La inundación de la costa estadounidense debido al cambio climático ha comenzado; ya no es una amenaza teórica, advierten los expertos.
Cada vez es más común ver en ciudades costeras de Estados Unidos reglas verticales para medir el nivel del agua y advertir a los ciudadanos de posibles riesgos, caminos que desaparecen o casas que se inundan donde antes jamás llegaba la marea.
Científicos federales en Estados Unidos han advertido del aumento del nivel del mar, tanto en la Costa Este, como en la Costa del Golfo y la Costa Oeste. Y, aunque por el momento los niveles de agua que llegan a las ciudades debido a las mareas no son tan elevados -suelen alcanzar 30 a 60 centímetros sobre el nivel del mar-, son suficientes para crear caos.
Estas inundaciones, como la que ocurrió recientemente en Louisiana, pueden parar el tráfico, inundar sótanos, destruir vehículos, destrozar la flora o envenenar los pozos de agua con la sal del mar. El principal problema es que los efectos son inmediatos.
«Una vez que el impacto sea perceptible, te van a afectar en seguida», explicó William V. Sweet, investigador de la Administración Nacional de Oceanía a The New York Times. «No habrá que esperar 100 años».
Los gobiernos locales están empezando a actuar, e incluso este es un tema que se ha filtrado en las elecciones. Hay ciudades como Miami que están liderando el camino. Esta localidad está aumentando los impuestos para financiar un plan de 400 millones de dólares que incluye elevar las calles, instalar bombas de drenaje, y elevar los muros que protegen las zonas urbanizadas del mar.
Pero los líderes locales advierten que no pueden abordar este problema solos y piden ayuda al Gobierno federal, tanto con asesoramiento como con financiamiento. Sin embargo, el Congreso ha ignorado estas peticiones, provocando que el país no tenga una política nacional sobre el ascenso del nivel del mar.
Expertos advierten que este es un problema que pone en riesgo la seguridad nacional. Las bases navales están en peligro, particularmente. Aunque difícilmente podrían ser desplazadas del mar, parte de sus superficies sí podría desaparecer.
«Es como si el país estuviera siendo atacado por todas sus costas al mismo tiempo», dijo Andrea Dutton, una especialista en cambio climático de la Universidad de Florida. «Es un ataque lento, gradual, pero amenaza la seguridad de Estados Unidos», añadió.
Los retos son complejos, ya que crear las medidas para proteger a las ciudades de este fenómeno requiere de cientos de millones de dólares.
La Administración del Presidente Barack Obama está tratado de desarrollar programas de protección en algunas colonias para que sirvan de modelo para el resto de las ciudades.
Sin embargo, no hay indicios de que el Congreso tenga la intención de gastar dinero en esas ciudades y estados.
Como ejemplo, solo Norfolk, una localidad de 250 mil habitantes, requiere una financiación de mil 200 millones de dólares, o 5 mil dólares por cada habitante.
Fuente: Reforma
