No importa si esta mañana elegiste un vestido o unos jeans, si tu ropa es floja o ajustada o cuánta tela lleves sobre ti. Si eres mujer, vives en México y utilizas el transporte público, es casi seguro que en algún momento del día caminarás por la calle y escucharás algún comentario desagradable sobre tu cuerpo.
De acuerdo con información de Forbes, en la ciudad de México seis de cada diez mujeres han experimentado tocamientos u otra forma de acoso callejero en el transporte público, lo que la convierte en la segunda ciudad con el sistema de transporte de mayor riesgo de esta naturaleza en el mundo. En contraste, sólo el 3% de las mujeres en Nueva York serán víctimas alguna vez de este delito.
Pero este no es un problema únicamente de nuestro país, alrededor del mundo muchas mujeres sufren este tipo de violencia diariamente y por ello han nacido múltiples campañas para denunciar y prevenir este delito.
Cámaras ocultas que graban horas de acoso callejero en diferentes lugares del mundo, ilustraciones que promueven el respeto a la mujer y su vestimenta independientemente de su lugar de origen y toda clase de materiales procedentes de individuos, empresas y organizaciones de todo el mundo, no han sido suficientes para acabar con este delito, del que con frecuencia se culpa a las víctimas a causa de su ropa, su actitud o su forma de caminar.
Es por ello que la organización antiacoso Hollaback ha lanzado, de la mano de la firma de moda ModCloth, un video en el que once mujeres cuestionan fuertemente por qué deben censurar su estilo para poder sentirse seguras al caminar por la calle.
A través de frases como «No me visto para llamar tu atención» y «No me vestí para agradarle a nadie», las chicas hacen un llamado para dejar de culpar a las víctimas de acoso y comenzar a abordar el tema desde la perspectiva correcta: son los acosadores quienes necesitan transformar su conducta, no las mujeres del mundo.
quien educa a estos hombres acosadores, las madres,y ellas son mujeres, es una pena y a la vez una molestia que me ha tocado ver como algunas madres fomentan el abuso a la mujer, diciendo que ellas provocan a sus hijos desgraciadamente se le ha explicado a estas señoras su error pero su ignorancia no les permite captar la problemática, nuestra labor seguirá siendo el de tratar de cambiar esta manera de pensar y enseñar a nuestros adolescentes la importancia del respeto y la honestidad, aunque esto lo deberíamos de reforzar porque los valores se enseñan en casa, debería ser una campaña cotidiana de los medios para acabar con estas formas de actuar y pensar que agreden a todas las mujeres.