Una imagen dice más que mil palabras: la Zona Metropolitana del Valle de México fue consumida por una espesa capa de neblina. En días recientes los niveles de contaminación superaron los límites permitidos, por lo que las autoridades decretaron Contingencia Ambiental Fase 1 y establecieron medidas extraordinarias para disminuirlos.
Este escenario se repite constantemente en las grandes urbes del mundo y México no es la excepción, sobre todo porque en la mayoría de los casos se incumplen las normas de protección a la salud.
En México, 44 por ciento de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) proviene de las industrias de la energía y el transporte. En 2010, las unidades de dióxido de carbono equivalente contabilizaron 748 millones de toneladas, representando un incremento de 33.4 por ciento con respecto de 1990, según el Inventario Nacional de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero, elaborado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).
Este aumento se debe al uso intensivo del automóvil en las zonas metropolitanas, al crecimiento del parque vehicular y a la ampliación de la superficie urbana. El reporte Ecozonas, una propuesta para mejorar la calidad del aire y la movilidad en la Megalópolis, detalla que en la ZMVM el 31 por ciento de la contaminación por partículas suspendidas menores a 2.5 micras proviene de los vehículos automotores, generando severos problemas de salud pública principalmente en niños menores de seis años y adultos mayores.
Las causas de este problema ambiental son multifactoriales y, por ende, requiere soluciones de diversa índole, sobre todo por las condiciones topográficas del Valle de México que suscita inversiones térmicas que tienden a atrapar los contaminantes.
Entrevistado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el doctor Gustavo Sadot Sosa Núñez, investigador del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, explicó que las soluciones al problema ambiental debe comenzar con la delimitación de un plan integral en el que participen los sectores público y privado, las instituciones académicas y de investigación, así como la sociedad civil.
Cuestionado sobre cómo debe ser la política pública enfocada para mejorar el aire, el investigador respondió que las autoridades deben alinear sus mediciones de partículas suspendidas con las de la OMS, quien recomienda que los diversos contaminantes no deben exceder de un índice de 50 puntos.
“A nivel nacional, la Ciudad de México está a la vanguardia porque cuenta con mayores fuentes de monitoreo […]. Medidas como el programa Hoy no Circula son insuficientes para tratar la contingencia actual. En estos días se enfocaron en restringir el uso del automóvil e implementar la gratuidad en el transporte público, que también es bueno pero es limitado porque solo se aplica por un par de días”.
“Existen diferentes aspectos políticos, sociales y económicos que impiden se tomen acciones objetivas. Muchos de los actores responsables de la política de la calidad del aire están más preocupados por los tiempos electorales y prefieren evitar plantear medidas”, puntualiza Sosa Núñez.
De acuerdo con el especialista, las acciones inmediatas que podrían llegas a evitar estos escenarios sería remover el parque vehicular viejo, que genera mucha contaminación, además promover la renovación -y electrificación- del transporte público.
“Debe realizarse un análisis que establezca que la Ciudad de México y su zona metropolitana contemplan determinado número de vehículos y con base en ello gestionar si se incorporan más al mercado y, si es así, deben salir otros, a manera de que haya una circulación constante”.
Sin embargo, Gustavo Sadot puntualizó que “hemos adoptado políticas similares en términos de medición y monitoreo, que es importante hacerlo, pero la idea es buscar estrategias que sean contundentes para ir bajando los niveles de contaminación”.
Considero que se requiere un cambio de paradigma con la transición de combustibles fósiles a energía renovable, no solamente en México sino en todo el mundo. El problema es que el combustible fósil sigue teniendo presencia, pues quienes ostentan esas empresas se siguen presionando, cabildeando y teniendo poder, por lo que la transición de energías renovables se dará demasiado tarde y de manera muy lenta.
Fuente: sinembargo