con lo que especular, por lo que muchas veces alcanzan precios inasequibles para habitantes que ya viven en la pobreza.
Así lo explica el ecologista: “Desde la crisis financiera del sector inmobiliario, los agentes financieros comenzaron a especular con la tierra, lo que afecta especialmente a África y provoca el desplazamiento forzoso de pobladores ganaderos, nómadas o indígenas. Hay todo un fenómeno de apropiación de tierras en ese continente, donde hasta 70 millones de hectáreas están cambiando de propietarios desde 2007 para pasar a manos de los Estados, a empresas de seguros u otros actores financieros para ser alquiladas, convertidas en fondos de alto riesgo o como fondos de inversiones”.
Extracciones minerales contaminantes
“La minería a cielo abierto es otro de las causantes de migraciones. Este fenómeno afecta sobre todo al sudeste asiático, a África y a Sudamérica, incluso a lugares como Canadá. En este último país, las grandes extracciones de petróleo de las arenas bituminosas tienen un gran coste energético y su proceso resulta altamente contaminante y dañino para el medioambiente, lo que provoca que pueblos indígenas locales tengan que ser desplazados”, precisa Kucharz.
En Colombia se añade el factor agravante del terrorismo. “En ese país – dice el medioambientalista- 4,5 millones de hectáreas han pasado de sus verdaderos dueños, de comunidades locales, a otros grupos privados, con el factor añadido de la violencia que se ejerce sobre la población. En ese país hay en torno a 5 millones de desplazados internos a causa de conflictos ambientales provocados por la minería, los agronegocios o la contaminación”.
Para el portavoz de la ONG, “la construcción de represas causa uno de los más amplios grupos de desplazamientos ambientales. Es el caso de Brasil o India, como también otros muchos países africanos, donde hay decenas de miles de desplazados de comunidades campesinas indígenas que tienen que dejar sus tierras porque, simplemente, están siendo inundadas y, muchas veces, se trata de las tierras más fértiles o más cercanas a sus sistemas de subsistencia”.
Agrega Kucharz que “enormes megalópolis como México D.F., Bombay, Manila, Bangkok o Shangai, producen tal cantidad de residuos sólidos y líquidos que las fuentes de agua y alimentación de las poblaciones cercanas alcanzan niveles de contaminación tan altos que provocan la migración de sus habitantes”.
Pero, la mayor parte de estas poblaciones carece de leyes internacionales que la proteja y, como señala Kucharz, “en su contra se están implantando legislaciones migratorias muy restrictivas, incluso militarizaciones de las rutas migratorias donde los estados están invirtiendo mucho dinero en infraestructuras para impedir que no traspasen sus fronteras”.
Tom Kucharz, dentro de su organización así como otras ONGs, trabaja para conseguir un marco jurídico internacional para que los refugiados ambientales: “Queremos que tengan estatus de refugiados, porque actualmente viven en un limbo legislativo. En el cuerpo jurídico vigente no existe esta figura, lo que significa que no reciben ayudas económicas ni pueden acceder a alimentos, refugios u hospitales, a no ser que se vean desplazados a causa de catástrofes meteorológicas externas”, enfatiza el portavoz de Ecologistas en Acción.
Destacados:
* El relator especial de Naciones Unidas para el derecho a la alimentación, Olivier De Schutter, en su informe del año 2011, advirtió que, de aquí al año 2050, podría haber unos 600 millones de personas afectadas por hambre debido al cambio climático en la agricultura.
* Según Naciones Unidas, en 2050 tendremos cerca de 200 millones de refugiados climáticos aunque, subraya Tom Kucharz, portavoz de la organización Ecologistas en Acción, que “el nivel de población afectada es mucho mayor. Uno de los procesos más graves es el de la desertificación”.
* Para el portavoz de esta ONG, “la construcción de represas causa uno de los más amplios grupos de desplazamientos ambientales. Es el caso de Brasil o India, como también otros muchos países africanos, donde hay decenas de miles de desplazados de comunidades campesinas indígenas que tienen que dejar sus tierras porque están siendo inundadas”.
Fuente: vanguardia.com.mx
Por: Isabel Martínez Pita
Publicada: 13 de Julio de 2012