Todos en algún momento hemos leído una en alguna guía de restaurantes o en un periódico; las opiniones de los críticos culinarios donde califican a los establecimientos de comida… pero ¿Se puede calificar también sus sobras?
La respuesta, por sardónica que suene la pregunta, es lo que motivó a Jewish Assistance & Relief Fund (JAR), ONG en Israel que apoya la lucha contra la pobreza, a desarrollar estos anuncios exteriores BTL para generar conciencia en la ciudadanía de lo que significa comer en las calles… directamente de los botes de basura.
La acción consisitió en pegar a las paredes laterales de lo tambos de basura, ubicados en las afueras de los restaurantes, adhesivos con textos que simulaban ser críticas culinarias, pero escritas por algún desposeído que había ido a buscar comida en ese contenedor.
En este sentido cosas como éste se podían leer:
«Quitando la idónea localización, cerca de la zona restaurantera, el resultado fue decepcionante. las sobras de vegetales fueron miserables y las porciones demasiado pequeñas. Me llevó quince minutos urgar y batallar con cartones vacíos hasta que encontré algo de verdadera comida. Me sigo quedando con el bote de basura del número 26 de la calle Hertzel. Calificación: Incomible.»
Lo que puede parecer gracioso en primera instancia se vuelve profundamente lastimoso y duro tras la reflexión.
Hace poco acabamos de conmemorar un Día Mundial de la Alimentación más y la cifra que nos dieron es pasmosa: 1/6 del planeta padece hambre.
Una interesante ejecución que busca la conciencia en los ciudadanos respecto de donaciones pero también lo hace con la responsabilidad social de los restaurantes respecto del destino de sus mermas y lo que ellos consideran «desperdicio», cuando hay gente en las calles que haría cualquier cosa por esas raciones de comida.