El ex vicepresidente de Estados Unidos y Premio Nobel de la Paz diserto en Costa Rica, donde propuso crear una red americana de interconexión de energías alternativas a los combustibles fósiles.
Luego de perder la presidencia de los Estados Unidos a manos de George W Bush en el 2000, Al Gore se dedicó de lleno a la prédica sobre el cambio climático. Devenido uno de los ambientalistas más celebres del orbe, alcanzó nuevos títulos al obtener, en el 2006, el premio Oscar de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas por su documental La verdad incomoda.
En el 2007 recibió el Premio Nobel de la Paz, «por sus esfuerzos para construir y diseminar un mayor conocimiento sobre el cambio climático producido por el hombre», de acuerdo con el comité seleccionador.
Según dijo el propio Gore durante su visita a Costa Rica, actualmente se dedica a viajar por el mundo tratando de «razonar con la gente, presentándole las más recientes conclusiones científicas y pidiéndole que actúen».
El ex vicepresidente llegó al país centroamericano para ofrecer su charla «Cambio climático: desarrollo económico sostenible y el nuevo enfoque global», en el marco del primer Foro Empresarial sobre Sostenibilidad y Ambiente.
Ante más de 300 personas y sobre un slide show montado con fotografías, Gore repasó los mayores hallazgos científicos sobre el tema y ejemplifico sobre cada una de las situaciones cada vez más extremas que los factores climáticos protagonizan alrededor del mundo.
Aumento de la temperatura, gases efecto invernadero, inundaciones, sequías, derretimiento de glaciares, quema de combustibles fósiles, reducción de la superficie boscosa… estas y otras realidades sonaron como sentencias, transmitidas por Gore. Sin embargo, su mensaje también aportó en la columna de las soluciones. El Premio Nobel de la Paz aseguró que «una de las razones por las que es difícil acercarse a este tema es por la magnitud de reconocer que las circunstancias en la Tierra hoy son radicalmente diferentes a las que vivían nuestros padres y abuelos». Sin embargo, dejó en claro que la única solución es la prevención y que aún hay tiempo para ello. «Para encontrar las oportunidades tenemos que cambiar la forma en que pensamos… El problema es grande, el problema es global, por lo tanto las soluciones deben ser grandes», afirmó. La primera, según el activista estadounidense, es poner un precio al carbono. «La gente me pregunta todo el tiempo que debemos hacer y hay mucho, pero si debemos elegir una cosa, es poner un precio al carbono», indico.
De acuerdo con Gore, el problema radica en que el CO2 es invisible, no tiene olor o sabor y, peor aún, no tiene precio, entonces no le ponemos la debida atención.
«Mientras la energía solar o la eólica no tienen prácticamente impacto en el calentamiento global, el carbono si. Entonces, si ponemos un precio que refleje el impacto en la destrucción de nuestro planeta, nuestro sistema de mercado nos ayudará a tomar la decisión», aseguro.
La razón por la cual esto aún no se ha ejecutado es porque «hay grandes organizaciones y corporaciones que desesperadamente quieren continuar con planes de negocios que incluyen seguir enviando polución a la atmosfera». Otra es la incapacidad de los gobiernos alrededor del mundo, «con la excepción de Costa Rica y algunos otros», que no han tenido el liderazgo suficiente en el tema.
Mientras los combustibles fósiles, el petróleo y el carbón suben de precio a medida que aumenta la demanda, las energías solar y eólica bajan en precio «a medida que aprendemos a hacer más eficientes las tecnologías», explicó el ex vicepresidente.
Sugirió que el propio continente americano podría convertirse en un proveedor de energías alternativas en el que Norte, Centro y Sudamérica generen una red interconectada con fuentes solares, eólicas y geotérmicas.
Gore aseguró que la humanidad posee las herramientas para tener éxito en esta empresa «excepto por el interés político», aunque aseguró que gracias a sociedades como la costarricense, se ha demostrado que el capital político es también un «recurso renovable».
Fuente: Revista Estrategia & Negocios, p. 25
Por: Cecilia Córdoba.
Publicada: Julio de 2011.