Por: María José Evia Herrero
«Lo que tú llamas amor fue inventado por hombres como yo para vender medias» Don Draper, Mad Men.
Mad Men no es solamente una serie sobre el mundo de la publicidad, ni sobre la vida en los 60’s ni sobre la infelicidad crónica de un hombre en lucha constante con lo que quiere y lo que necesita. Es acerca de todo eso, del Sueño Americano y de muchas cosas más. Y en medio de todo, está la historia de la evolución de una agencia de publicidad.
La década de 1960 en Estados Unidos (y en todo el mundo) fue una llena de cambios, de rechazo a los moralinos 50’s para crear una nueva sociedad más abierta y diversa. Pero todos estos cambios fueron muy graduales. Al inicio de la serie, todas las mujeres que trabajan en Sterling Cooper son secretarias, expuestas todos los días a lo que ahora llamamos acoso sexual y en ese tiempo era característica del trabajo. Cuando una demuestra tener aptitudes para trabajar como copywriter, su jefe directo dice, muy sorprendido, que es como «ver a un perro tocar el piano».
Se trata de un mundo donde es permitido embriagarse en horas de trabajo y los empleados homosexuales pueden serlo… siempre y cuando no sean demasiado obvios. Y donde, cuando Peggy Olson (la secretaria convertida en creativa) cuestiona el tener como cliente a una empresa que no contrata a gente de color, su jefe replica que «su trabajo es hacer que a la gente le guste la empresa, no que a la empresa le gusten los negros».
Un mundo donde no existen las cuotas de género y donde, por años, no hay un solo empleado afroamericano. Cuando la firma decide cortar con las compañías tabacaleras, no se trata de una cuestión de responsabilidad, sino meramente de relaciones públicas. Mad Men nos presenta un universo sin responsabilidad social, donde los hombres de raza blanca tienen todo el poder.
Pero lo más interesante es que se parece no poco a nuestro diverso y responsable mundo del nuevo milenio. Hoy en día existen leyes que protegen a las mujeres y las conductas inapropiadas en la oficina tienen un nombre, pero eso no evita que CEOs de grandes empresas sean acusados de acoso sexual y 7 de cada 10 mujeres lo sufran en nuestro país. La discriminación en el ámbito laboral también está prohibida, pero todos los días proliferan comentarios discriminatorios en las pláticas casuales y en las redes sociales.
El genio de Mad Men es que su distancia histórica nos permite disfrutar la historia, al mismo tiempo que pone bajo los reflectores los conflictos sociales que siguen presentes en nuestra vida diaria.