Los seres humanos dependen de la Tierra para obtener recursos esenciales como agua, alimentos, aire limpio y materias primas. Ante esta dependencia es importante subrayar la necesidad de gestionar el impacto de la actividad humana. Ya que de no ser así no podemos garantizar la supervivencia y el bienestar de las generaciones futuras.
La estabilidad y resiliencia de los ecosistemas en la Tierra se han visto seriamente afectados y con ello el bienestar humano. Sumado a ello, sus interdependencias generalmente son poco reconocidas; en consecuencia, a menudo se tratan de resolver sin tomar en cuenta la interconexión entre las cuestiones medioambientales y las sociales.
Recientemente se ha celebrado la COP16 en Cali, Colombia. Una conferencia sobre cambio climático que reúne a expertos y representantes de algunos países para debatir sobre esta problemática, y juntos, idear acciones para hacerle frente a la crisis mundial. De acuerdo con la información compartida por The Guardian, los expertos han anunciado que el impacto de la actividad humana ha empujado al mundo a una zona de extremo peligro en todo sentido. ¡Te contamos por qué!
Impacto de la actividad humana está matando los ecosistemas
El acto de inauguración de la COP16 este 21 de octubre ha marcado precedentes importantes en temas medioambientales. Con preocupación pero también propuestas se emitió una severa advertencia acerca del futuro del planeta y con ello, el futuro de la humanidad.
Durante las intervenciones se hizo referencia a un artículo hecho por la Comisión de la Tierra, en éste se afirma que la actividad humana ha empujado al mundo a la zona de peligro tomando como referencia los 9 indicadores de seguridad planetaria. Señalando que en un escenario en el que todo siga igual, la pérdida de biodiversidad se acelerará y más especies sobrevivirán solo en zoológicos.
Los brotes de enfermedades, la pérdida de insectos que polinizan los cultivos, el colapso de la pesca y las inundaciones estaban entre los riesgos identificados.
El estudio establece una serie de parámetros “seguros y justos” para el planeta que pueden compararse con los signos vitales del cuerpo humano. En lugar de analizar el pulso, la temperatura y la presión arterial, se analizan indicadores como el flujo de agua, el uso de fósforo y la conversión de tierras.
“Ya estamos a punto de sufrir daños importantes y vamos en una dirección en la que habrá más, me preocupa mucho que los cambios negativos puedan ser muy rápidos”.
Tom Oliver, profesor de ecología aplicada en la Universidad de Reading.
Un llamado a la acción
La comunidad ambientalista ha estado señalado desde hace años lo importante que es tomar en serio la contaminación del planeta y el impacto de la actividad humana. Los expertos advirtieron que la humanidad está “al borde” de romper los límites de la Tierra y sufrirá enormes costos si no actuamos para frenar la pérdida de biodiversidad.
La crisis de la biodiversidad no afecta sólo a otras especies: los seres humanos también dependen del mundo natural para obtener alimentos, agua limpia y aire para respirar. Advierten que los ecosistemas están empezando a acercarse a puntos de inflexión , en los que pasan a un nuevo estado de degradación que reduce aún más su resiliencia.
El papel de la COP16
Para muchos, la Cop16 es una oportunidad para que los líderes mundiales se reúnan y comparen sus propuestas de acción para proteger la biodiversidad. Hasta ahora, los gobiernos nunca han cumplido ninguno de los objetivos que se han impuesto a sí mismos en materia de pérdida de la naturaleza, y los expertos afirman que eso debe cambiar urgentemente.
Entre las cuestiones clave que se debatirán se incluyen si los países ricos cumplirán su objetivo de contribuir con un mínimo de 20.000 millones de dólares anuales para los países de ingresos bajos y medios para 2025, así como si todas las naciones definirán sus objetivos nacionales para proteger la biodiversidad y atender el impacto de la actividad humana al menos del 20%.
“Todos los líderes empresariales y políticos con los que se habló hoy, de muchos países y orígenes, parecen reconocer la urgencia de detener la pérdida de biodiversidad y parecen realmente interesados en hacer algo concreto al respecto. Hace cinco años no era así”.
Alexandre Antonelli, director científico del Real Jardín Botánico de Kew, en Londres
La presidenta de la COP16 Susana Muhamad González destacó en su informe que el enfoque de éste año es lograr un enfoque de transformación de la relación con la naturaleza. Así como las prácticas de producción y consumo, y conseguir que las acciones colectivas impulsen la vida en lugar de destruirla. Destacó que abordar estos desafíos no es fácil pero son necesarios porque estamos contra tiempo.
Crear conexión con la Tierra
De acuerdo a la visión de considerarnos parte del todo, la pérdida de biodiversidad parece compleja pero es una cadena de destrucción que no se detiene, significa que también perdemos partes de lo que caracteriza a la humanidad.
“será un planeta en el que habremos perdido nuestra historia, porque nuestra naturaleza es nuestra historia. No sólo hemos perdido especies clave, sino que hemos perdido nuestra conexión con la Tierra»
Tonthoza Uganja, experto en restauración de tierras de la aldea de Yesaya, en el centro de Malawi.
Si basamos las soluciones a este problema en el mercado en el crecimiento económico no atenderlo significa que ignorar los beneficios que una Tierra sana traerá a la humanidad. La naturaleza como medio de valor no sólo nos dará la oportunidad de sostener la vida de los ecosistemas, también estarán incluidos el valor espiritual, cultural y emocional.
El deterioro ambiental también está generando desigualdad, conflictos e injusticia. El Dr. Andrew Terry, director de conservación y políticas de la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL), afirma:
“ Ya hemos sido testigos de hambrunas provocadas por el medio ambiente en Madagascar y de migraciones masivas. Veremos un aumento de los conflictos por el acceso a recursos cada vez más escasos, en particular el agua y los alimentos. Veremos un aumento de los principales problemas de salud”.
Por la complejidad de esta urgencia, la única manera de empezar a abordar la extinción masiva es reconectar con la idea de reconocer que la verdadera lucha del siglo XXI es por la vida. La importancia de la relación pro-naturaleza necesita ser recuperada para no tener esta actitud indiferente ante el ecocidio.