La batalla contra los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) ha escalado con el lanzamiento de un nuevo fondo de inversión liderado por James Fishback y apoyado por prominentes figuras del entorno político conservador, incluido Donald Trump. El fondo, denominado Azoria 500 Meritocracy, busca excluir a empresas que promuevan políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) de su índice. Dicho fondo anti-woke castigará a Starbucks por su compromiso con estas iniciativas y a una lista de cerca de 30 compañías, a menos que abandonen estas políticas.
El ataque contra Starbucks refleja un esfuerzo mayor por parte del movimiento anti-woke para desmantelar políticas corporativas que, según sus líderes, no se alinean con los valores conservadores. Sin embargo, esta campaña tiene implicaciones preocupantes para el futuro de la inclusión en las empresas, poniendo en riesgo los avances logrados en diversidad dentro del entorno laboral.
Fondo anti-woke castigará a Starbucks
El fondo Azoria 500 Meritocracy, anunciado en un evento en Mar-a-Lago, busca capitalizar la narrativa anti-“woke” impulsada por Trump y sus aliados. Según Fishback, el objetivo es permitir que los inversionistas rechacen empresas que consideran «progresistas» y presionar a las corporaciones para que eliminen políticas de inclusión. Durante el evento, Fishback señaló que el fondo es “una respuesta a las cuotas ilegales en contrataciones”, aunque Starbucks ha negado enfáticamente usar este tipo de prácticas en sus procesos.
El fondo excluye a empresas emblemáticas como Starbucks, que se ha distinguido por su compromiso con la DEI desde 2020. Estas políticas han sido defendidas por líderes empresariales como Jamie Dimon de JPMorgan Chase, quien asegura que la diversidad “es buena para los negocios”. A pesar de esto, Fishback sostiene que estas prácticas perjudican el desempeño financiero de las empresas, aunque no ha presentado datos concluyentes al respecto.
El lanzamiento del fondo refleja un cambio en el panorama político y empresarial, alimentado por la administración de Trump y su enfoque en crear una “economía paralela”. Sin embargo, analistas como Bryan Armour de Morningstar advierten que un ETF de este tipo enfrentará grandes desafíos para influir significativamente en las prácticas corporativas. El fondo anti-woke castigará a Starbucks y a otras empresas que implementen principios de inclusión, marcando un precedente preocupante para el sector privado.
Starbucks, la primera víctima…
Starbucks, conocida por su liderazgo en políticas inclusivas, ha sido señalada como ejemplo de las prácticas que el fondo anti-DEI busca erradicar. Desde el asesinato de George Floyd en 2020, la compañía implementó medidas para fomentar un entorno más equitativo, como programas de capacitación en diversidad y objetivos claros para aumentar la representación de grupos subrepresentados en sus equipos.
Sin embargo, estos esfuerzos la han colocado en el punto de mira de grupos como Azoria Partners, que los interpretan como imposiciones ideológicas. Según investigaciones, las mujeres y empleados de color siguen estando subrepresentados en posiciones de poder en las empresas estadounidenses. Esto demuestra la necesidad de políticas como las de Starbucks para nivelar el terreno.
El impacto no solo es empresarial, sino también social. Según datos recientes, siete de cada 10 ejecutivos de las empresas más grandes de Estados Unidos son hombres blancos, y una de cada siete empresas tiene equipos ejecutivos integrados únicamente por hombres blancos. Estas cifras subrayan la importancia de mantener políticas de inclusión como las que Starbucks defiende, especialmente en un contexto donde la representación sigue siendo un reto clave.
La presión de fondos como Azoria podría desincentivar a otras empresas de invertir en iniciativas DEI, lo que sería un retroceso importante en la búsqueda de entornos laborales más diversos e innovadores. Este ataque no solo pone en jaque a Starbucks, sino también a los valores de inclusión que muchas compañías han adoptado como parte de su responsabilidad social empresarial.
Implicaciones económicas y sociales del movimiento anti-DEI
El surgimiento de iniciativas como el Azoria 500 Meritocracy no solo tiene implicaciones en la forma en que se gestionan las inversiones, sino también en el tipo de valores que las empresas y los inversionistas deciden respaldar. Según Fishback, el objetivo es “limpiar” el índice S&P 500 de empresas que prioricen la diversidad y la sostenibilidad por encima del rendimiento financiero. Sin embargo, líderes empresariales como Jamie Dimon argumentan que la diversidad no es solo una estrategia ética, sino también una ventaja competitiva.
Por su parte, los detractores del fondo señalan que carece de bases sólidas para demostrar que las políticas de inclusión afecten negativamente el desempeño financiero. Analistas como Bryan Armour consideran que, al ser un ETF pequeño, la capacidad de Azoria para influir en empresas estadounidenses será limitada. Además, existe un riesgo inherente de que el fondo termine enfrentando problemas de liquidez, como ha sucedido con otros ETF temáticos de menor escala.
La politización del mercado financiero, a través de instrumentos como este fondo, puede generar divisiones en la forma en que las empresas abordan temas de responsabilidad social. Esto podría llevar a un estancamiento en la implementación de prácticas inclusivas, un factor que, según diversos estudios, tiene un impacto positivo en la innovación y el desempeño empresarial a largo plazo.
Los riesgos de politizar la inclusión corporativa
El lanzamiento del fondo Azoria 500 Meritocracy refleja un giro alarmante hacia la politización de las políticas corporativas, afectando directamente a empresas como Starbucks que lideran en responsabilidad social. Si bien esta iniciativa busca posicionarse como una herramienta de inversión meritocrática, su rechazo a los principios de DEI expone una falta de visión a largo plazo sobre el impacto positivo de la diversidad en los negocios.
El avance en inclusión y sostenibilidad no debe ser visto como una amenaza, sino como una oportunidad para construir empresas más resilientes y alineadas con las necesidades sociales actuales. Fondo anti-woke castigará a Starbucks, pero este ataque no debe desviar a otras compañías de su compromiso con la diversidad e inclusión, esenciales para el éxito a largo plazo.
La responsabilidad social empresarial no es solo un valor ético, sino un pilar fundamental para el desarrollo sostenible de las empresas y de la sociedad. Las organizaciones deben mantenerse firmes en su compromiso con la diversidad y la equidad, priorizando políticas que no solo beneficien a sus empleados, sino también al entorno social en el que operan. Solo así podrán superar los desafíos que representa la politización de sus estrategias y seguir construyendo un legado de impacto positivo.