Por Antonio Tamayo Neyra
La empresa empieza a ser vista como una entidad social, dejando en el pasado el paradigma de definirla como una entidad puramente económica y con fines utilitarios, concepto que ha imperado en los últimos tiempos, y que ha servido como punto de referencia en su forma de administrarla.
Esta interpretación egoísta que se fortaleció con la radical interpretación del ahora ya célebre artículo que escribió Milton Friedman en 1970 en el New York Times Magazine, reclamando que la única responsabilidad social de las empresas era obtener los mayores beneficios posibles.
Y aunque según ahora se dice, la forma como se manejo tal idea no fue correcta, lo cierto es que ha sido el lema de lo que es una empresa, una entidad autista y con propósitos solamente de rentabilidad económica.
Ahora comienza a ser definida con un concepto nuevo; el cual dice que la empresa es una entidad social, y las utilidades son el medio para lograr objetivos que otorguen algún beneficio a toda la sociedad o parte de ella, y además, que para su operación depende de sus grupos de interés (stakeholders): su personal, proveedores y sus clientes.
Esta definición de empresa para la responsabilidad social, como lo mencionan algunos autores expertos en el tema, está expresando de manera enfática algo que no se había manejado de esta manera, y es que la empresa no funciona sola de manera independiente, sino que opera y existe gracias a sus grupos de interés. En otras palabras es con ellos con quien tiene que cumplir su inicialmente responsabilidad social, y después con la sociedad en general.
Licencia Social
Gran parte de la nueva concepción de empresa, considera la parte económica como un medio para lograr sus objetivos que están dirigidos a cumplir un papel social, ya sea produciendo o distribuyendo un servicio o un producto que requiere la sociedad en general o una parte de ella.
Es en esta parte donde se considera otro aspecto que requiere mayor relevancia; la empresa requiere de la aprobación y apoyo de sus grupos de interés; y para contar con dicho apoyo se habla ahora de un concepto que es el de “licencia social”; este término significa que aún cumpliendo todos los requisitos legales para establecer una empresa, esta necesita al menos para sobrevivir, la aprobación de la sociedad, es decir, de una licencia social para operar.
Esta licencia social va desde el hecho de obtener proveedores, personas que quieran trabajar en ella, y finalmente pero igual de importante, que la sociedad quiera adquirir sus productos o servicios ofrecidos, estos factores al menos, son los que influyen y otorgan dicha licencia, que algunos denominan licencia moral.
Al respecto, Felipe Cajiga Director de RSE del Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), señala: “Para la que aún no existe un precio o formato de solicitud, es para la licencia moral. “Es la más difícil de obtener y, paradójicamente, es la más fácil de perder. Y esta licencia moral sólo la otorga la responsabilidad social”, sentencia. El motivo: porque se trata de actuar a favor de la comunidad por encima de intereses económicos y políticos”.
Y agrega que no basta con ser una unidad sustentable, sino que el éxito económico, legal y moral radica en la capacidad de desarrollar iniciativas que vayan más allá de las obligaciones a favor del bien común.
La población en la actualidad, o si quiere llamarse “los mercados”, se ha vuelto más consciente de los productos (servicios) elaborados por cualquier empresa, el cómo los produce, la relación con sus proveedores, su comportamiento ecológico, y la forma como administra su capital humano; y esto ya decide en mucho si adquiere los bienes o servicios que ofrece cualquier organización.
Por lo anterior, esta licencia social, que siempre ha existido pero poca atención se le ha puesto en el pasado, ha venido adquiriendo mayor relevancia precisamente porque la sociedad cada vez más le pide a las empresas que cumplan su responsabilidad social; y el empresario del presente y mucho más el del futuro, no podrán ignorarla o soslayarla.
Seguiremos platicando ….
Blog: http://atamayon.blogspot.com
Antonio Rey Tamayo Neyra
Dedicado al periodismo de investigación desde 1987 especializado en temas socioeconómicos. Desde 1991 colabora en el periódico El Financiero como Coordinador Editorial y Redactor de Proyectos Especiales, además de colaborar en otros medios. Desde el 2002 involucrado en la Responsabilidad Social, escribiendo y realizando proyectos editoriales de este tema, y además documentando las actividades de las empresas (tipo caso)
También es profesor de posgrado e imparte capacitación en relacionales laborales.
Licenciado en Administración por el Instituto Tecnológico Autónomo de México; su preparación profesional posterior incluye un Diplomado en Responsabilidad Social en el Tecnológico de Monterrey, y un Curso del mismo tema en la Universidad Abierta de Cataluña. Actualmente estudia la Maestría en Sociedad de la Información y el Conocimiento en la Universidad Abierta de Cataluña.