La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, acusó a la petrolera británica de falta de integridad, y reclamó indemnizaciones para los afectados por el desastre ecológico.
La presidenta de la Cámara de Representantes de EU, Nancy Pelosi, acusó ayer a British Petroleum (BP) de falta de integridad e instó a la empresa a que primero indemnice a las víctimas del derrame de petróleo en el Golfo de México antes de repartir dividendos.
En declaraciones a la prensa tras reunirse con el presidente Barack Obama en la Casa Blanca, Pelosi dijo que el gigante petrolero demostró una “falta de integridad” cuando aseguró que contaba con los suficientes recursos tecnológicos para la exploración de crudo en aguas profundas y su capacidad para tareas de limpieza.
Pelosi habló después de una reunión en la Casa Blanca para revisar la situación en el Golfo de México, donde Obama y los principales líderes de ambos partidos en el Congreso acordaron actualizar las leyes del país para casos de derrame petrolero, que consideraron obsoletas.
Obama se reunió ayer con familiares de las once víctimas que murieron tras la explosión de la plataforma Deepwater Horizon, propiedad de la firma Transocean y operada por BP, el 20 de abril.
La reunión a puertas cerradas ocurre cuando las encuestas muestran un creciente descontento popular con la forma en que el gobierno y BP han manejado la crisis por el derrame.
En tanto, todo indica que Tony Hayward no tiene intención de renunciar. En una entrevista con la cadena BBC, el domingo 6 de junio, el director general British Petroleum (BP) respondió a los que han pedido su salida: “Vamos a detener la fuga. Vamos a limpiar y reparar los daños causados al ambiente y volver a dejar el Golfo como estaba. Vamos a permanecer ahí mucho tiempo más, aun después de que se vaya la prensa”.
También rechazó precisar si la compañía iba a pagar dividendos, una propuesta que desató los reclamos en la izquierda demócrata. Hace una semana, Hayward había dicho que deseaba que le devolviera “su vida de antes”, a lo que un vocero de la Casa Blanca le respondió que a las once víctimas mortales de la explotación de la plataforma petrolera que operaba BP en el Golfo, también les gustarían seguramente que se “les devuelva la vida”.
Según el director de BP, la probabilidad de una catástrofe como la ocurrida desde el pasado 20 de abril, cuando estalló la plataforma, era una sobre cien mil: “De acuerdo a lo que sabemos, siete niveles de protección se rompieron” ese día.
La asociación de izquierda Moveon.org distribuyó la foto de un pelícano recubierto de petróleo a sus tres millones de abonados. “Es difícil de contemplar —reconoce ella, en un correo electrónico. Pero hay que mirar de frente adónde nos ha conducido nuestra adicción al petróleo”.
En Nueva Orleans, los cronistas de prensa han insistido también en que el pelícano es el ave fetiche de Luisiana.
La semana pasada, el número de pelícanos en peligro aumento súbitamente. En Luisiana, tan sólo el jueves 3 de junio, 53 especímenes fueron recuperados, contra 213 durante la semana precedente. Una vez manchados con el crudo, los pájaros se enfrían.
Y al intentar desembarazarse de su corsé, ingieren el petróleo, lo que causa daños a los pulmones y al hígado. Sus salvadores se esfuerzan en llegar a tiempo y recogerlos de la costa antes de que su temperatura no descienda demasiado bajo.
Los pájaros son llevados al centro de rehabilitación de Jackson, cerca de Venice. Después de haberlos cepillado en agua jabonosa, permanecen en observación algunos días.
Pasado ese lapso, son devueltos a las aguas del Golfo. Hasta ahora, los pelícanos eran llevados a la bahía de Tampa, en la costa oeste de Florida. Pero con la llegada de burbujas de petróleo a las playas, los socorristas deben ir más lejos.
El domingo 13 de junio, seis pelícanos y cuatro gaviotas fueron llevados en un avión de los guardacostas con destino al refugio natural de Merritt Island, cerca del Centro Espacial Kennedy, sobre la costa atlántica de Florida.
A 52 días del inicio del derrame en el Golfo, el impacto real aún no se conoce del todo. Las cantidades derramadas también son imprecisas: de 100 millones a 215 millones de litros.
El Washington Post hizo una comparación con las mareas negras precedentes. Según los estudios publicados sobre las consecuencias a largo plazo del desastre causado por el buque Exxon-Valdez, que derramó 48 millones de litros en la bahía del Príncipe Williams en Alaska, una población de 700 mil pájaros marinos fue eliminada, así como 5 mil lobos marinos.
Más de veinte años después, el número de lobos marinos no ha vuelto a su nivel anterior. Y los arenques han prácticamente desaparecido. Sobre todo, porque el petróleo permanece durante mucho tiempo. En 2003, todavía se encontraba crudo del Exxon-Valdez, que colisionó contra un arrecife, en especial sepultado en la arena. Y a tantos años de distancia, los científicos dan cuenta de los efectos en la tasa de reproducción de las tortugas y los cangrejos.
Estos últimos reaccionan con lentitud, como bajo el efecto de narcóticos, y son más débiles para cavar más profundo, cuando el petróleo se queda en la arena en una franja de 15 centímetros.
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