PORTAL IMPULSADO POR LAS EMPRESAS RESPONSABLES:

- Advertisement -
Entendiendo la Responsabilidad SocialAcoso sexual, presunción de inocencia y responsabilidad social: Caso Karla Souza

Acoso sexual, presunción de inocencia y responsabilidad social: Caso Karla Souza

Ferebro 2018: Tarde pero con firmeza el movimiento #MeToo llega a México. La periodista Carmen Aristegui le abre la puerta y algunas valientes cruzan el umbral tomando en sus manos la responsabilidad de alzar la voz. Nombres como Paola Nuñez, Stephany Sigman y Sofia Niño de Rivera, aparecen uno a uno en encabezados de disintos medios de comunicación. La actriz Karla Souza es la primera.

Me preparo para dormir. Estoy enfundada en mi pijama, pantuflas todavía puestas y, como buena millennial, tengo celular en mano mientras navego un rato por la web. Me encuentro un titular que reza: Inicia el movimiento #MeToo en México, Karla Souza declara abuso sexual. Abro el enlace.

Miro la entrevista con mucha atención y poca sorpresa. Karla narra su historia y Carmen escucha, sin presionar sobre los detalles. Dos mujeres indiscutiblemente fuertes dando cátedra de valor y respeto. En el fondo, quizá esperaba algo distinto; esperaba (no sin desgana) ver una periodista incisiva y hambrienta de noticia, pero la Aristegui que ví era más bien una mujer decidida a mostrarse empática y humana.

Sin mencionar el nombre del perpetrador, la actriz narra cómo fue que, durante la grabación de una de sus primeras actuaciones, un conocido director la acosó sistemáticamente y cómo fue que está conducta culminó en una violación.

El nombre no era importante. La historia de Karla me hizo toparme de frente con el sistema. Un sistema que hace creer a las mujeres que sus oportunidades son un regalo por el que, de alguna forma, deben a otros una especie de retribución.

Rompiendo un mito…

La cultura de la violacion nos ha vendido, a hombres y mujeres, la idea de que una agresión es un acontecimiento aislado; algo que sucede a manos de un extraño en una fiesta, a mujeres que no se cuidaron suficiente. Pero lo cierto es que ninguna mujer está a salvo.

Aunque las cifras dificilmente son exactas debido a la gran cantidad de agresiones sin reportar, la Organización de las Naciones Unidas estima que el 35% de las mujeres de todo el mundo han sufrido violencia física o sexual por parte de un compañero sentimental. Esta cifra puede crecer hasta el 70% en algunas naciones. Los datos revelan también que los agresores más habituales de la violencia sexual son maridos o exmaridos, compañeros o novios.

No es coincidencia; a menudo las agresiones sexuales son perpetradas por personas en quienes la victima confía, personas que durante un tiempo previo han ejercido alguna clase de poder para dañar a su víctima emocional o psicológicamente. Para entonces, es posible que ella quizá ni siquiera consiga reconocerse víctima de abuso.

En un momento hubo un acercamiento físico, un coqueteo donde yo sentí que no tenía la opción de rechazarlo. Esto llegó a pasar varias noches y las veces que yo decidía no abrirle la puerta, en la filmación me la cobraba.

El testimonio de Karla no revela nombres. No los necesita. Lo que llama la atención es que pone luz sobre un serio problema que se vive en la industria del entretenimiento y en otras esferas de México y el mundo. El acoso sexual, la violencia contra las mujeres, ha encontrado cobijo en la normalización.

Me decían, oye qué bien, estás pudiendo con este lobo. Estamos viendo que él está sobre de ti…

Muchas personas tardan en hablar. Algunas, gracias a la normalización, jamás reconocen el acoso. Otras incluso sienten culpa por haber sido violadas.

Televisa busca un disfraz de empresa responsable

Hasta aquí todo iba bien. El testimonio público de Karla se centraba en lo importante, la entrevista de Aristegui era respetuosa con la decisión de la actriz de callar el nombre y el movimiento se ponía en marcha. ¿Qué pasó luego? Televisa quiso colgarse una estrella y lo hizo mal.

A través de un comunicado publicado en sus redes sociales y anunciado en distintos espacios de noticias, la televisora anuncia que, luego de una investigación preliminar, había decidido romper cualquier relación con el director y productor Gustavo Loza.

Sí, en solo unas horas, Televisa había logrado deducir con toda certeza a quién se referían las acusaciones de Karla Souza, había roto sus relaciones con esa persona y se había puesto la medalla de empresa responsable.

Loza, desde luego, no tardó en negar las acusaciones. En el proceso reveló que mantuvo una relación sentimental con la actriz hace varios años y hasta acusó a Televisa de ejecutar una venganza en su contra.

¿Y la presunción de inocencia?

Más allá de si Loza es culpable o inocente, la medida de Televisa de señalar y condenar a Gustavo Loza como el atacante de Karla Souza es por demás apresurada. No solo no ha existido un proceso oficial o una demanda penal en su contra, sino que la actriz en ningún momento realizó un señalamiento directo.

