Por: Josep M. Lozano
Alfred Vernis y María Iglesias acaban de publicar, en el marco del Instituto de Innovación Social, Empresas que inspiran futuro. Ocho casos de emprendedores sociales. Manuel Castells ha hecho con precisión la valoración del libro, lo que me exime de mayores insistencias en este punto: «se trata de un estudio ejemplar, tanto en su contenido y metodología como en los objetivos sociales e intelectuales que persigue». Manuel Castells, como en tantas cosas, tiene en este punto toda la razón.
Yo me permito, pues, moverme en otro registro. Yo creo que deberíamos tomarnos este libro no solo como un toque de atención, sino como una llamada que debería convocar a mucha gente: se trata de estar a favor de los emprendedores sociales. Porque se trata, como reza el título del libro, de empresas que inspiran futuros. Repito: se trata de empresas, porque entre nosotros hablar de emprendedores sociales todavía genera o incomprensión, o confusión, o –directamente- sarpullidos. Porque se trata de emprendedores… sociales, y el tópico y lo patrones mentales heredados nos dicen que estas palabras no pueden ir juntas: o empresas, o sociales; pero las dos cosas a la vez no. Pues sí. Se trata de empresas, no de obras de caridad, de acción social o de ONG, actúan en el mercado con criterio y lógica empresariales; es decir, para evitar subterfugios: buscando beneficios. Pero este no es el fin último de la empresa, sino que su objetivo es social. Este es el motor último de las diversas iniciativas.
Pero son empresas que inspiran futuros porque compiten en el mercado para generar valor económico y social. Éste, como tantos otros, puede ser –y es- un equilibrio difícil, a veces inestable, pero en el que se juega la razón de ser de estas iniciativas: conseguir a la vez valor económico y valor social. En este sentido, es importante subrayar que cuando se habla de o se valora a estas empresas hay que considerarlas en su globalidad y en el conjunto del proceso que catalizan. No se trata únicamente del producto o servicio que ofrecen en el mercado. Se trata de verdaderos constructores de capital social, por los valores por los que apuestan, por su modelo de negocio, por su organización del trabajo, por la manera como se toman las decisiones, por su capacidad de innovación en ámbitos en los que el pensamiento convencional considera que ya no hay nada que hacer.
El libro tiene además otra gran virtud. Como ya he señalado, es un auténtico alegato a favor de las empresas (y los emprendedores) sociales. Pero no se mueve en el terreno analítico, meramente discursivo. El libro nos presenta, de manera vívida y próxima, ocho casos. El número, en si mismo, es poco relevante, fueran seis o fueran diez. Lo más importante es traer a la luz pública algo que son más que un conjunto de iniciativas: se trata mostrar fehacientemente una tendencia, por desgracia, silenciada en la práctica. Una tendencia a la que se presta poca atención, que raras veces está en las agendas públicas y privadas, y que puede y debe ser una referencia para los próximos años. Recuperemos a favor de nuestras tesis un viejo título de Umberto Eco: no estamos condenados a optar entre los apocalípticos y los integrados. Entre los apocalípticos y los integrados hay un espacio para quienes no renuncian a su compromiso de hacer posible lo inédito. Pero el espacio entre los apocalípticos y los integrados se construye con decisión desde lo concreto, de ahí la importancia (más allá de la aburrida retórica sobre los casos y su metodología) de dar nombre y rostro a iniciativas que inspiran futuros: Cooperativa l’Olivera; Fundació Santa Teresa; Hortus Aprodiscae; Moltacte; Fundació Formació i Treball; Fundació Futur; La Fageda; Lonxanet. Lean el libro, de verdad.
Por lo dicho: hay que librar una batalla intelectual, mediática, profesional… a favor de los emprendedores sociales.
Josep M. Lozano
Profesor del Departamento de Ciencias Sociales e investigador senior en RSE en el Instituto de Innovación Social de ESADE (URL). Sus áreas de interés son: la RSE y la ética empresarial; valores y liderazgos en las organizaciones; y espiritualidad, calidad humana y gestión. Ha publicado sus investigaciones académicas en diversos journals. Su último libro es La empresa ciudadana como empresa responsable y sostenible (Trotta) Otros de sus libros son: Ética y empresa (Trotta); Los gobiernos y la responsabilidad social de la empresa (Granica); Tras la RSE. La responsabilidad social de la empresa en España vista por sus actores (Granica) y Persona, empresa y sociedad (Infonomía).
Ha ganado diversos premios por sus publicaciones. Fue reconocido como Highly commended runner-up en el Faculty Pionner Award concedido por la European Academy of Business in Society i el Aspen Institute. Ha sido miembro de la Comissió per al debat sobre els valors de la Generalitat; del Foro de Expertos en RSE del MTAS; del Consejo Asesor de la Conferencia Interamericana sobre RSE del BID; y de la Taskforce for the Principles for Responsible Business Education del UN Global Compact. En su página web mantiene activo un blog que lleva por título Persona, Empresa y Sociedad