El valor de los desechos aumenta ante la escasez de las materias primas para la tecnología
Los expertos en la materia calculan que los yacimientos de petróleo, materia vital para la generación de energía, se agotarán en sesenta o setenta años; los de cobre, imprescindible para la fabricación de aparatos eléctricos, en treinta; y los de indio, el metal blando más usado para la producción de las pantallas de televisión de cristal líquido y las pantallas táctiles, a más tardar en una década. «Tenemos que acostumbrarnos a la idea de que algunas materias primas son finitas», dice Jörg Lacher, de la Federación Alemana para las Materias Primas Secundarias y la Gestión de Residuos (BVSE, son sus siglas en alemán).
El precio de las materias primas en el mercado mundial aumenta junto con la demanda que a su vez intensifica debido al auge de economías emergentes como China e India, por ejemplo; países en donde, por cierto, el crecimiento de la población sigue dibujando una curva ascendente. De ahí que la reutilización de las materias primas ya usadas en la producción de bienes se esté convirtiendo en un tema cada vez más difícil de ignorar. Para naciones como Alemania, que siendo líder mundial en materia de exportaciones tiene un suelo muy pobre en riquezas minerales, el reciclaje de materiales es una prioridad.
¡Oro, literalmente oro!
En los hogares alemanes se clasifican y separan los desechos domésticos desde hace décadas; la práctica era percibida con escepticismo al principio, pero con el tiempo muchos constataron hasta qué punto la basura reciclada es un recurso valioso. A estas alturas, todos saben que del papel periódico puede salir un papel blanquísimo y muy costoso; lo que pocos se detienen a pensar es cuánto oro queda inutilizado cuando un viejo teléfono celular es lanzado al cesto de la basura y termina fuera del circuito del reciclaje.
«Cada teléfono móvil contiene aproximadamente 23 miligramos de oro; ese es un valor promedio», explica Michael Schneider, portavoz de Reimondis, según él, el centro de reciclaje industrial más grande de Europa. «A escala mundial se producen anualmente cerca de 1.300 mil millones de teléfonos celulares y sólo un diez por ciento de ellos son reciclados. Eso significa que la Humanidad está echando por la borda entre 20 y 22 toneladas de oro al año», agrega el vocero de esta empresa que, en un futuro no muy lejano, podría arrogarse el poder simbólico que una torre petrolera tiene hoy día como emblema de riqueza.
Basura primermundista
De un aparato electrónico inservible salen metales nobles y no tan nobles, pero siempre útiles. «Por eso Alemania hace bien al reciclar sus desechos eléctricos en su territorio. Desde el punto de vista ambiental tiene sentido porque tenemos las mejores instalaciones para hacerlo», agrega Schneider, sugiriendo además que si todos los países industrializados reciclaran sus desechos técnicos con la efectividad con que lo hace Alemania, los países no industrializados no recibirían contenedores de basura ilegales como los que han llegado a sus costas provenientes del primer mundo.
Se calcula que la demanda global de metales y minerales con virtudes especiales se triplicará en el transcurso de los próximos dos decenios; la tendencia queda en evidencia cuando se considera la magnitud de los encargos actuales de litio, indio, tantalio y germanio, metales empleados en el desarrollo de módulos fotovoltaicos, baterías de larga duración para automóviles eléctricos, cables de fibra de vidrio y otros elementos importantes para la industria tecnológica.
Perdiéndole asco a la basura
En este momento, los políticos y los representantes de las empresas gestoras de residuos discuten para determinar quién se encargará del mercadeo de los desechos en el futuro cercano. Hasta ahora las autoridades municipales y los empresarios se han repartido el negocio del reciclaje, pero los municipios están ávidos de recuperar el control de esta actividad, vista con cada vez menos grima. Además, el gobierno alemán está reformulando la ley de reciclaje porque la Comisión Europea quiere que también en el mercado de los desechos imperen las condiciones de la economía de mercado.
Está claro que en el sector reciclaje hay movimiento, pero su verdadero boom aún está por venir. Y es que esa mercancía que muchos llaman basura es la base de un mercado valorado en miles de millones. Schneider está apostando a que el futuro le pertenecerá a las materias primas secundarias y quien lo dude sólo debe recordar los miligramos de oro contenidos en su teléfono celular.
Fuente: El Universal.com
Publicada: 29 de Agosto 2010