Reacciones como esta desvirtúan el movimiento #MeToo al punto de convertirlo en lo que algunos refieren como una cacería de brujas. El objetivo de las declaraciones no es condenar a hombres a diestra y siniestra sino arrojar luz sobre un problema global.

En entrevista con BBC, la abogada Christine Flowers habló sobre el tema en Estado Unidos y declaró:

Parece que si una mujer dice que esto ocurrió hay que creérselo inmediatamente, pero entonces ¿en qué lugar queda la presunción de inocencia y el debido proceso?

En contraste, Tanya Saroj Bakhru, profesora de Estudios de la Mujer, Género y Sexualidad en la Universidad de San José dijo que:

La gente se ha dado cuenta de lo significativo que es el problema, nos preguntamos qué estamos dispuestos a tolerar como sociedad (…) Otro éxito de la campaña es que dejó ver que no es un problema de una sola persona, un Harvey Weinstein, un Bill Cosby, sino que es algo sistémico e institucionalizado.

La fórmula parecía clara: no revelar nombres públicamente. Evitar que los medios de comunicación se convirtieran en tribunales públicos. Excepto que los medios, aparentemente, están empeñados en jugar ese papel.

Medidas incompletas

Ya entrados en el tema habría que preguntar a Televisa si su condena a la violencia sexual, aplicada precozmente a Loza, es parte un verdadero compromiso con la lucha contra la violencia de género y la cultura de la violación, o es mero cuchicheo mediático.

A las declaraciones de Souza de han sumado voces como la de Paola Nuñez, Stephanie Sigman, y Sofía Niño de Rivera, profesionales que, si bien no en todos los casos han estado vinculadas con la televisora, pertenecen a una industria repleta de acoso sexual.

¿Puede una empresa que, desde sus contenidos, promueve roles de género sexistas, la cosificación de la mujer y la cultura de la violación, llamarse responsable?, ¿Cuáles son las medidas a tomar para cambiar esta situación desde dentro?

Un sistema que afecta a todos…

La cultura de la violación afecta a hombres y mujeres por igual. Ellas crecen pensando que no provocar a los hombres es su responsabilidad; y si no tenemos cuidado, ellos crecerán pensando que por el solo hecho de ser hombres son una especie de arma para herir a los demás.

Así que en este contexto me es imposible no pensar en una reflexión hecha por la actriz Mayim Bialik hace algunos meses. Personalmente, sus palabras impactaron como estruendo directo en mi consciencia. Como mujer y como feminista no quiero un mundo al revés, quiero un mundo justo. Personas, empresas y organizaciones somos responsables de construirlo y eso empieza desde la forma en que nos comunicamos.

¿Debe Karla Souza hacer nuevas declaraciones?

Tras el anuncio de Televisa, los directores Gustavo Loza y Alvaro Curiel, quién también fue señalado como posible responsable a través de redes sociales, consideraron que Souza debía revelar el nombre de su agresor para hacer una aclaración pública.

Como ellos, muchos usuarios en redes sociales han juzgado a la actriz por no declarar el nombre del director en cuestión, argumentando incluso que si no lo hace, estaría arruinando la carrera de Gustavo Loza.

Y volvemos a la revictimización. La situación mediática actual de Loza no es consecuencia de las declaraciones de Karla, sino del manejo irresponsable de la situación por parte de Televisa. De forma que ¿por qué la actriz debería cambiar su decisión inicial de no revelar el nombre de su atacante? Una decisión que tomó de manera libre y que fue respetada por su entrevistadora, Carmen Aristegui, durante la conversación.

Y sí, no faltó quién rescatara declaraciones de la actriz hechas en 2014 cuando, en entrevista con Eugenia Debayle para el medio Estilo DF dijo: «Cuando por ejemplo yo veía que a un productor yo quizá le gustaba yo usaba esa relación para en algún momento recibir un papel o alguna promoción de parte de él».

Lo que se les ha olvidado aquí es que en esa misma entrevista la actriz también dijo:

Cometí muchos errores cuando empecé. Llegué a México con muchísima ambición, pero cuando te pisoteas a ti misma por un sueño que tienes, pues hay un problemita que después se puede volver algo más grave

«Algo más grave», sí, como violación. Porque la cultura de la violación ha hecho creer a muchos hombres que tienen derecho sobre una mujer si ella coquetea, si se viste con falda corta o si los ha dejado besarla.

Si la conducta de Souza entonces es reprobable o no, no es el tema. El tema es si entendemos realmente la palabra consentimiento: aún si una persona (hombre o mujer) tiene una relación con otra, aún si han tenido relaciones sexuales anteriormente, aún si están en el mismo cuarto de forma consensual a punto de tener relaciones sexuales y una de esas personas se arrepiente. No existe consentimiento y seguir adelante es una violación.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

PLATIQUEMOS EN REDES SOCIALES

Lo más reciente

DEBES LEER

TE PUEDE INTERESAR