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ColumnistasLos límites de la democracia y el inicio de la Responsabilidad

Los límites de la democracia y el inicio de la Responsabilidad

Por Javier Visoso

En la creciente tendencia a la democracia en México, nos falta entender que uno de los factores clave que la conforman es la responsabilidad y que ésta implica límites establecidos por la legalidad.

Es claro que esto no es algo que importa a los supuestos “maestros” que sin mayores consecuencias atropellan todo derecho ciudadano y rompen las posibilidades de desarrollo laboral, económico y social. Digo supuestos maestros porque si de verdad se dedican a la docencia, deberíamos optar por su renuncia inmediata, un maestro tiene educación. De lo contrario, los manifestantes que actuaron en días pasados, no son docentes, sino acarreados políticos que hurtan el título para hacer desmanes.

Manifestación

Manifestarse y expresar controversias, desacuerdos o inconformidades es un derecho en cualquier democracia. Pero de igual forma es un derecho hacerlo con responsabilidad y respeto a terceros. ¿Qué quiere decir esto? Así como un individuo puede buscar presionar para ser escuchado y buscar revertir una decisión, porque ésta afecta sus intereses, debe también estar conciente de las repercusiones que la forma en que lo haga, puede tener, y así, asumir las consecuencias de esos actos.

Las pasadas manifestaciones terminaron sin excepción en afectaciones graves a terceros. Una de ellas dejó a 10 policías gravemente lastimados cuando decidieron atropellarlos con un automóvil robado, en otra agredieron con palos y tubos y rociaron de gasolina a varios automóviles, mobiliario y equipo tanto urbano, como de negocios y establecimientos que estaban a su paso.

A todo esto, el líder de la Sección 22, Rubén Núñez, responde que ellos planearon una “manifestación pacífica” y que “infiltrados” a la manifesación fueron quienes generaron la violencia.

Esta respuesta se ha vuelto muy popular para deslindarse de las agresiones. Sin embargo, el estado de derecho debe de contemplar que quien organiza este tipo de movilizaciones se vuelve responsable de las acciones que deriven de éstas y por lo tanto debe de tomar control por la ejecución del mismo.

Veámoslo de esta forma: Si alguien almacena pirotecnia en una bodega y ésta se incendia por un corto circuito, es responsable de los daños generados, aunque él directamente no la haya hecho estallar. O si alguien deja su automóvil sin freno de mano y éste causa daños, el dueño del automóvil es responsable de los éstos aunque no haya sido él quien impactó el automóvil contra los objetos en su camino al momento del accidente.

De esta misma forma, quien convoca a un acto masivo que no cuenta con los mecanismos de control porque según dice “sus intenciones eran refinadas, legítimas y pacíficas” debe de ser responsable de las consecuencias y asumir los daños causados.

El ciudadano debería de contar con mecanismos de demanda por “daños causados” a través de procesos sencillos e instituciones funcionales que le retribuyan las afectaciones que los manifestantes causen a terceros. Por ejemplo, quienes perdieron sus vuelos por la toma de las avenidas cercanas al aeropuerto Internacional Benito Juárez en la Ciudad de México, deberían de poder demandar y contar con la procedencia de sus demandas, haciendo responsables a los organismos organizadores del evento.

Es momento de entender que la libertad de expresión y la libertad de manifestarse no están por encima de la ley. La autoridad debería actuar siempre como lo hizo este domingo cuando creó el cerco policiaco que desvaneció las posibilidades de violencia. En lugar retractarse de actuar decididamente conforme a derecho, debería de hacerlo así siempre para garantizar la sana convivencia ciudadana.

El círculo vicioso radica en que las instituciones y las autoridades prefieren no escuchar las demandas legítimas e ignorar las más que le sean posibles. Los grupos afectados buscan el acercamiento y terminan por entender que solamente la presión pública es la forma de captar la atención, y los oportunistas se dan cuenta del gran negocio que puede hacerse en una situación así. Con el tiempo, las demandas legítimas se han convertido en abusos de grupos radicales y ventajosos, que hoy toman las calles para generar desorden público y disfrutan de la impunidad para hacer de todo esto un negocio redondo.

El actuar responsablemente desde una primera etapa es lo que haría la diferencia en la tolerancia. Tomarnos en serio de forma responsable, sería el paso uno. Lo siguiente es apegarnos a derecho y fortalecer las instituciones para que los desacuerdos busquen formas civilizadas de procedencia, evitando así que nuestra gente resulte herida o afectada de forma económica, física o socialmente. Rompamos el círculo de afectaciones a través de exigir enérgicamente a las autoridades que actúen con apego a la ley, hagamos valer nuestras posturas y necesidades a través de las instituciones y contemplemos en nuestro actuar diario el derecho de los demás, pues el respeto al derecho ajeno es la paz y últimamente hemos olvidado, como sociedad, cómo funciona esa premisa.


Francisco Chávez Visoso

Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en el Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México. En la Escuela Bancaria y Comercial (EBC) cursó la maestría en Administración y Mercadotecnia. Desde 2008 ha trabajado en actividades de Responsabilidad Social en empresas trasnacionales de origen mexicano. Actualmente labora en Grupo Bimbo desde donde busca aportar un grano de trigo a la mejora y fortalecimiento de la Responsabilidad Social y la Sustentabilidad.

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