Por: Martha Patricia Montero
Desde AMEVOL manifestamos nuestras condolencias a sus hijos Natalia, Laureana, Jerónimo (Dr. Lakra) Sara y Benjamín.
Si en esta columna -Ciudadanía en Construcción- hablamos de voluntariado, Francisco Toledo es uno de los voluntarios más entregados, más congruentes, más sencillos que nuestro México haya conocido. México todo, está de luto por esta pérdida.
Su trabajo más conocido fue su producción artística y cultural; pintura, grabado, escultura y tantas otras expresiones en este campo, pero ha sido voluntario, defendiendo las lenguas indígenas y la cultura zapoteca.
Recién se cumplieron 40 años del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) fundado por él, que se ha convertido en una casa de consulta abierta al público, ubicada enfrente de la Iglesia de Santo Domingo en el centro de la ciudad de Oaxaca
Fundó, asimismo, el Centro de las Artes San Agustín, ubicado en San Agustín Etla, en los alrededores de Oaxaca Capital. Ahí se encuentra el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo; su organización, Patronato pro-Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural del Estado de Oaxaca, mejor conocida como Pro-Oax, defendió desde el zócalo de la ciudad capital, hasta la defensa de la tierra, una de sus más feroces batallas, contra la ocupación del Cerro del Fortín; defensor del agua y el medio ambiente. Viene a mi mente la fotografía de el Maestro, encabezando a una multitud para impedir los trabajos de construcción que pretendían realizarse en ese lugar.
Defendió el maíz, como patrimonio natural y nacional luchando contra los transgénicos.
Ni qué decir de su manifestación artística a raíz de la desaparición de los 43 alumnos de la Escuela Normal Isidro Burgos en Ayotzinapa; para entonces, creó 43 papalotes con el papel de la CaSa, mismos que fueron traídos a la Ciudad de México y a Juchitán, su tierra natal.
Y si nos vamos a hechos más recientes, cómo trabajó en la reconstrucción de Juchitán que fue conmocionado por los sismos de Septiembre 2017. Aportó fondos y su trabajo personal, y como líder social, fue secundado por cientos de personas en esta tarea.
AMEVOL quiso postularlo en varias ocasiones para reconocer toda su trayectoria en vivo; viajamos hasta Juchitán para buscarlo; esperamos largas horas en el IAGO; fuimos hasta el CaSa a San Agustín Etla para ver si dábamos con él; el Maestro puede aparecer en cualquier momento, pero no tiene hora, era siempre la respuesta.
“… pero a él no le gustan los reconocimientos”; “si quiere esperarlo… pero yo lo conozco, y se lo que le va a decir” nos decía su asistente Ana Hernández.
Y para todo reconocimiento, se establece que el candidato debe estar de acuerdo con ello, por lo que nunca llegó a concretarse postulación alguna.
Ahora, seguramente, podremos ofrecerle un Reconocimiento post mortem para que todos conozcan y admiren, lo que un voluntario, así, con mayúsculas, puede lograr.
Compartimos con ustedes estas reflexiones…
¿Quién hará danzar ahora a los grillos y a los cocodrilos?
¿Quién emprenderá una cruzada para defender las especies nativas del maíz?
¿Quién hará cartas prodigiosas para evitar locales de fast-food en el centro histórico de Oaxaca?
¿Quién se sentará en su sencilla mesa de comedor a trazar autorretratos con miradas igual de profundas?
¿Quién hará de sus casas museos, regalándolas con total desprendimiento al pueblo y los artistas?
¿Quién dejará crecer tan honda su raíz para preferir una y mil veces la cantera verde, los cielos límpidos y de nubes viajeras que las invitaciones a exponer en países de otras lenguas y sueños?
¿Quién adoptará escuelas de preescolar para dedicarles cuadernos y rompecabezas y amplios horizontes?
¿Quién echará a volar papalotes para que los desaparecidos nunca se alejen de nuestros corazones?
¿Quién hará de sus pasiones joyería, mosaicos, telares y tapetes cargados de simbolismos?
¿Quién hará de los monos reflejos donde mirarnos todos?
¿Quién recodará que los huaraches, la ropa de algodón y el pelo enmarañado son suficientes si se tiene una vida coherente y la gracia de desparramar alrededor los dones de esa vida?
¿Quién llenará el vacío en tu mesa, en tus museos, en los talleres, en tus calles..?
Ay Francisco, que huérfanos nos dejas…
Hoy ya eres más ligero que las nubes de los cielos que te vieron soñar y hacer de esas ensoñaciones un arte irrepetible…
De la pluma de Martha Patricia Montero