El tema de la salud en México experimenta, como tantos otros, un profundo letargo.
A nadie llama la atención que un país de más de 100 millones de personas solamente cuente con un puñado de institutos nacionales de salud y casi todos concentrados en la ciudad capital y que con esto se pretenda cubrir las necesidades de atención, docencia e investigación médica del país.
Cabe hacer notar también que la creación de dichos centros de salud se debió a la tenacidad y capacidad política y académica de aquellos a los que ahora se honra con que estos institutos lleven su nombre.
Es lamentable que en los gobiernos se piense que con un puñado de centros de excelencia médica centralizados en esta ciudad se puede contender con la demanda de atención, de docencia y de investigación que tiene el país.