Entrevista con Gustavo Alanís
En un país donde los ataques contra activistas ambientales son cada vez más frecuentes, y en el que las ONG subsisten, en promedio, apenas ocho años, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) festeja dos décadas de existencia; Equilibrio platicó con su director general, quien habló de los retos y logros que le ha tocado experimentar al frente de este organismo, que se ha consolidado como referente obligado para la conservación y aprovechamiento responsable de los recursos naturales de nuestro país.
En agosto de 1993, un grupo de abogados comenzó las operaciones del CEMDA, con el objetivo de impulsar la aplicación efectiva y mejoramiento del derecho ambiental, como estrategia eficaz para la protección del medio ambiente en México.
Hoy, a poco más de 20 años, Gustavo Alanís hace un recuento de lo sucedido a lo largo de este tiempo, y asegura: «hemos ido más allá de lo que en un principio hablamos planeado». Sin embargo, reconoce que es difícil entender por qué no hay más grupos nacionales especializados en la materia. «Si el ámbito ambiental no está bien, nada de lo demás puede estarlo», dice.
Desde tu punto de vista, ¿qué hace falta en el país para lograr que los asuntos ambientales formen parte
de la agenda nacional?
En primer lugar, necesitamos mucha voluntad política y un presidente comprometido con la causa. Aunque en un principio no lo mostró, hoy en día el primer mandatario ha dado claras señales de interés, como la Estrategia
Nacional de Cambio Climático, las declaratorias de la UNESCO, la comisión para la recuperación de la vaquita marina o la protección a las tortugas en Baja California.
Así, debemos lograr que los temas ambientales formen parte de la agenda prioritaria y que sean transversales; es decir, que permeen todas las secretarias de Estado.
Es fundamental que los grupos, las personas, las organizaciones y los académicos levanten la voz con fuerza, pero también con sustento, porque desafortunadamente, en muchas ocasiones existe participación ciudadana a la ligera y poco responsable} lo que ocasiona que la sociedad civil pierda fuerza y credibilidad. Por lo tanto, además de criticar y quejarnos, debemos plantear soluciones y proyectos de mitigación y con menor impacto.
En este sentido, es indispensable trabajar en grupos, asociaciones y colectivos para darle más fuerza a este movimiento. Tenemos que avanzar hacia esa participación pública atinada, informada y responsable.
¿Cuáles crees que son los principales conflictos ambientales que afectan a nuestro país?
Aunque 13% del territorio está decretado como área protegida, 50% de estas regiones no cuenta con un plan de
manejo. Entonces, ¿para qué sirve el decreto?
Por otra parte está el tema del agua: existen problemas de precio, disponibilidad, implementación de la ley, accesibilidad, falta de infraestructura, potabilidad y desperdicio.
En este rubro, resulta relevante el inadecuado tratamiento de aguas; por ejemplo, en Zihuatanejo, Huatulco, Acapulco o Puerto Vallarta, los hoteles desaguan en el mar, afectando al medio marino y la salud de las personas.
Tampoco estamos hadendo el mejor manejo de residuos peligrosos, porque no contamos con los confinamientos necesarios; esos desechos terminan en los cuerpos de agua, en tiraderos clandestinos o en barrancas.
Hablando de ecosistemas, hay que señalar que perdemos cerca de 130 000 hectáreas de bosque al año, y hasta la fecha, 65% de los manglares en el país ha desaparecido, por lo que las afectaciones a la riqueza natural son una asignatura aún pendiente.
A largo del tiempo, ¿cómo ha cambiado la participación ciudadana en cuestiones de protección y conservación del entorno?
En la actualidad, a diferencia de lo que sucedía hace 20 anos, la gente -de diversas edades- está mucho más alerta, consciente e interesada. En parte, esto se debe a que ahora la población siente afectaciones directas (por ejemplo, en la calidad del aire que respira o en las condiciones del agua que consume), y actúa en consecuencia, a fin de evitar los efectos negativos de las mismas. De la conciencia hemos pasado a la acción.
En este sentido, ¿qué pasa con el desempeño de las autoridades involucradas?
Por fortuna, hemos mejorado, aunque aún se puede hacer mucho más: las leyes se han fortalecido y reformado, existen más acuerdos internacionales; la parte institucional está en vías de consolidarse, igual que los espacios ciudadanos – pero éstos no se utilizan lo suficiente.
CEMDA cuenta con cinco oficinas ubicadas en algunas de las principales ciudades: Cancún (Quitana – Roo), La Paz (BCS), Valle de Bravo (Estado de México), Veracruz y Distrito Federal.
¿Qué balance haces del CEMDA en estas primeras dos décadas?
Desde su creación, la misión del C£MDA ha sido promover el derecho a un ambiente sano, así como su defensa a través del desarrollo y cumplimiento efectivo de la legislación y las políticas públicas. Asimismo, hemos sido un instrumento imparcial para lograr que el pais crezca. Para lograrlo, sin excepción, cuando han existido nuevas autoridades, nos acercamos para ofrecerles apoyo.
Por eso nos han dicho de todo: «policía ambiental», «talibanes ambientales», «guerreros verdes», «los zetas del
medio ambiente». Y es que cuando nos encontramos con proyectos que violan el marco legal y explotan los recursos naturales, actuamos como oposición y contrapeso, pero siempre bajo un marco de respeto.
Asimismo, nos hemos rebasado a nosotros mismos, al contar ya con cinco oficinas, con un staffsólido y con un consejo directivo que es el órgano rector del centro. Es un equipo multidisciplinario, conformado por biólogos, abogados, ingenieros, comunicólogos, administradores, politólogos, etcétera. Juntos ofrecemos una visión global de la situación ambiental en nuestro país.
Al equipo de trabajo le encantaría que hubiera una oficina del CEMDA en cada estado de la república.
¿Qué opinas de los ataques y amenazas contra conservacionistas?
En este tema tenemos que reflexionar. Es en realidad preocupante que alguien que se dedica desinteresadamente a esta causa, corra el riesgo de morir; es un mal indicador porque quiere decir que no hemos madurado. Hace 20 años hubiera pensado que a estas alturas sería diferente.
Dichos casos suceden cuando los particulares ven afectados sus intereses; empiezan a comprar medios, a distorsionar información y, en el peor de los casos, a atentar contra los activistas.
¿Has pensado en ocupar un cargo público?
Me encanta la política y durante mucho tiempo trabajé en el gobierno; además, a lo largo de mi carrera he recibido varios ofrecimientos. Sin embargo, me di cuenta de que desde la iniciativa privada y la sociedad civil se puede hacer más, tengo más autonomía e independencia.
Fuente: Revista Equilibrio No. 60
Publicada: Septiembre de 2013