Siga las recomendaciones de Debby Blachman, ingeniero en alimentos y de la Procuraduría Federal del Consumidor al momento de adquirir sus víveres enlatados o empacados.
Siempre hay que verificar que la etiqueta contenga: denominación, marca, domicilio y nombre del fabricante, lista de ingredientes, lote y contenido. Estos datos deben ser veraces y no confundir al consumidor.
La etiqueta debe leerse para tomar en cuenta los ingredientes que se pueden consumir o no.
El empaque no debe estar maltratado y hay que elegir los que no tengan fecha de caducidad próxima.
La tapa del frasco, lata o cartón no deben estar abombados, de lo contrario el alimento puede estar en malas condiciones.
Hay que evitar las latas golpeadas ya que el barniz impide el contacto del contenido con el metal. No debe presentar tampoco puntos oxidados.
Si no viene desglosada la cantidad de hidratos de carbono o carbohidratos en forma de azúcar es indispensable leer el orden de los ingredientes. El primer ingrediente anotado es el que se encuentra en mayor cantidad y el último en menor. Si el azúcar se encuentra entre los primeros cinco ingredientes, el producto es poco recomendable.
El objetivo principal de aprender a leer etiquetas es poder decidir cuál es la mejor opción de compra de un producto y saber escoger entre varios similares. Esto le ayudará a disminuir el consumo de calorías, grasas y azúcares, así como aumentar el consumo de fibra.
Lo ideal es verificar, dependiendo del alimento, que cada porción no aporte más de 300 calorías porque entonces no es recomendado consumirlo.
Fuente: Reforma.com
Por: Ángel Rivas.
Publicada: 17 de junio de 2011.
