Con un fraterno abrazo y nuestro pésame a
Emilio Álvarez Icaza Longoria por el fallecimiento
De su señora madre, Luz María Longoria
Por: Emilio Guerra Díaz
«Ciudadanía en Construcción» asume como una responsabilidad monitorear qué está sucediendo en el mundo del voluntariado en México, en todos los sectores y las diversas manifestaciones para analizarlas y compartirlas con sus lectores. El sector público no es la excepción y en los tiempos que nos tocan vivir, observar la relación que hay entre voluntariados y acciones de gobierno será fundamental para saber los cauces que podrá seguir la participación ciudadana independiente.
En días pasados al menos cuatro notas de gobierno y voluntariado sobresalieron. La primera fue el anuncio de la Agencia Digital y de Innovación Pública de la Ciudad (UADIP) de México que señaló que la reinventada plataforma de voluntariado otrora llamada “Voluntarios de corazón” (lanzada por Miguel Ángel Mancera luego de los sismos de septiembre de 2017) y hoy rebautizada como Sentika por el actual gobierno, tenga ya inscritos 1 mil 439 ciudadanos que se apuntaron como potenciales voluntarios para apoyar situaciones de emergencias en casos de sismos y otras eventualidades que estén relacionadas con la protección civil.
Los operadores de esta red indicaron que las personas inscritas radican principalmente en tres colonias de la ciudad: Narvarte, Roma y San Miguel Chapultepec. El sistema permite saber las preferencias de colaboración ya sea por día, horario y disponibilidad de tiempo. También advierte un menú de formas de ayuda.
Sin embargo, llama la atención que, como sucede en estos casos, siempre preocupa más incrementar el número de personas, que la calidad de su posible participación. «Ciudadanía en Construcción» ha señalado que este tipo de esfuerzos públicos carecen de soporte para una participación efectiva y eficaz pues a la fecha no se han llevado cursos de capacitación, no hay una vinculación con el sistema de protección civil y ahora, mucho menos con organizaciones de la sociedad civil que trabajan el tema. En suma, no hay preparación ni directrices claras sobre cómo actuar.
Caso curioso mientras el actual gobierno federal no quiere “organizaciones intermediarias”, para reaccionar ante eventualidades todos los gobiernos anteriores se han apoyado de organizaciones de la sociedad civil. En el caso de los sismos nos recuerda que, por un lado, el gobierno capitalino no tiene capacidad de respuesta al 100% y que en diversos casos se ha apoyado de la benemérita Cruz Roja Mexicana para servicios de socorro y por supuesto de rescate (una organización de la sociedad civil). Otro apoyo ha sido la ayuda espontánea que miles de ciudadanos ofrecen, de ahí el interés de Sentika de captarlos, pero no se pueden olvidar los Topos de Tlatelolco, Hábitat para la Humanidad, Techo, etc.
Otro de los eventos relevantes de relación de gobierno con voluntarios fue el reconocimiento que las autoridades federales hicieron al grupo de 1 mil 200 personas denominadas “Servidores de la Nación”, un híbrido entre simpatizantes del ¿gobierno federal?, ¿del presidente?, ¿gente de todas sus confianzas? que reciben trato de personal de tiempo parcial, e incluso algunos lo consideran como un servicio “voluntario”, pero que por colaborar en el “Censo de Bienestar” recibieron un estímulo económico.
Acertadamente María Amparo Casar los describió muy bien en una colaboración en Excélsior (marzo 6 de 2019): los referidos “siguen visitando los domicilios particulares en su calidad de amloistas, no de funcionarios de gobierno” y que es una forma de participación ciudadana que se llevó a cabo fuera de cualquier regla de operación justificado como “herramienta que concluirá con la corrupción”, y en cambio, distorsiona el sentido del servicio voluntario y apalanca por otro lado el clientelismo que será beneficiado con la entrega directa de dinero público por decisión de… una sola persona.
En otras épocas y en otros regímenes ha quedado claro cómo la tendencia totalitaria del poder se apoya en grupos alternativos disfrazados de independientes (para militares, camisas pardas, etc. para consolidar nuevas estructuras civiles de apoyo incondicional. Hoy pueden ser grupos movilizados para fines específicos como los “Servidores de la Nación”, y por supuesto, en redes sociales un ejército de inquisidores -muchos de ellos con pseudónimos o que actúan desde el anonimato para denostar, calumniar y condenar a quien consideren sus enemigos (diríase también, adversarios).
Un tercer caso de interés de vinculación de voluntariado con iniciativas gubernamentales pero muy positivo es el del gobierno municipal de Chihuahua que estableció recientemente una alianza con la Fundación del Empresariado Chihuahuense, el DIF municipal y la asociación Centro de Liderazgo y Desarrollo Humano (CELIDERH) que, dicho sea de paso, es una organización que encabeza la profesionalización de distintos voluntariados en la entidad. Se trata del programa “Voluntariado CUU” que busca incrementar la participación ciudadana dentro de organizaciones de la sociedad civil. En este caso, un gobierno dispuesto tanto a reconocer el aporte de dichas organizaciones como de la necesidad de apoyarse en ellas para cumplir las metas de bienestar social. El presidente de CELIDERH, Aarón Grijalva Galván, indicó que promover el voluntariado en la entidad es “una estrategia interinstitucional para poner a Chihuahua como referente de participación ciudadana”.
Por último, se tiene el caso del gobierno municipal de Querétaro que estableció un convenio de colaboración con la Universidad Autónoma de la entidad precisamente para desarrollar programas de voluntariado que apoyen proyectos de obra pública en colonias que lo requieran. Así, maestros y alumnos podrán participar en alguna de las 14 localidades objeto de los programas de voluntariado. Cómo una primera etapa de esta colaboración intersectorial será la elaboración de un diagnóstico sobre la situación de obra pública en 70 colonias. Actualmente la citada casa de estudios cuenta con su programa Voluntarios por la UAQ, donde participan 500 jóvenes universitarios. De manera alterna, muchos estudiantes podrán llevar a cabo su servicio social.
Es importante recordar al lector de «Ciudadanía en Construcción» que Querétaro es la primera entidad que cuenta con una ley de voluntariado y que la Alianza Mexicana de Voluntariado participó activamente en su conformación siempre con una posición crítica debido al difícil reto de regular la actividad voluntaria. De hecho, no se han concluido los trabajos de la ley reglamentaria y será de gran interés cómo este tipo de iniciativas podrán apegarse a dicha ley.
Como se puede reflexionar a partir de estos 4 casos de vinculación entre gobierno y organizaciones de la sociedad civil, incrementar el servicio asociado entre estos sectores, el público y el ciudadano, debe perdurar en beneficio de las comunidades, este es sin duda una de las metas del Objetivos de Desarrollo Sostenible 17: “Alianzas para lograr los objetivos”, que se refleja también en el 16: “Paz, justicia e instituciones sólidas”.