El sistema alimentario es uno de los principales contribuyentes al cambio climático y, sin cambios significativos en las dietas mundiales, es poco probable que el mundo logre sus objetivos en virtud del Acuerdo de París. Además implica abordar retos importantes como reducir el consumo de carne; incluyendo la reducción de emisiones que se producen derivadas de este alimento en todo el mundo. Ante ello, ha nacido una creciente iniciativa científica: Alimentos que revierten el cambio climático… ¿De qué va exactamente? ¡Te contamos!
Si bien es cierto que las personas están preocupadas por la crisis climática y exigen acciones contundentes como como triplicar la inversión gubernamental en energías renovables, como la solar, la eólica y la mareomotriz por mencionar algunas. Sin embargo no parecen opinar igual cuando se trata de modificar sus estilos de vida.
Lo anterior derivado de los resultados que arrojó una encuesta realizada por la Universidad de Cambrige y YouGov. La encuesta realizada a personas en las siete naciones europeas más importantes demostró una amplia división de opiniones en cuanto a las políticas que parecían infringir su estilo de vida actual.
Uno de los temas que causa mayor polaridad fue un posible impuesto al consumo de carne; la mayoría de los encuestados dijo que comía carne al menos varias veces a la semana o más. Si bien, renunciar a la carne de vacuno no es una solución razonable, los avances sobre alimentos que revierten el cambio climático sería la solución para los carnívoros.
Métodos de producción sostenible
La forma en que producimos alimentos ha acelerado el cambio climático; la presión constante a que está sometida la tierra debido a los procesos de agricultura y ganadería.
La agricultura en su conjunto, y la deforestación que a veces la acompaña, contribuye con casi una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero . La agricultura también representa el 70% del uso de agua en todo el mundo.
Lo anterior lo confirma un estudio publicado por el IPPC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) donde menciona que la tierra necesita seguir siendo productiva para garantizar la seguridad alimentaria; además de su contribución frente al cambio climático. Por ejemplo, los árboles y los suelos almacenan carbono de manera efectiva.
De esta forma, la bioenergía —energía renovable procedente del aprovechamiento de la materia orgánica o industrial formada en algún proceso biológico o mecánico— debe gestionarse con cuidado para evitar riesgos para la seguridad alimentaria, la biodiversidad y la degradación de la tierra. Los resultados deseables dependerán de políticas y sistemas de gobernanza localmente apropiados.
Asimismo, cuando la tierra se degrada, se vuelve menos productiva, lo que restringe lo que se puede cultivar y reduce la capacidad del suelo para absorber carbono. Esto exacerba el cambio climático, mientras que el cambio climático a su vez exacerba la degradación de la tierra de muchas maneras diferentes.
Las dietas equilibradas que incluyen alimentos de origen vegetal, como cereales secundarios, legumbres, frutas y verduras, y alimentos de origen animal producidos de forma sostenible en sistemas con bajas emisiones de gases de efecto invernadero, presentan grandes oportunidades para la adaptación y la limitación del cambio climático.
Debra Roberts, copresidenta del Grupo de trabajo II del IPCC.
Producir alimentos que revierten cambio climático
Vacas cero neto
De acuerdo con el porta de noticias BBC, Mette Nielsen, profesora de ciencias animales en la Universidad de Aarhus, trabaja en una investigación para desentrañar cómo funciona el sistema digestivo de los rumiantes. Y de ahí derivar cómo cómo mitigar el daño que la ganadería puede causar al clima.
En una caja de plástico del tamaño de un invernadero dentro de un establo de ganado en Dinamarca se encuentra Daisy, la esperanza agrícola de un futuro sostenible
Daisy, el nombre del rumiante, es el objeto de la investigación a la cual se le registra el número de eruptos y gases emitidos; es parte de una nueva ola de métodos agrícolas y soluciones de alta tecnología destinadas a convertir el problema de la agricultura en parte de la solución del cambio climático.
No es la vaca la que produce el metano, son estos microorganismos llamados Archaea.
Siguiendo con los datos de la profesora de ciencias, la intención es bloquear en el ganado los procesos digestivos y persuadir a Archaea de producción de metano: crear una vaca neutral para el clima.
Nielsen y otros investigadores están interesados en las propiedades inhibidoras del metano de una fuente poco probable: las algas marinas. La asparagopsis, una especie de alga marina de aguas cálidas que se cultiva en Australia, contiene un compuesto llamado bromoformo que, cuando se usa para constituir tan solo el 2% de la dieta de una vaca, reduce las emisiones de metano del animal hasta en un 98%.
Granja de algas marinas
En la costa suroeste de la isla de Vancouver en la Columbia Británica, Canadá, científicos y agricultores de Cascadia Seaweed trabajan en la producción granjas de algas marinas.
