El candidato oficialista de Venezuela, Nicolás Maduro, prometió luchar contra la corrupción y la burocracia, en un inusual reconocimiento público de uno de los males que sigue latente en el país petrolero tras 14 años de Gobierno socialista.
«Voy a perseguir la corrupción esté donde esté, voy a combatir la corrupción con mi vida misma si es necesario. Aquí no hay intocables», prometió Maduro desde la ciudad de Maturín, en el este del país.
«Tenemos grandes retos contra el burocratismo, la corrupción y la indolencia de algunos funcionarios que se hacen de la vista gorda con los problemas del pueblo».
Durante los 14 años que Chávez gobernó Venezuela, problemas de larga data como la inseguridad y las fallas eléctricas se agudizaron obligando al entonces Mandatario a reconocerlos, pero sin resultados concretos.
El aspirante opositor, Henrique Capriles, ha tomado estos males como su principal bandera de campaña, culpando al Gobierno de ineficiencia.
Varios actos de corrupción han salido a la luz en organismos públicos. Uno de los más sonados se produjo en el 2011 cuando millones de kilos de comida importada por la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) fueron hallados podridos en contenedores en momentos en que la población se quejaba de desabastecimiento.
A pesar de ello, Chávez gozó de gran popularidad, y por ello, en cada alocución, Maduro nombra a su desaparecido jefe hasta el hartazgo intentando empaparse de la estima que le tenían y hasta se ha autodenominado «hijo de Chávez».
La gran mayoría de encuestas de intención de voto para las elecciones del domingo colocan a Maduro, un ex chofer de autobús de 50 años, a la cabeza de las preferencias por al menos 10 puntos sobre Capriles.
Un sondeo de la respetada firma Datanálisis, divulgado hoy, reveló que Maduro tiene una intención de voto del 50.2 por ciento frente al 32.4 por ciento de Capriles.
Es el rango más grande que ha registrado la firma, que el mes pasado dio a Maduro una intención del voto del 49.2 por ciento, frente al 34.8 por ciento de Capriles.
Casi en simultáneo a la promesa de Maduro del lunes, el joven opositor de 40 años enfiló sus baterías contra los Gobiernos chavistas.
«Ni los trabajadores ni el pueblo pueden pagar los platos rotos, porque aquí se va la luz por culpa del Gobierno», dijo Capriles desde el estado Guárico, en el centro del país.
Además, volvió a pedirle a sus seguidores que no abandonen los centros de sufragios para «cuidar los votos», en un reclamo que ha acompañado de denuncias de ventajismo y uso de recursos públicos para beneficiar la campaña oficialista.
Un representante del comando de campaña de Capriles denunció un presunto plan de los partidarios de Maduro para «sembrar» explosivos y armas de largo alcance a varios líderes de la Oposición.
La acusación se produce días después de que Maduro aseguró que la Inteligencia venezolana tiene indicios de planes de desestabilización previos a las elecciones del domingo, con el objetivo final de asesinarlo.
La presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, pidió a los dos comandos que hagan un llamado a la paz y a la unidad en los pocos días que quedan de campaña, y los invitó a firmar mañana un compromiso para respetar el resultado de la justa.
La solicitud del acuerdo provino de la campaña oficialista.
Fuente: Reforma