José Luis Evaristo recuerda que ese día su madre lo quería llevar a trabajar con ella. Una de sus vecinas se ofreció a cuidarlo y lo encerró en su casa mientras iba por su mandado. A solas, al niño se le ocurrió prender a unas hojas encima de su cama y aunque intentó apagarlas, el fuego consumió su hogar y parte de su cuerpo.
José Luis es uno de los 887 niños quemados a los que la Fundación Michou y Mau ha trasladado al Hospital Shriners, Estados Unidos para salvarles la vida, en los últimos 10 años.
Su traslado cuesta entre 10 mil y 20 mil dólares y requieren atención y rehabilitación hasta los 18 o 21 años. Por ello, esta Institución, en conjunto con la cadena de restaurantes Toks, lanzaron la campaña «Protégelo«, con la cual buscan concientizar a la población sobre este tipo de accidentes.
Desde ayer y hasta el 30 de noviembre próximo colocarán a sus clientes medio millón de manteletas donde conocerán qué artículos pueden causarles quemaduras y venderán 10 mil tarjetas, con valor de 10 pesos, para recaudar fondos para la Fundación Michou y Mau.
Reforma, Ciudad y Metrópoli, p. 6