Al reto ya de por sí inalcanzable para la mayoría de los mortales de correr 42 kilómetros en un maratón, tres participantes en la carrera de Madrid se han autoimpuesto otro: recaudar fondos contra el cáncer infantil.
Pedro Toledo, abogado de 46 años, y Luis Muñoz, estudiante de Ingeniería Informática de 25, se conocían del Club Maratón Guadalajara, donde compartían su afición por el ‘running’. Pedro lleva a sus espaldas seis maratones y Luis, pese a su juventud, dos. A ellos se une por primera vez Juan Pablo Garcés.
Luis comenzó a correr con el recuerdo en su cabeza de un familiar que había muerto de cáncer. La lucha que mantuvo contra esta enfermedad sirvió a Luis como estímulo necesario para llegar a la meta tras los 42.195 metros que dura un maratón, la mayor prueba de resistencia a la que posiblemente ha de hacer frente cualquier deportista.
«Era un homenaje a su lucha», recuerda Luis, que a partir de ese momento comenzó a interesarse por colaborar con ONG y fundaciones usando como herramienta el maratón, algo muy habitual en Estados Unidos y Europa, pero no tan conocido en España. Se trata de los llamados ‘kilómetros solidarios’, a través de los que empresas o particulares donan dinero a un proyecto concreto presentado por los maratonianos. A cambio, los corredores lucen en sus camisetas la publicidad de aquéllos que realizan las aportaciones. Es decir, ‘venden’ sus kilómetros por dinero.
En el caso de Luis y Pedro, este domingo llevarán la publicidad de aquellas empresas que han donado más de 300 euros. En su dorsal, sin embargo, no habrá espacio para el crío que aportó de su hucha cinco euros, aunque ese detalle lo llevan en su corazón. «Vimos el ingreso en la cuenta y nos sorprendió. Nos contó luego la madre que el niño había querido donar lo que tenía», relata Pedro Toledo.
Al final de la carrera, habrá también petición de donaciones y se leerán los nombres de quienes han aportado su granito de arena a la causa. Entre unos y otros, han logrado reunir hasta ahora más de 3.000 euros. El importe íntegro irá destinado a la Fundación Caíco, una entidad en funcionamiento desde 2006 destinada a apoyar a familias sin recursos con hijos enfermos de cáncer y a recaudar fondos para la investigación sobre esta enfermedad.
Hematomas en los pies
Pedro ya corrió el pasado 17 de marzo el Maratón de Badajoz por la misma causa. Una fascitis plantar le provocó un hematoma en un pie que le obligó a llegar caminando a la meta. «Lo normal es que hubiera abandonado, porque la marca se me iba. Pero lo terminé por la causa benéfica». Ese día, llegó a la meta en 4.35 horas, cuando su marca está en 3.07.
El objetivo solidario hará también a Luis olvidarse de las molestias de los últimos días en los pies, por culpa igualmente de la fascitis. Y de los exámenes de fin de curso. «Si no fuera porque me he comprometido… Pero llegaré hasta la meta como sea», cuenta el joven.
Fuente: El Mundo