Mark Lynas fue el principal promotor de la idea de que los alimentos transgénicos causarían daños a la salud; hoy reconoce que no.
El escritor y periodista británico Mark Lynas se retractó de su lucha contra los organismos genéticamente modificados (OGM) pues en más de una década y media de consumir alimentos derivados de dichos organismos, no se ha confirmado un solo daño a la salud humana.
«Me disculpo por haber pasado varios años destrozando cultivos transgénicos, porque ayudé a comenzar el movimiento antitransgénicos a mediados de los años 1990, y a demonizar a una importante opción tecnológica que puede utilizarse en beneficio del medio ambiente», dijo durante al participar en la Oxford Farming Conference.
«Como ecologista, y alguien que cree que todos en este mundo tenemos derecho a una alimentación sana y nutritiva de su elección, no podría haber elegido un camino más contraproducente. Ahora me arrepiento totalmente».
La Oxford Farming Conference, que es la principal reunión dirigida a agricultores y productores agrícolas de Reino Unido y Lynas confesó que inició el movimiento contra los transgénicos sin contar con evidencias científicas que respaldaran sus argumentos.
El ambientalista dio continuidad a las actividades hasta que en 2008 publicó un artículo contra los OGM en The Guardian y en los comentarios de la página web, alguien le preguntó si estaba en contra de la rueda porque es comercializada por las grandes compañías automotrices.
«Así que supongo se estarán preguntando – ¿qué pasó entre 1995 y ahora que me hizo no sólo cambiar de opinión, sino venir aquí y admitirlo? Bueno, la respuesta es bastante simple: he descubierto la ciencia, y en el proceso, espero, me convertí en un mejor ambientalista», señaló.
«Cuando escuché por primera vez acerca de la soya transgénica de Monsanto supe exactamente lo que pensaba. Aquí había una gran corporación americana con un historial desagradable, poniendo algo nuevo y experimental en nuestros alimentos sin decirnos.
«Estos temores se extendieron como reguero de pólvora, y en pocos años se prohibieron los transgénicos esencialmente en Europa, y nuestras preocupaciones fueron exportadas por ONGs como Greenpeace y Amigos de la Tierra a África, India y el resto de Asia, donde los transgénicos todavía están prohibidos en la actualidad. Esta fue la campaña más exitosa en la que jamás he estado involucrado».
Lynas añadió que al igual que él, desde hace 10 años Greenpeace y Soil Association argumentan dejarse guiar por el consenso científico, como el cambio climático.
Sin embargo, en el caso de los OGM hay un verdadero consenso científico sólido a nivel internacional, respaldado por la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, la Royal Society, los institutos nacionales de salud y academias de ciencia de todo el mundo, una verdad incómoda que es ignorada porque entra en conflicto con la ideología de los activistas.
«Descubrí que una por una mis queridas creencias sobre los transgénicos resultaron ser poco más que leyendas urbanas verdes. Yo había supuesto que aumentaría el uso de productos químicos. Resultó que el algodón y el maíz resistentes a las plagas necesitan menos insecticida», dijo.
«Había asumido que los transgénicos sólo beneficiaban a las grandes empresas. Resultó que miles de millones de dólares de beneficios fueron obtenidos por los agricultores que necesitan menos insumos».
El ambientalista reconoció que la humanidad enfrenta el reto de alimentar a 9 mil 500 millones de personas para el año 2050 en aproximadamente la misma superficie que se usa hoy en día, usando fertilizantes, agua y pesticidas limitados y en el contexto de un rápido cambio climático.
Fuente: Reforma
[…] del alarmante descenso en la población de abejas, pero lo cierto es que hasta el momento, ningún estudio ha demostrado que los OGM tengan efectos negativos para la salud a corto o largo plazo y tampoco hay pruebas […]
[…] del alarmante descenso en la población de abejas, pero lo cierto es que hasta el momento, ningún estudio ha demostrado que los OGM tengan efectos negativos para la salud a corto o largo plazo y tampoco hay pruebas […]