Proveer agua potable donde se necesita es una tarea cada vez más difícil en todo el mundo. En las últimas décadas, los países han invertido en infraestructura para mitigar la escasez de agua. Sin embargo, la respuesta ha omitido, en gran medida, el problema del deterioro de los recursos hídricos. Para abordar eficazmente la creciente crisis del agua, las medidas deberán articular su uso con la protección ambiental.
En mucho lugares, incluso donde el agua es abundante, la destrucción ambiental ha encarecido mucho usarla. En otros lugares, que tienen buen suministro, se utiliza inadecuadamente. Las prioridades están tan inveridas que mientras las ciudades necesitan agua desesperadamente, los agricultores riegan cultivos en el desierto. Aún más inaceptable es usar agua potable para mantener jardines y campos de golf, mientras los habitantes pobres de las ciudades pagan precios elevados por agua envasada.
Aproximadamente 700 millones de personas de más de 40 países sufren escasez de agua. La invasión humana de los ambientes acuáticos también es un problema creciente. Las Naciones Unidas vaticinan que para 2030 el 75 por ciento de la población mundial vivirá en zonas costeras, poniendo en riesgo los humedales que ayudan a limpiar el ambiente acuático y exponiendo a cientos de millones de personas a peligros relacionados con el agua debido al cambio climático.
El Banco Mundial es la mayor fuente oficial de financiamiento para inversiones hídricas en países en desarrollo, con préstamos por unos 55 mil millones de dólares en la última década. En México, el proyecto de gestión de recursos hídricos permitió establecer un sistema de información geográfica y de control de la cantidad y calidad de agua, tanto superficial como subterránes; así como identificas 144 acuíferos que urgía manejar mejor y emitir más de 400 mil derechos de agua. En años recientes, los proyectos hídricos –desde sistemas de riego y energía hidroeléctrica hasta ordenación de cuencas hidrográficas y vías navegables. Han demostrado ser más efectivos consiguiendo sus objetivos que otros sectores.
Empero, el desafío sigue siendo satisfacer las necesidades actuales y a la vez poner en marcha estrategias innovadoras para satisfacer las necesidades actuales y a la vez poner en marcha estrategias innovadoras para satisfacer las necesidades futuras. Cinco grandes áreas del desarrollo hídrico y gestión ambiental merecen énfasis.
Primero, los 45 países con mayores problemas de escasez – 35 están en África – deben convertir la sostenibilidad del agua en elemento central de los planes de desarrollo y tomar medidas específicas para satisfacer las necesidades más urgentes. Incluso países con abundantes recursos hídricos pueden sufrir carecias debido al descenso de los niveles de auga en represas y recursos naturales.
Segundo, las aguas subterráneas están crecientemente amenazadas por sobreexplotación, flujos ambientales inadecuados y contaminación, flujos ambientales inadecuados y contaminación. Las medidas necesarias incluyen controlar la calidad de las aguas subterráneas, mejorar los vertederos y reducir la infiltración de aguas superficiales contaminadas.
Tercero, recuperar medio ambientes desagradados puede producir grandes efectos, como logró hacerlo un proyecto de protección de humedales costeros en Vietnam.
Cuarto, la ONU estima que mil 800 millones de personas no tendrán acceso al saneamiento básico en 2015. Se necesita poner más énfasis en soluciones baratas para el saneamiento básico y en conectar los hogares a sistemas de saneamiento.
Quinto, las inversiones en suministro de agua deben acompañarse con la gestión de la demanda. La agricultura es usualmente el mayor usuario, en donde tecnologías más eficientes no logran optimizar el uso del agua. Una mayor recuperación de costos en proyectos hídricos podría ser beneficiosa. Fijar y exigir cuotas de uso del agua es un enfoque relativamente nuevo que merece cuidadosa evaluación.
Incluso cuando estas prioridades se reconocen, ha sido difícil traducirlas en acciones. Cuando los actores clave negocian la distribución del agua, el medio ambiente no recibe mucha atención. Raramente hay apoyo para rescatar un acuífero en malas condiciones si aún puede extraerse agua, o para renovar los humedales protectores o para mantener suficiente flujo en un río para que la fauna pueda sobrevivir y se prevenga la intrusión salina.
El apoyo político para lograr reformas suele verse obstaculizado por graves brechas en la comprensión de la situación nacional del agua. Para movilizar recursos y actuar es crucial tener mejor información, controles sistemáticos y difusión de los descubrimientos. Compartir el conocimiento respalda los desembolsos financieros y posibilita mejores resultados en la práctica.
El Financiero – sociedad, p.32