El conductor del tren de alta velocidad que descarriló a las 8:42 pm locales del miércoles a solo 4 km de la estación de Santiago de Compostela, cuando el convoy entró en una curva muy cerrada limitada a 80 km/h, reconoció que conducía a 190 km/h al momento del siniestro, por lo que el exceso de velocidad apunta como causa de la tragedia en Galicia (norte).
“No puedo correr más porque me multan”, se jactaba el maquinista de 52 años y 30 de servicio en su página de Facebook, donde llegó a mostrar una foto con el velocímetro de un tren marcando 200 km/h.
Hasta ayer, el número de víctimas que viajaban de Madrid a Ferrol en víspera de las fiestas del patrón Santiago era 80 muertos y 140 heridos, 32 de ellos de extrema gravedad. Entre los desaparecidos figuraba la joven Yolanda Delfín Ortega, de 22 años, originaria de Veracruz, quien desde hacía seis meses estudiaba derecho en la Universidad de Santiago. Pero ayer se confirmó en Madrid su deceso.
Según fuentes de la investigación, tras el mortífero siniestro el conductor se comunicó con el delegado del gobierno en la región autónoma de Galicia, Samuel Juárez, a quien admitió el exceso de velocidad.
En otra de esas conversaciones telefónicas uno de los dos maquinistas del tren dijo: “Descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer”.
Francisco Garzón es el maquinista de 52 años que conducía el tren, primer imputado por el juez, y se subió en Ourense para relevar a su compañero. Tiene 30 años de experiencia profesional en la Red Nacional de Ferrocarriles (Renfe).
En marzo de 2012 Garzón había subido a Facebook la fotografía de un velocímetro de tren que marcaba 200 km/h, si bien no aclaró si alcanzó esa cota en un tramo permitido.
Ambos conductores salieron ilesos del siniestro, pero Garzón quedó bajo custodia policial en el hospital donde fue ingresado con tan solo heridas leves.
En tanto, el presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar, aseguró que el convoy Alvia había pasado una revisión momentos antes del accidente y que “no tenía ningún problema operativo”.
Sobre las causas del siniestro dijo con prudencia que la caja negra del convoy “ya está en manos del juez”. “El tema está bajo investigación judicial”, añadió.
Por la mañana, el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, visitó el lugar y remitió a las dos investigaciones (la judicial y la técnica) activadas para averiguar qué ocurrió y defendió que el objetivo es “conocer exactamente” cuáles fueron las causas de este “gravísimo” siniestro ferroviario “a la mayor celeridad posible y acertando plenamente en el diagnóstico”.
Rajoy decretó tres días de luto en España; en Galicia serán siete.
No se detuvo
“¡Voy a 190! Espero que no haya muertos porque caerán sobre mi conciencia”, dijo uno de los dos maquinistas por radio a la estación, en el momento del accidente, según informaciones publicadas por el diario El País.
Numerosos testigos hablan de un ruido muy fuerte como de una explosión.
Varios vagones descarrilaron amontonándose unos con otros. Uno de ellos saltó por los aires cayendo a un terraplén a varios metros de las vías. Rápidamente, ambulancias, policías y bomberos se acumularon, con las luces de emergencia encendidas, para evacuar a los heridos.
Jesús López, de 69 años, esperaba solo, el jueves ante el centro, con un paraguas colgado del brazo. Vino de A Coruña, a 100 km de allí, desde que supo que su sobrina, de 40 años, estaba dentro del tren.
Arquitecta residente en Madrid, ella iba a Galicia para buscar a sus dos hijos de cinco y dos años que vacacionaban con sus abuelos.
De repente suena el celular del hombre: una amiga enfermera ha identificado a su sobrina gracias a la alianza de bodas. Jesús rompe a llorar: “La vio en el hospital. Está en estado grave, pero viva”.
Fuente: Milenio.