La empresa de microdonaciones Hazloposible busca entregar dinero a las ONG españolas, la iniciativa de la Corporación Educacional Uniminuto permite que los estudiantes con escasos recursos trabajen en el call center de la institución para pagarse los estudios, y RST 360º aprovecha la capacidad de habitaciones de hoteles de lujo en temporada baja para financiar programas sociales y potenciar la imagen de marca de estos recintos. Se trata de proyectos que resuelven la necesidad de algunos países y grupos vulnerables. Estas iniciativas están en auge, pero no como se les conocía.
Si bien los emprendimientos sociales del Tercer Sector, tales como fundaciones, organizaciones y asociaciones, entre otras, han estado presentes desde hace bastante tiempo, es actualmente cuando su misión se encuentra en conflicto. El escenario de hoy le depara dificultades como escasez de donaciones por falta de confianza, cambio en la percepción del capitalismo y la creencia de que debe tomarse en cuenta la ética al hacer negocios, y la cada vez menor intervención gubernamental en los problemas sociales.
Es por ello que, mientras los emprendimientos sociales intentan buscar otros mecanismos de financiamiento, comienzan a surgir con mayor fuerza los negocios sociales, los cuales integran en su modelos de negocio la resolución de un conflicto. Pero estos tienen la característica que sin importar el tamaño ni la misión contribuyen igualmente a la sociedad, porque pueden ayudar mediante la inclusión de grupos vulnerables o personas en la base de la pirámide, como también vender productos con un margen de precio más bajo para aquellos más pobres.
“Los emprendedores se dieron cuenta que se puede hacer más dinero de lo que se creía ayudando a la gente pobre. Las escuelas de negocios también notaron este cambio en la percepción del management y se replanteraron el tema de hacer dinero sin tomar en cuenta la ética”, dice Rachida Justo, profesora e investigadora del área de Gestión Emprendedora de IE Business School.
El alcance que han tenido se vincula, según Maurício Homma, coordinador de la Responsabilidad Social de de la Universidad Anhembi Morumbi, a que “el modelo económico hasta entonces históricamente hegemónico, estaba centrado en las políticas y determinaciones de EE.UU. y la Unión Europea, que ahora están colapsando y en proceso de reordenamiento. Entonces, es tiempo de que encontremos una nueva lógica de construcción y desarrollo para nuestras sociedades, preservando la vida las condiciones saludables. Se abre por esto un considerable espacio a las necesides para que nazcan los negocios social y ambientalmente responsables”.
Las complicaciones
Tomando en consideración el problema de las baja de donaciones a las organizaciones, Julio Carazo, quien es ingeniero y además Executive MBA por la IE Business School, creó la Fundación Hazloposible, que se encarga principalmente de recaudar microdinaciones para ayudar a financiar proyectos de ONG españolas. Es así, como el proyecto tendrá una plataforma web de microdonaciones, apoyará económicamente iniciativas sociales, difunfirá la labor que realizan estas ONG y favorecerá la implicación de la sociedad en causas sociales.
“Los Suizos que son líderes en donaciones ahora están investigando mucho en cuáles organizaciones dar o no, porque los recursos son menores. Una razón que puede aplicarse a cualquier parte del mundo, es la inseguridad de la gente, el temer que el dinero que destinan no cubra las necesidades que ellos esperan. No hay que olvidar que políticos han creado fundaciones, entonces surgen ideas de cómo certificar estas entidades, algo así como un sello de transparencia para garantizar su genuina ayuda”, dice Manuel Garzón, fundador y presidente CEO de la Foundation for Research and Development Enterprise FIDEE.
A esto se suman otras complicaciones. Porque si levantar una empresa es difícil, doblememente complejo es que un negocio enfocado en lo social tenga éxito. Justo asegura que “lo más difícil es crear una empresa social y que no dependa de donativos. Además, están los riesgos de tomar decisiones que vayan contra el objetivo inicial de ayudar, que no siempre convergen. Por ejemplo, puede que una empresa tenga como misión ayudar al tejido empresarial de Kenia, pero puede que en medio de esto la producción en China sea menos costosa. Entonces son decisiones que se deben tomar a diario”.
La empresa social made in América Latina
De esta forma, en la región surgen proyectos que buscan solucionar las necesidades que imperan por estas tierras de forma efectiva e innovadora. Porque no hay que olvidar que tantos empredimientos de esta naturaleza surgen como carencias existen en las regiones.
“Los emprendedores sociales de la región son preocupados por la perservación y valorización de las raíces culturales, como las enormes diferencias de renta y con las cuestiones ambientales. Una característica importante para la promoción persistente de cambios positivos en las sociedades es la presencia cada vez más significativa de los jóvenes emprendedores sociales”, dice Homma.
En cuanto a inicitivas que se observen en América, existen varias. En Brasil, a propósito de la 15° “Congreso Internacional Anticorrupción”, organizado por Transparency International (TI), ONG dedicada a combatir la corrupción mundia, Amarribo Brasil y la Contraloría General de la Unión, se lanzó el concurso de Emprendedores Sociales, el cual es una competencia global entre proyectos innovadores para aumentar la transparencia, reforzar el control social y combatir la corrupción.
