El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, es decir, disminuye las capacidades en el cerebro y en la movilidad de la persona; ello produce que las reacciones sean mucho más lentas; además de que la percepción se reduzca y que haya fatiga y sueño en el bebedor.
Los adolescentes son el principal foco rojo de este problema; pues un gran número de los que asisten a los centros de inversión salen en estado de ebriedad y se suben al coche sin pensar que pueden causar un fatal accidente, donde no sólo pierden la vida ellos, sino que llegan a afectar a terceros.
El alcoholismo no sólo cobra víctimas en los percances viales, sino que se ha convertido en una adicción que impacta en toda la familia y lacera a la sociedad desde el enfoque sanitario, social y económico.
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