Aunque México ha avanzado de manera importante en cobertura de educación básica, ese esfuerzo no ha sido suficiente para terminar con el trabajo infantil, sostuvo Kailash Satyarthi, fundador de la Marcha Global contra el Trabajo Infantil.
«La educación no solamente tiene que ver con la matriculación. En el caso de México hay más de 90 por ciento de matriculación a nivel primaria y casi 90 por ciento en secundaria, pero eso no significa que los niños completen su educación, la tasa de deserción es muy alta», alertó en entrevista.
«Tampoco significa calidad de la educación, donde persisten grandes interrogantes. Muchos niños que están matriculados trabajan dos, tres, cuatro horas o tiempo completo, pero sus nombres están en las escuelas», indicó el activista de origen indio.
En entrevista con REFORMA, Satyarthi, quien lleva 32 años dedicado a la erradicación del trabajo infantil en el mundo, advirtió que en México todavía existen 29 millones de niñas, niños y adolescentes que realizan algún tipo de empleo.
«Hoy uno de cada ocho niños mexicanos trabajan; hace 10 o 12 años era uno de cada seis. La tendencia va a la baja, lo cual es bueno, pero no suficiente», indicó.
En 1980, el activista dejó su carrera como ingeniero para dedicarse a la causa infantil y lidiar con algo que lo atormentaba desde que tenía cinco años, cuando en su natal Vidisha un niño y su padre boleaban zapatos afuera de su escuela, y él comprendía por qué ese niño no era su compañero de clase.
Nadie le daba importancia a su preocupación. Su maestra y sus padres le decían que los niños pobres eran normales; el propio papá del niño, con base en el sistema de castas, le explicó que ellos habían nacido para trabajar.
«Es muy sencillo cubrir todo bajo la bandera de la pobreza. La pobreza no es una excusa para el trabajo infantil, la pobreza es el resultado del trabajo infantil», aseguró.
¿Qué mensaje trae a México?
Estamos a punto de fallar en el cumplimiento de las metas de desarrollo del milenio que tienen que ver con educación y con trabajo infantil. La tendencia nos marca que no lograremos eliminar las peores formas de trabajo infantil en 2015, ni seremos capaces de educar a todos los niños.
Llegamos tarde, no por falta de dinero, sino porque el mundo no tiene la suficiente solidaridad y pasión por los niños.
Debemos combatir la mentalidad cultural en países como México, América Central y África, en los que la gente pobre concibe que el trabajo infantil es parte de la vida. Si los niños están trabajando, es imposible alcanzar la meta de educación, y sin educación, es imposible tener una economía sustentable.
Se habla de las metas post2015…
Es una pena que tengamos que cambiar las metas, es un juego de tontos. Si estás jugando futbol, de un lado tienes al Gobierno y del otro lado a los niños, y de pronto les mueves la portería 20 metros, estás haciendo tontos a los niños y a la gente pobre.
La primera conferencia mundial sobre educación fue en Tailandia en 1990, se decía que para el 2000 habría educación para todos. La meta se cambió para 2015 y ahora se habla de 2030. Habrán pasado 40 años y se habrán perdido dos generaciones.
¿Qué sucede con el combate al trabajo infantil en países como México e India?
La constitución es clara: no se permite el trabajo infantil, lo que significa que quienes son electos deben protegerla, pero cuando se trata de temas de infancia, se les olvida la constitución, los niños no son votantes. Más o menos lo mismo pasa en la India.
La aplicación de la ley es una responsabilidad del Estado, pero también es una responsabilidad de las corporaciones. Hay un gran número de multinacionales que operan de este lado del mundo, y si estas empresas son lo suficientemente serias, deben asegurar que no hay trabajo infantil en sus cadenas de producción, presionando a sus proveedores y a sus productores, e instalando un mecanismo de monitoreo independiente.
Se habla mucho de las cadenas globales de valor, pero poco del trabajo infantil en estas cadenas…
Por la globalización de la economía, las cadenas globales de valor son inevitables, hay varias capas, lo que tenemos que hacer es supervisar que en cada una de estas capas no hay trabajo infantil.
Desafortunadamente los niños son la mano de obra más barata a nivel mundial. En el mundo hay 215 millones de niños que trabajan, y más de 200 millones de adultos desempleados. Hay un círculo vicioso: si el mundo puede ofrecer 215 millones de empleos a los niños, ¿por qué no se los da a los adultos, que en ocasiones son los padres de estos niños?
El ingeniero, de 57 años, aseguró que el trabajo infantil se combate a partir de tres componentes: el de la aplicación de la ley, el del combate a la mentalidad cultural y el del desarrollo, que corresponde al Estado.
Kailash Satyarthi participará en el Encuentro Internacional contra el Trabajo Infantil que organizan la UNESCO, la OIT y la Fundación Telefónica.
Fuente: Reforma
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