“En un mundo cada vez más globalizado, los mayores desafíos de la humaniad están conectados con la corrupción. Esto nos lleva a cuestionarnos si nuestras instituciones y sistemas de gobernanza realmente pueden solucionar esto. Entonces, nos dimos cuenta del movimiento de diversas entidades y organizaciones sociales en Brasil que luchan contra la corrupción mediante la capacitación, movilización y conexión con gente de todos los sectores”, dice Lizete Verillo, directora del Combate la Corrupción de Amarribo Brasil.
En Colombia, la Corporación Educativa Uniminuto permite que sus estudiantes vulnerables puedan trabajar en el call center de la institución, de forma que puedan pagarse los estudidos. Otra iniciativa Colombiana consite en “el Colegio de Estudios Superiores de Administración CESA, el cual imparte cursos a los reos e impulsa la creación de empresas sociales. Esto sensibiliza a las personas y sus alumnos para que ayuden a los demás”, dice Garzón.
En Chile, el proyecto RST 360º elaborado por Juan Luis Crespo y apoyado por la incubadora de negocios UDD Ventures, busca aprovechar las habitaciones sin utilización en los hoteles de lujo durante la temporada baja. La finalidad es financiar programas sociales y potenciar la imagen de marca de los hoteles con su público objetivo. Pensado para un público chileno, Crespo toma en cuenta que el modelo de negocios del emprendimiento es que los hoteles aporten 1% de sus habitaciones en temporada baja, las que se venden a chilenos a través de internet, con hasta 70% de descuento. El 30% recaudado se devuelve al hotel y 80% de las utilidades van a una fundación, la cual invertirá este dinero en programas sociales que entreguen herramientas a las comunidades donde operan los hoteles, para darles oportunidades de desarrollo en el turismo.
¿La nueva generación del emprendimiento social?
Aunque no existe un perfil esatblecido que defina quién y cómo es el emprendedor social, Homma dice que “se trata de personas que se mueven por compromisos de cambios sociales, de comportamientos, de justicia, de valorización de las condiciones de vida de todos, de bien común, y de relaciones éticas”. Sin embargo, también es cierto, dice la profesora Justo, que uno de los factores que debe tener quien emprende en lo social para tener éxito “es hacer de puente entre los dos mundos: el de la ONG y del privado”.
Dentro de los interesados en llevar a cabo estas iniciativas, como se ha mencionado más arriba, están los estudiantes de escuelas de negocios. Y estas insitutuciones han sabido adecuar sus contenidos y esfuerzos para responder a la demanda que nace de sus estudiantes.
Si bien hace al menos 10 años que las B-schools en EE.UU. añadieron en sus clases la enseñanza de la ética y de cómo emprender en iniciativas sociales, en Europa hace al menos cuatro años se puede observar este cambio en los contenidos educativos.“El fenómeno en las escuelas de negocios está relacionado en satisfacer la demanda del mercado, más allá de visión personal, porque cada vez hay más estudiantes de MBA o de Másters interesados en este tema”, explica Justo.
De esta manera, en las escuelas se encargan de enseñarles a llevar a cabo estas iniciativas mediante prácticas efectivas, así como se aplican a cualquier negocio. Además toman en cuenta las difícultades que esto conlleva. Todo para que los estudiantes puedan crear empresas, observando todos los factores que influyen en su éxito.
Y las instituciones educativas también están conscientes en que una actitud emprendedora no hace falta sólo para materializar una idea y liderarla, sino que también para representar a una gran empresa. Por ello, es que se les enseña a posicionarse y comportarse como emprendedores sin importar donde ejerzan.
“Es fundamental observar el emprendimiento como actitud, que se refiere a un conjunto de herramientas que debe poseer cualquier directivo. Esto, tanto si se involucra en una ONG o si se produce en medio de un cambio generacional en una empresa familiar, o dentro de los gobiernos. Emprender es un estilo de gestión, guiado por la búsqueda de oportunidades más un estilo de management, donde se deben administrar los recursos, pero poniendo menos énfasis en el inconformismo en la búsqueda de oportunidades”, explica Juan Jose Güemes, director del Centro Internacional de emprendimiento del IE Business School.
Y el esfuerzo no sólo se queda en las B-school. Porque existen diversos concursos en la región y fuera de esta, en busca de proyectos innovadores sociales. En el Unreasonable Institute están buscando empresas en etapa incipiente y que aborden los mayores retos sociales y medioambientales. La Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), en Chile, organiza el concurso de Innovación y Emprendimiento Social. También están las plataformas que permiten canalizar esfuerzos, como la que está llevando a cabo la Unión Europa mediante el Grupo Europeo de Expertos en Social Entrepreneurship (Geces), de forma de implementar políticas de apoyo a emprendores sociales, bajo el nombre de Social Business Initiative de la Comision Europea y donde se creará un fondo estructural para este tipo de empresas y el establecimiento de leyes.
Así, esfuerzos desde lo público, lo privado y el Tercer Sector pueden fortalecer el desarrollo de zonas vulnerables y ayudar a mejorar la calidad de vida de otros. El impacto que pueden tener los proyectos potenciados por estos tres sectores es fundamental para intenar erradicar neecsidades básicas aún existentes debido a falta de medidas efectivas.
Fuente: América Economía
Por: Daniela Arce
Publicada: 4 de Octubre de 2012