Según un nuevo informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE), América Latina se posiciona como un actor fundamental y con un papel influyente en el sector energético global, gracias a su dotación de recursos energéticos y minerales, así como a su historial en energías limpias.
La región tiene el potencial de no solo cumplir con sus compromisos de emisiones netas cero, sino también de convertirse en un líder mundial en la producción de minerales críticos y en la transición hacia una economía de energía limpia y sostenible. Sin embargo, para capitalizar completamente esta oportunidad, es imperativo abordar las lagunas en las políticas identificadas en el informe.
Análisis profundo del futuro sostenible de América Latina
El «Latin America Energy Outlook» (2023) es un análisis exhaustivo de la región, incluyendo el Caribe, que abarca una amplia gama de combustibles y tecnologías energéticas en 33 países. La abundancia de energías renovables de alta calidad, petróleo, gas y minerales estratégicos sitúan a estos países como potenciales líderes en la seguridad energética global.
«América Latina y el Caribe pueden desempeñar un papel enorme en la nueva economía energética global. Con recursos naturales increíbles y un compromiso de larga data con las energías renovables, los países de la región ya tienen una ventaja en materia de transiciones seguras y sostenibles hacia la energía limpia. Inclinarse hacia estas transiciones impulsaría el crecimiento de las economías locales y pondría al sistema energético mundial sobre una base más segura».
Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE.
América Latina en el futuro energético
En total, los países de América Latina y el Caribe poseen aproximadamente el 15% de los recursos globales de petróleo y gas natural, siendo también una región clave para la producción de minerales esenciales en tecnologías de energía limpia. Más de la mitad de las reservas globales de litio, así como más de un tercio de las reservas de cobre y plata se encuentran aquí.
El litio, en particular, adquiere cada vez más importancia en el mercado de vehículos eléctricos y baterías, así como en otros dispositivos electrónicos. Además, la región cuenta con un suministro sólido de electricidad limpia que permite la minería y procesamiento sostenibles de estos materiales, según señala el informe.
A pesar de ser una región tan rica en recursos, el informe identifica lagunas en las políticas, como evidencia el hecho de que solo 16 de los 33 países analizados se han comprometido a alcanzar emisiones netas cero para mediados de siglo o antes. Aunque se han hecho estos compromisos, la región aún depende de los combustibles fósiles para satisfacer sus necesidades energéticas, y el progreso en energías limpias es limitado.
Desafíos y oportunidades
La región enfrenta un vacío de emisiones del 40% entre lo proyectado según las políticas actuales y los compromisos ya anunciados, un vacío que podría ser llenado por las energías renovables si se cumplen los compromisos. Aumentar el uso de energías renovables no solo ayudaría a cumplir con los objetivos de emisiones netas cero, sino que también impulsaría el mercado del hidrógeno, contribuyendo a la descarbonización de la industria pesada y el transporte de carga a nivel nacional e internacional.
El informe destaca cuatro acciones clave que la región debería tomar para reducir las emisiones de carbono:
- Aumentar la adopción de energías renovables.
- Impulsar la electrificación de la industria y el transporte.
- Mejorar la eficiencia energética para moderar el crecimiento de la demanda.
- Incrementar el acceso a soluciones de cocción limpia.
Inversiones y financiamiento
Para lograr estos objetivos, se subraya la necesidad de aumentar las inversiones. El informe predice que el financiamiento para proyectos de energía limpia debe duplicarse para 2030, alcanzando los $150 mil millones de dólares, y quintuplicarse para 2050. Este nivel de inversión cambiaría la proporción de inversión en fuentes limpias respecto a los combustibles fósiles, pasando de alrededor de 1 a 1 en la actualidad a 4 a 1 en la década de 2030.
La transición también requerirá llevar la energía limpia a las personas en la región, donde actualmente 17 millones carecen de acceso a la electricidad y 74 millones no disponen de suministros de cocción limpios.
Además de impulsar las energías renovables y expandir la energía limpia en la región, reducir las emisiones de metano provenientes de la producción de petróleo y gas es crucial. Los principales productores en la región podrían reducir las emisiones en casi un 80% con costos bajos, y alrededor del 40% podrían hacerlo sin costos netos. Esta acción respaldaría la Iniciativa Global del Metano, que pide a los signatarios reducir las emisiones globales de metano en al menos un 30% desde los niveles de 2020 para 2030 a través de acciones colectivas.
A manera de conclusión, el informe señala que América Latina y el Caribe tienen la oportunidad no solo de asegurar su propia transición sostenible, sino también de contribuir de manera significativa a la seguridad energética global y a la reducción de las emisiones globales. En un mundo que busca urgentemente soluciones sostenibles, la región se encuentra en una posición clave para ser no solo un participante activo sino también un líder en la transformación hacia un futuro energético más limpio y sostenible.