La escasez de agua plantea un mayor riesgo para la industria que la de petróleo, según un informe realizado por la organización ecologista estadounidense Pacific Institute para la coalición de inversores responsables Ceres, según informa la página web de esta última.
El documento «Water Scarcity & Climate Change: Growing Risks for Businesses and Investors» (Escasez de agua y cambio climático: Riesgo creciente para empresas e inversores) subraya que los sectores más afectados por la falta de agua son las empresas tecnológicas que mayor consumo hacen de este recurso.
Es el caso de las compañías que fabrican chips, las suministradoras de energía eléctrica, que precisan grandes cantidades para refrigerar sus instalaciones y la agricultura, que utiliza el 70% del suministro global de agua dulce.
Otros sectores de alto riesgo son el de refrescos, textil, biotecnología, farmacia, productos forestales, y minería de carbón y metales, añade el informe.
El documento advierte que las sequías motivadas por el cambio climático y el crecimiento de la población en todo el mundo mermarán cada vez más la cantidad de agua disponible y su calidad, lo que en algunos países ya está limitando el crecimiento industrial, la producción agrícola y la de energía.
Por ello, Ceres y Pacific Institute han instado a empresas e inversores para que desarrollen planes para hacer frente a su dependencia de agua, así como a posibles restricciones e incrementos del precio de este recurso en el futuro.
Para ello, les recomiendan evaluar el consumo de agua en todo el proceso de fabricación de un producto, desde el suministro de las materias primas hasta su uso por el consumidor final, e integrar ese dato en la planificación estratégica de sus actividades.
«La era del acceso fácil y barato a los recursos hídricos está terminando lo que plantea un mayor riesgo a las empresas que la desaparición de otros recursos naturales, incluidos los combustibles fósiles, ya que estos últimos se pueden sustituir por otras alternativas, lo que no ocurre en el caso del agua» destacan los autores de la investigación.
Fuente: El economista