La UAM diseña un sistema para dotar de agua a cuatro planteles de secundaria, el líquido es destinado para los servicios sanitarios
El agua para servicios básicos como los sanitarios o la limpieza de las instalaciones, volvió a cuatro escuelas secundarias de la delegación Iztapalapa, tras padecer su escasez por más de dos y hasta tres décadas.
La solución no fue que las tuberías de pronto permitieran mayor flujo o porque las autoridades rehabilitaran la infraestructura hidráulica, de por sí compleja y deficiente en la zona, sino que gracias a un proyecto de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa (UAM-I).
El sistema consiste en la instalación de una red de captación y almacenamiento de agua pluvial, que garantiza el suministro de agua casi todo el ciclo escolar, significando a su vez, un ahorro en el pago de pipas, que semanalmente tenían que desembolsar los padres de familia.
La iniciativa, técnicamente sencilla y de bajo costo, liderada por Juan José Santibañez, del departamento de Sociología de dicha casa de estudios, tiene un costo aproximado de 150 mil pesos por escuela y evita que los padres o autoridades delegacionales gasten hasta dos mil pesos a la semana para comprar pipas de agua y dotar del líquido a las escuelas.
“Diseñamos un sistema muy sencillo de captación de agua de lluvia para escuelas en donde hay una población concentrada elevada. Ubicamos a los planteles que más pipas recibían e implementamos el sistema que les permite en la época de lluvias tener agua a precios mucho más barato que lo que pagarían”, explicó.
Como ejemplo, dijo que en la secundaria Francisco González Bocanegra, la primera en la que instalaron el sistema, lograron que en 2012 no requiriera la contratación de una sola pipa para tener agua suficiente.
“Con la pura lluvia del año captaron el equivalente a 52 pipas de 10 mil litros y pudieron solucionar sus problemas. Los niños tuvieron agua para los sanitarios”, señaló en entrevista.
La instalación del sistema de captación se coloca sobre los techos de los salones, en un perímetro de 800 metros cuadrados y permite la captación de 15 mil litros por semana, aproximadamente uno por niño.
El problema de escasez de agua en la zona oriente de la ciudad, donde se ubica Iztapalapa, se debe a que es de las últimas en recibir el suministro del líquido proveniente de sistemas hídricos como Cutzamala.
Además, por su posición geográfica se obliga a que la poca agua que llega sea a través de bombeo, por lo que históricamente ha tenido problemas de suministro, tanto en casas habitación, como en escuelas y negocios.
La distribución del líquido a través de pipas es la forma más común para tenerlo.
Santibañez explicó que para replicar esta iniciativa en otras escuelas, es necesario que cuenten o construyan cisternas de al menos 40 mil litros cuadrados, y bien administrada puede servir durante el estiaje.
La anterior administración delegacional firmó un convenio con la UAM-I para replicar el proyecto en al menos diez escuelas más.
Sin embargo, será la autoridad actual, encabezada por Jesús Valencia, quien deberá cumplir con el compromiso y destine los recursos para que al menos diez mil niños de la demarcación ya no padezcan la falta de agua en sus centros de estudio.
El académico de la UAM-I explicó que la captación de agua de lluvia en la Sierra de Santa Catarina, en Iztapalapa, no sólo ayudará a que las escuelas tengan agua para sus actividades diarias, sino que la restante se podrá reinyectar al subsuelo.
De esta manera se aprovechará la geografía de la zona, que es la que mayor cantidad de pozos acuíferos tiene, lo que beneficiará a mucha más población que padece la escasez, como resultado de la sobreexplotación.
“Una parte hay que guardarla en la cisterna para el uso de la escuela, pero otra parte hay que inyectarla a los mantos acuíferos.
“La UAM lo que ha hecho es diseñar pozos de infiltración para que de manera controlada, filtrando el agua de lluvia para que no se vayan los metales pesados al subsuelo, se pueda aprovechar el agua y se restaure el ciclo natural de recarga”, detalló.
Fuente: Excelsior