La macroalga es una de las pocas fuentes veganas de vitamina B12 y solo requiere el mar y la luz del sol para crecer.
El cultivo de algas marinas no solo emite pocos gases de efecto invernadero, sino que las algas marinas son 20 veces más efectivas para secuestrar carbono que las plantas terrestres, según un estudio de 2019 de la Universidad de Harvard.
Pero esos no son todos sus beneficios. Las algas marinas absorben el exceso de nutrientes de los fertilizantes que llegan a los ríos y océanos.
Si bien los fertilizantes han ayudado a aumentar el rendimiento de los cultivos en la tierra, las cantidades excesivas que llegan a las vías fluviales pueden alterar los hábitats y dañar la vida marina. Al mismo tiempo, los fertilizantes sintéticos liberan potentes gases de efecto invernadero a la atmósfera durante su fabricación y una vez que están en los campos.
Agricultura sustentable
Las nuevas tecnologías brindan a los agricultores a gran escala reducir el uso de agua, fertilizantes, pesticidas y herbicidas y, al mismo tiempo, aumentar sus ganancias. La agricultura de precisión, como se la conoce, tiene como objetivo dirigir la cantidad correcta de agua y tratamientos químicos solo donde se necesitan, evitando la fumigación y el desperdicio generalizados.
Por ejemplo, a partir del uso de nanopartículas de sílice mejora la resistencia a las enfermedades en las plantas. Algunas de estas soluciones también contienen microorganismos para ayudar a impulsar la regeneración del suelo.
Pero una nueva ola de agricultores espera eliminar por completo el uso de fertilizantes y pesticidas artificiales al permitir que florezcan los microorganismos naturales que viven en el suelo: agricultura regenerativa.
Los agricultores regenerativos como los de Full Circle Farms evitan la labranza excesiva para ayudar a mantener la estructura del suelo y las comunidades de hongos que viven en él. Esto, junto con otras prácticas como el uso de cultivos de cobertura y la siembra complementaria, tienen como objetivo ayudar a que el suelo vuelva a ser un almacén de carbono.
Si bien la agricultura industrial ha producido aumentos dramáticos en el rendimiento de los cultivos y ha hecho posible alimentar a una población en rápido crecimiento, algunas prácticas pueden degradar el suelo.
Las técnicas agrícolas dañinas han «cambiado el suelo de cultivo global de un sumidero de carbono a una fuente de carbono, contribuyendo a la crisis climática global.
Yichao Rui, científico del suelo en el Instituto Rodale, una organización sin fines de lucro con sede en Pensilvania, EE. UU.
Sin embargo, existen algunas dudas sobre el impacto que estos enfoques pueden tener en términos de atraer carbono de nuevo al suelo, particularmente a largo plazo.
Proteína de grillo
En este sentido, Alimentos que revierten cambio climático, existe una propuesta para la soberanía alimentaria y la crisis climática: Proteína de grillo. Así es, Entomo Farms — señala que tanto los grillos como junto con una variedad de otros nutrientes clave contienen tanta proteína por 100g como la carne de res. Y a diferencia de la carne de res y cerdo, los insectos como los grillos emiten gases de efecto invernadero comparativamente bajos y requieren muy poco alimento, tierra o agua, según la FAO.
El desafío será hacer que la proteína de insectos sea apetecible para papilas gustativas no acostumbradas.
Captura de CO2 en alimentos
Otro enfoque es buscar utilizar los propios gases de efecto invernadero en nuestros alimentos. Las tecnologías de captura de carbono utilizan el CO2 capturado de una fuente concentrada, como una planta de cemento, o la captura directa de aire que elimina el dióxido de carbono del aire ambiente. El CO2 capturado puede almacenarse permanentemente en la Tierra. Pero cuando la tecnología de captura de carbono no se usa para secuestrar carbono, el CO2 puede reutilizarse para crear productos como vodka y agua con gas.
Por ejemplo, Coca-Cola se asoció con Climeworks, una empresa suiza de captura directa de aire, para utilizar el CO2 capturado para darle al agua con gas Valser su efervescencia. Una vez que se abre la botella, el CO2 se libera nuevamente al aire, pero la alternativa a usar el CO2 capturado en las bebidas es tomar gas natural almacenado de manera segura bajo tierra o usar subproductos de la fabricación.
Si bien es posible que el vodka no resuelva los problemas de seguridad alimentaria mundial, estos productos de consumo están ayudando a crear demanda de tecnología de captura de carbono, que, si se amplía, podría desempeñar un papel en la reducción de las emisiones de CO2.
Ciertamente, la combinación de innovación tecnológica, nuevas formas de cultivo y la cambiante demanda de los consumidores creará un cambio significativo en la huella alimentaria mundial.