El crecimiento constante y progresivo del interés en temas ambientales subraya la importancia de abordar desafíos como la contaminación, la escasez de agua y la transición hacia energías limpias. Sin embargo, existen retos significativos relacionados con la anticipación de temas emergentes relacionados con una correcta gestión de recursos ambientales y apuntar a los aspectos críticos antes que los competidores, así como la implementación de iniciativas adaptadas a los desafíos específicos de cada industria.
En el marco del Día Mundial del Reciclaje, una jornada que invita a reflexionar sobre las prácticas cotidianas y su impacto ambiental, es crucial comprender el estado actual del sentimiento relacionado con el cambio climático, un tema de creciente preocupación entre la población mexicana. Ante este panorama, en los últimos meses, el equipo de LLYC en México ha realizado una escucha activa en redes sociales en torno a estos temas. Sin embargo, el desafío va más allá de la conversación: implica acciones concretas y políticas efectivas para mitigar los impactos ambientales y sociales del cambio climático.
La transición hacia una economía circular, donde se maximiza la reutilización y el reciclaje de recursos, es fundamental para abordar los desafíos ambientales globales y promover un desarrollo sostenible. En México, el reciclaje ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años. Según datos del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), en 2020 se reciclaron aproximadamente 7.6 millones de toneladas de residuos, lo que representa un aumento del 12% respecto al 2019. Este incremento ha contribuido a reducir la cantidad de desechos enviados a vertederos y a conservar los recursos naturales del país.
Además, el reciclaje ha generado impactos positivos en la economía nacional, con un valor estimado de mercado de alrededor de 24 mil millones de pesos. A pesar de estos avances, aún queda un amplio margen para mejorar las tasas de reciclaje y promover una cultura más consciente del manejo de residuos en la sociedad mexicana.
Los esfuerzos para mitigar los efectos del cambio climático han unido a países de todo el mundo. Desde la firma del Acuerdo de París en 2015, donde 193 países se comprometieron a alcanzar cero emisiones netas para 2050, los modelos ESG (Ambiental, Social y de Gobierno) han cobrado una gran relevancia en la planificación estratégica de empresas y gobiernos a nivel global. Estos modelos no solo buscan impulsar la rentabilidad a largo plazo de las organizaciones, también contribuyen a la protección del medio ambiente y a la lucha contra el cambio climático.
“En un mundo cada vez más consciente del medio ambiente, el reciclaje no solo es una responsabilidad corporativa, sino también una oportunidad para fortalecer la reputación y la marca de una empresa. Las organizaciones que adoptan prácticas sostenibles, como el reciclaje, además de contribuir al cuidado del planeta, generan confianza y lealtad entre sus clientes y la sociedad. El compromiso con el reciclaje refleja una gestión responsable de los recursos y un compromiso con valores éticos y ambientales, lo que puede tener un impacto positivo significativo en la percepción y la reputación de las empresas en el mercado”, afirma Mauricio Carrandi, director general de LLYC México.
No obstante, la sobreutilización del término ESG ha dado lugar a prácticas como el «greenwashing», donde las empresas magnifican sus acciones habituales como contribuciones significativas al medio ambiente y la sociedad, sin generar cambios reales. Esto representa una pérdida de confianza y valor a largo plazo para las organizaciones, así como una falta de transparencia y permanencia en los modelos ESG.
El Día Mundial del Reciclaje ofrece una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de promover prácticas empresariales y gubernamentales que fomenten el reciclaje, la reutilización de recursos y la reducción de la huella ambiental. Es fundamental que tanto gobiernos como las empresas en México se comprometan con la protección del medio ambiente y el bienestar social, tomando medidas decisivas para enfrentar los desafíos del cambio climático y avanzar hacia un futuro más sostenible para todos.