Por Antonio Tamayo Neyra
La difícil situación económica que está viviendo el mundo en general, condición que comenzara en el 2008, ha servido para que en estos pasados tres años se cuestionen de manera profunda los paradigmas que han sostenido el ámbito económico.
Y de manera específica, la empresa, es uno de esos aspectos que más se han cuestionado, en el sentido de definir su propósito y razón de ser; se ha dicho mucho y con razón, que una de las causas claves de la crisis fue la avaricia y el desmedido afán de incrementar la riqueza, utilizando a la mencionada empresa como el medio para alcanzarlo.
En otras palabras, puede decirse tal vez que la empresa como entidad productiva, se ha venido prostituyéndose llegando a su clímax precisamente en el 2008, cuando todo el modelo construido en los pasados 20 años comenzó a derrumbarse.
Y si bien el costo social hasta ahora ha sido muy alto, medido tanto en el desempleo como en las rígidas medidas de austeridad implantadas principalmente en los países europeos, una lección clave que se puede obtener de todo lo sucedido, es crear una nueva empresa, una nueva empresa que no tenga como único y final propósito el obtener utilidades.
Para la creación y desarrollo de esta nueva empresa se requiere una nueva generación de personas, de nuevos empresarios que no tengan como su línea principal de acción la avaricia. Emprendedores que vean a la empresa como el medio para producir los bienes y servicios que demanda la sociedad; que piense en utilizar el dinero como un recurso para la obtención de esos productos que requiere la población.
A través de los años se ha visto que el único instrumento creado por el ser humano para incrementar su bien estar es la empresa; y bien estar que no se constriñe a lo económico, sino que abarca también lo social en muchas de sus dimensiones.
Y para tener una empresa de dichas características la sociedad en general por medio de su gobierno, debe generar los lineamientos para fomentar una cultura que propicie el desarrollo de este tipo de empresas; esto no es una utopía, los países escandinavos como son Dinamarca y Suecia, son un claro ejemplo de que esto es posible y totalmente realizable.
Países que tienen claramente entendida su responsabilidad social y la ponen en práctica instrumentándola en diversas formas, y no solamente en declaraciones bonitas y atractivas pero no puestas en práctica.
Que entienden la responsabilidad social como algo inherente al ser humano en su vida en comunidad, y que dicha vida en comunidad se materializa en la empresa, instrumento que sirve para generar los recursos monetarios necesarios para toda la población.
Es necesario decirlo nuevamente aunque suene obvio, que es la empresa quien genera la riqueza que sirve para la mejora de la sociedad; que ningún gobierno por su propia naturaleza tiene esa capacidad para obtener los recursos para elevar la calidad de vida de los habitantes.
Por lo tanto, la lección de esta crisis es la creación de empresas que sean éticas, transparentes, y que generarán los empleos que se necesitan. Empresas que tengan como su premisa principal su responsabilidad social y que están al servicio de todos sus grupos de interés.
Este debe ser el paradigma de este nuevo siglo; de lo contrario se seguirán cometiendo los mismos errores que han ocasionado las crisis económicas.
Seguiremos platicando…
Blog: http://atamayon.blogspot.com
Antonio Rey Tamayo Neyra
Dedicado al periodismo de investigación desde 1987 especializado en temas socioeconómicos. Desde 1991 colabora en el periódico El Financiero como Coordinador Editorial y Redactor de Proyectos Especiales, además de colaborar en otros medios. Desde el 2002 involucrado en la Responsabilidad Social, escribiendo y realizando proyectos editoriales de este tema, y además documentando las actividades de las empresas (tipo caso)
También es profesor de posgrado e imparte capacitación en relacionales laborales.
Licenciado en Administración por el Instituto Tecnológico Autónomo de México; su preparación profesional posterior incluye un Diplomado en Responsabilidad Social en el Tecnológico de Monterrey, y un Curso del mismo tema en la Universidad Abierta de Cataluña. Actualmente estudia la Maestría en Sociedad de la Información y el Conocimiento en la Universidad Abierta de Cataluña.