Las reformas a la ley de residuos sólidos del Distrito Federal, que prohíben la entrega “gratuita” de bolsas de plástico y el uso de bolsas reciclables para sustituirlas por biodegradables, ya se replicaron en San Luis Potosí, Tabasco y Quintana Roo. Hay también iniciativas pendientes de aprobación en Aguascalientes, Michoacán, Puebla, Veracruz y Zacatecas, así como en Boca del Río y Guadalajara.
Dos errores fundamentales se presentan en todos estos casos:
1) Se exige que las bolsas sean biodegradables, cualidad que no se ha podido definir y que en el DF se ha topado con serios problemas técnicos.
2) Se prohíbe algo que no existe: la entrega gratuita, pues todas las bolsas se cobran en el precio de las mercancías que los consumidores adquirimos.
Las bolsas “oxo-degradables” hicieron su aparición en el mercado, pero son fabricadas a partir del mismo polietileno al que sólo se le añade un aditivo que acelera su oxidación y finalmente su destrucción.
Los fabricantes de bolsas empleamos en promedio 16% de material reciclado que proviene de la recuperación de residuos post-industriales y post-consumidor. Nos conviene utilizar la mayor cantidad posible de reciclado porque reduce nuestros costos sin demeritar la calidad de los productos. De contar con más material reciclado, podríamos elevar su contenido hasta 38% del peso de las bolsas.
Para que lo anterior suceda, tenemos que estar seguros de que las bolsas oxo-degradables se pueden reciclar y ahí es donde surgen dudas por parte de recicladores y fabricantes de bolsas, que lo han intentado o simplemente por temor de que los procesos no funcionen de manera correcta o la calidad se demerite.
Estas dudas tienen que resolverse con algo más que una mera afirmación de los proveedores de los aditivos oxo-degradantes o datos de experimentos realizados en otros países, pues las condiciones en que allá se utilizan las bolsas de plástico son muy diferentes a las de México.
Desde marzo pasado y ahora en mayo, ante los diputados de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, los productores de bolsas plásticas propusieron que se realicen pruebas estandarizadas a fin de tener la certeza de que los materiales oxo-degradables son o no reciclables. Estamos a la espera de la respuesta de la Asociación Latinoamericana de Oxo-biodegradables para iniciarlas.
La degradación destruye recursos que debemos reaprovechar. Por ende, el reciclaje es nuestra primera opción pero hay dos limitantes:
1) Inadecuadas prácticas de separación de basura. Los consumidores entregan la basura mezclada, lo cual hace antieconómica su separación, porque se ensucia con material orgánico.
2) Limitaciones en la infraestructura municipal para recolectar en forma separada los residuos reciclables y favorecer la recuperación de las bolsas y de muchos materiales más.
El consumidor mexicano reutiliza en más de 80% las bolsas de plástico que recibe en los comercios, porque almacena en ellas su basura doméstica y le evita la compra de bolsas para tirar la basura. En Estados Unidos o en Australia la reutilización no rebasa el 19% y los consumidores están acostumbrados y tienen el poder adquisitivo suficiente para comprar bolsas para basura. Además, los sistemas de recolección en esos países son muy diferentes al nuestro, cuando en México es poco frecuente y todavía poco eficiente. En el DF, sólo el 25% de las colonias cuentan con programas de recolección separada de basura.
Si todos separamos adecuadamente la basura, por cada cuatro bolsas empleadas para contener los residuos domiciliarios, podríamos recuperar tres para incorporarlas a la corriente de reciclaje y sólo una tendría que llegar a los rellenos sanitarios, pues sería la bolsa en la que depositaríamos nuestros residuos, esta bolsa sí podría ser oxo-degradable pues no se reciclaría.
A las autoridades les corresponde dotarse de la infraestructura para recolectar la basura en forma separada y aplicar las sanciones previstas a quien tira basura en las calles o no la separa en sus domicilios, medida que es poco popular pero que es ineludible.
Con las medidas antes mencionadas, en el Distrito Federal, donde diariamente se consumen del orden de 15.4 millones de bolsas de plástico, podríamos recuperar más de 11 millones de piezas que se traducirían en 2.5 millones de kilogramos de material reciclable al mes y con ello incrementar en 84% la disponibilidad de materiales reciclados para toda nuestra industria al nivel nacional.
*Presidente de los Industriales de Bolsas Plásticas de México (Inboplast)
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