Por Emilio Guerra Díaz
Afortunadamente crece el interés de empresas que desean crear una fundación. En mi caso particular, cuando me consultan sobre cuál podría ser su campo de acción y los programas que pudiera desarrollar sugiero que se detecten diversas inquietudes tanto personales y como empresariales. Evidentemente la nueva fundación empresarial habrá de alinear sus programas a las actividades de negocio, a los intereses corporativos donde se empatan necesidades sociales para destinar recursos de inversión.
Sin embargo, dos son los temas que necesariamente se hacen presentes y que se incorporan, o bien, a los programas de Responsabilidad Social Corporativa o, a los de la fundación, éstos marcan una tendencia. Nos referimos a medio ambiente y atención a desastres. ¿Por qué? Porque están vinculados directamente no sólo a las actividades de la empresa, sino también a su patrimonio y a la viabilidad de ella en la comunidad.
Pero por otra parte, la comunidad encuentra en esas iniciativas empresariales que se suman a la protección civil como uno de las acciones más altruistas y verdaderamente solidarias que dan legitimidad a la actividad lucrativa. Trasmiten un legítimo interés de las empresas por las personas antes que los negocios.
La semana pasada la Fundación Chrysler realizó diversas actividades para colectar víveres y enseres para apoyar a damnificados en Piedras Negras a causa de las torrenciales lluvias que hace tres semanas asolaron a la región. En esta ocasión dicha fundación unió esfuerzos con el Museo del Desierto y un Banco de Alimentos durante 10 días.
Pero ¿Por qué el apoyo de fundaciones empresariales en casos de desastres puede ser tan significativo? Existen varias razones. De las tres etapas que tiene un desastre: 1) Prevención, 2) Eventualidad y 3) Reconstrucción, las empresas son muy útiles en la primera y la última.
La forma en la que estructuralmente los colaboradores de una empresa siguen una jerarquía de mandos permite seguir instrucciones cuando es preciso identificar liderazgos para la acción cuando en muchos casos la ciudadanía pierde el foco de su colaboración a causa de la eventualidad. Aunado a lo anterior, el recurso voluntario que disponen bien administrado puede contribuir a distintas tareas si han recibido previo entrenamiento y conocen procedimientos ante emergencias.
Por otra parte, centenares de empresas cuentan con varias sucursales, oficinas y locales que sirven como centros de acopio, información y atención de damnificados. Qué decir de los recursos económicos que pueden paliar las necesidades de alimentos, medicamentos, vestido y enseres domésticos.
Al respecto Banamex cuenta con un fondo, una reserva económica, para movilizar donaciones en casos de desastre y así apoyar su programa 1×1. Hace varios años BBVA Bancomer unió esfuerzos con Wal-Mart y Cruz Roja para elaborar y distribuir despensas en casos necesarios; los miles de cajeros automáticos de instituciones bancarias han sido dispuestos para recaudar fondos y así hay varios ejemplares casos de imaginación empresarial para actuar.
Pero ante la disposición de esos recursos empresariales es necesaria una gestión profesional en torno al desastre y aclarar el tiempo y espacio donde es conveniente intervenir, cómo hacerlo y dónde podría entorpecer las acciones de atención de desastres si las acciones son improvisadas y descoordinadas. Mientras que las organizaciones públicas y privadas especialmente preparadas para atención a la emergencia saben muy bien cómo actuar: Cruz Roja, Perros de Búsqueda y Salvamento, cuerpos de rescate, médicos, y enfermeras de organizaciones de Socorro; la Secretaría de la Defensa Nacional y Marina, etc., las empresas y sus programas son valiosos en la reconstrucción y re- establecimiento de las acciones previas al desastre.
Desde el Consejo Directivo
El consejero de desarrollo institucional compartió con sus colegas la reciente alianza que establecieron la empresa P&G y Fundación Soriana para canalizar becas a alumnos de educación primaria de Monterrey, Nuevo León. Se trata de un esfuerzo conjunto que beneficia a 2 mil 900 alumnos quienes además recibirán material didáctico para el próximo ciclo escolar a través de Cáritas Monterrey y Fondo Unido.
La Secretaria del Consejo Directivo comento que le dio mucho gusto conocer que el trio de hermanos conocidos como Los Vázquez Sound, recién grabaron la insigne canción de Bob Dylan, Blowin’ in the wind para un disco cuya venta servirá para recaudar fondos para la Fundación ONE que estableciera Bono, cantante de U2. Los jóvenes unen sus voces a otros grandes artistas como Bruce Springsteen, Kid Rock y Usher.
Emilio Guerra Díaz
Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.