En algunas partes de Estados Unidos, el agua potable tiene un problema de contaminación por ello es importante que se tomen las medidas necesarias para combatirlo y que no se extienda a otras poblaciones. A pesar de que el suministro de agua potable en Estados Unidos es uno de los más seguros del mundo, sus sistemas hídricos enfrentan nuevas amenazas constantemente.
Por ejemplo, el mes pasado, investigadores de la Universidad Northeastern y de la organización no lucrativa Environmental Working Group revelaron que, en 43 estados de la Unión Americana, el agua de algunas regiones está contaminada con compuestos fluorados tóxicos conocidos como PFAS.
Por tal motivo, muchos obreros agrícolas del Valle Central de California tienen que comprar botellas de agua, debido a que el agua corriente contiene concentraciones peligrosas de arsénico y de diversos químicos agrícolas que se han relacionado con un alto riesgo de mortalidad infantil y de cáncer en los adultos.
De acuerdo con Joan Rose, directora e investigadora principal del laboratorio de investigaciones hídricas en la Universidad Estatal de Michigan, “como científica especializada en la calidad del agua, considero que proveedores y reguladores no pueden darse el lujo ser complacientes”.
Por ello, me alarmó que Andrew Wheeler, administrador de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), se jactara de la calidad del agua potable de Estados Unidos durante una entrevista del 20 de marzo de 2019: “Quiero asegurarme de que el público estadounidense entienda que 92 por ciento de nuestra agua corriente reúne todos los requisitos EPA para el agua potable segura”, declaró Wheeler.
Datos del artículo publicado en The Conversation dice que 327 millones de estadounidenses beben un promedio de dos a ocho vasos de agua. Si 8 por ciento de ese líquido no cumple con los estándares EPA, hablamos de unos 209 millones de vasos diarios de agua potencialmente peligrosa, volumen que equivale a 2.3 mil millones de galones de agua: suficientes para llenar un cuarto de millón de bañeras. En pocas palabras, un alto porcentaje de cumplimiento normativo no significa que las cosas estén marchando bien.
Cabe rescatar que desde hace cuatro décadas, la Ley de Agua Potable Segura ha definido los estándares estadounidenses para monitorear y gestionar contaminantes, y para garantizar la seguridad del agua.
La Agencia de Protección Ambiental tiene la responsabilidad de desarrollar dichos estándares, y de trabajar con estados y empresas para asegurar el cumplimiento normativo en todos sus suministros de agua potable.
En Estados Unidos hay más de 151,000 sistemas públicos de agua que dan servicio a comunidades residenciales, escuelas, edificios de oficinas, hospitales y otras instalaciones. Pero las comunidades pequeñas tienen muchas dificultades para monitorear la calidad del agua y financiar actualizaciones de infraestructura
Desde 2013, la proporción de sistemas hídricos estadounidenses que cumplen con los estándares sanitarios ha oscilado entre 90 y 93 por ciento. No obstante, hay fuentes críticas que no alcanzan ese porcentaje. Por ejemplo, entre 2014 y 2019, el cumplimiento en escuelas y guarderías promedió apenas 90 por ciento, y parece haberse reducido en los últimos años.
Los datos del artículo también señalan que durante el primer trimestre de 2019, la proporción de sistemas de agua que reunían los estándares nacionales osciló de 84 por ciento a 95 por ciento, mientras que la proporción de poblaciones cuyos sistemas de agua cumplían dichos requisitos varió mucho más: entre 60 por ciento y 95 por ciento.
Por ejemplo, las Regiones EPA 2 (Nueva York y New Jersey) y 6 (Nuevo México, Texas, Oklahoma, Luisiana y Arkansas) registraron los niveles de cumplimiento normativo más bajos. De hecho, casi 12 millones de habitantes de la Región 2 recibieron servicio de un sistema que violaba al menos un reglamento federal.
Problemas con el agua
En todo el país hay cerca de 32 millones de casos anuales de enfermedades transmitidas en el agua. En su informe más reciente sobre los problemas detectados en los sistemas comunitarios de agua, los Centros para el Control y Detección de Enfermedades (CDC) hallaron que, entre 2013 y 2014, hubo 42 brotes que causaron 1,006 casos de enfermedad, 124 hospitalizaciones, y 13 defunciones. Estos incidentes demuestran que la industria del agua no está cumpliendo con su misión fundamental.
El cambio climático está generando inundaciones y tormentas cada vez más violentas que tienen repercusiones significativas en la calidad del agua. Las inundaciones y las lluvias extremas acarrean contaminantes de las aguas residuales hasta los suministros de agua.
Muy interesante el artículo sobre “El agua potable peligrosa en los Estados Unidos”, publicaciones similares me gustaría recibir